Capital Federal (Agencia Paco Urondo) La derrota del compañero Néstor Kirchner y de la mayoría de las expresiones que se presentaron como kirchneristas en las elecciones del 28 de junio en los principales distritos del país, nos lleva a plantearnos revertir LA AUSENCIA DE UNA ESTRATEGIA DE ACUMULACIÓN POLÍTICA POPULAR, que movilice la potencia social residente en los sectores populares beneficiarios de las medidas positivas de gobierno.
La ausencia de una organización política militante demostró ser determinante no ya para sostener embates de fondo contra la oligarquía como fue la batalla por la resolución 125, donde perdimos en el Congreso y en la calle, sino incluso para garantizar una contienda electoral, cuando la derecha realiza una lectura inteligente respecto de dónde está su enemigo, cuáles son sus debilidades y se organiza dentro y fuera del PJ subordinando la política al interés de clase.
Se intentaron desde el seno mismo de la dirigencia oficialista, explicaciones a la derrota que en general soslayan la ausencia de una construcción orgánica como causa determinante. Se argumentan dos factores de peso: el rol de los medios de comunicación al servicio de la derecha u oposición (para no dejar a Pino Solanas en la derecha), y el repliegue de Kirchner sobre la estructura del PJ, con la consiguiente “traición” de los intendentes del conurbano. La ausencia de poder político organizado pulveriza -como causa concreta de la derrota- cualquiera de ambos subterfugios explicativos: EL PERONISMO COMO ESTRUCTURA MILITANTE FUE LA MÁS PODEROSA MÁQUINA COMUNICACIONAL DESARROLLADA POR NUESTRO PUEBLO. Fue implacable para derrotar a Braden y La Nación de campaña antiperonista por todo el territorio nacional y, luego del ’55, decreto 4161 mediante, dirigir en la clandestinidad el retorno de Perón a la Patria. Por otro lado, el peronismo organizado como fuerza política estructurante de subjetividad, siempre disciplinó al conjunto en torno al objetivo político estratégico definido por su líder. Y esto sucedió aún con Menem presidente.
Cabe a la vez preguntarse, qué fue la “transversalidad”, sino otra cosa que una herramienta electoral mientras no se contaba con el poder del PJ. Las alianzas conformadas desde la concepción electoral y como playón de acceso al espacio estatal no alcanzan a conformar poder real. Esto fue evidente en el conflicto por las retenciones, donde la iniciativa de Néstor Kirchner fue mucho mas allá de lo que recomendaba avanzar gran parte del espectro “progresista” que lo acompañaba en el formato “transversal”.
LA MILITANCIA PERONISTA QUE SE DEFINE COMO REVOLUCIONARIA DEBE SUPERAR EL COMPLEJO POLÍTICO que la empuja permanentemente a salir corriendo hacia armados alternativos antes de afrontar la tarea histórica de reorganizar al Movimiento en todos sus frentes, y a la vez ganar el PJ para el movimiento popular.
Por dónde
Está claro: ENFRENTAR AL PODER ECONÓMICO Y SOCIAL EN ARGENTINA REQUIERE DE MUCHO MÁS QUE UNA ALIANZA ELECTORAL. Si se sale debilitado políticamente de la resolución 125, fue por carecer del poder necesario para impulsar tal confrontación e imponerse (incluso, para que una eventual derrota no arrastre al gobierno y su legitimidad). Es cierto también, que CON EL PERONISMO SOLO NO ALCANZA. Pero es un error que para sumar a la pequeñoburguesía definida como “progresismo”, se le ceda a ésta la conformación de la herramienta política.
En la tarea de recomposición orgánica, un plano aparte requiere la consideración del movimiento obrero. La ausencia de una conducción política con perspectiva estratégica de parte del peronismo, hace que la dirigencia sindical se posicione frente al gobierno como un actor independiente, que actúa pendularmente según se vea beneficiado o perjudicado por las medidas de gobierno. La movilización de 300000 obreros del 30 de abril, se plantó como de apoyo al gobierno en un esquema típico de negociación, cuando esa fuerza debería estar claramente inserta en una estrategia centralizada en la conducción política de enfrentamiento al poder económico. Y sobre este plano, en el de fortalecer la organización y participación sindical, en organizar los trabajadores informales, en promover instancias de participación de la organización sindical en la definición de las políticas económicas y sociales, en constituir a los trabajadores en su conjunto en interlocutores privilegiados de las políticas de gobierno, es donde tiene que avanzar el gobierno popular y es TAREA OBLIGADA DE LA MILITANCIA PERONISTA DENTRO Y FUERA DEL GOBIERNO.
Es necesario combatir la posición de los que acompañaron acríticamente todo el proceso decidido por Néstor Kirchner hasta el 28 de junio (ni consideramos los oportunistas que defeccionaron antes, por no acceder al reparto o por eludir resultados de pronósticos desfavorables), y con el escrutinio adverso vienen a plantear que el principal error de Kirchner fue replegarse sobre el PJ y salen ahora a reflotar la idea de la “transversalidad” como superación del peronismo.
SOSTENEMOS QUE EN ARGENTINA NO HAY OTRO SUJETO QUE NO SEA EL PJ (salvo la mesa de enlace), aún con sus estructuras vaciadas, y Kirchner debió tomar el partido para conducir el único poder político realmente existente, mucho más luego de la derrota ante el campo, cuando hubo que disciplinar a diferentes actores de la burocracia pejotista que vieron una oportunidad para comenzar a desmarcarse. El PJ es un aparato de poder absolutamente territorializado, donde los caudillos en cada distrito son los que mandan, totalmente vaciado de un programa político estratégico ni instancias de participación colectiva. Pero no deja de ser también un producto del estado general del campo popular y desde ahí hay que partir, dando la batalla de fondo por recuperar y llenar de vigor transformador el movimiento y las estructuras del PJ, al menos mientras la política en su conjunto siga desarrollándose excluyentemente en el marco de la institucionalidad demoburguesa. Incluso es desde ese marco desde donde hay que partir para desarrollar organicidad popular de cambio revolucionario.
Una estrategia de construcción política que se proponga objetivos de justicia a nivel popular, no puede operar en el aquí y ahora del país fuera del campo simbólico político del peronismo. Esto es, tomar lo genuino de su historia, sus realizaciones como gobierno, sus íconos, sus discursos y formas discursivas, sus modos organizacionales y de participación en torno a la construcción de poder popular, sus mecanismos hegemónicos en relación a la cultura popular, la educación, la formación de conciencia autónoma, etc., y ordenar la práctica política desde estos elementos. Esta idea, más allá de “que no se puede repetir un hecho histórico” –latiguillo siempre al alcance de liberales y reformistas para poner al movimiento popular siempre en el punto de cero- está lejos de ser planteada como repetición, sino como una fórmula para la reconceptualización de la acción y la teoría política dominante.
Es necesario recrear los aportes que la militancia peronista incorporara a la práctica política en términos de método y organización, como los frentes de masas, los ámbitos, asambleas, movilizaciones, instancias de participación y democracia directa, integralidad de las prácticas, formación política, organización de la fuerza en relación a las prácticas sociales de sobrevivencia cotidiana, la reivindicación de la militancia y el combate a la burocratización, etc. Conceptos y prácticas que permitieron gestar el mayor hecho revolucionario que registra la historia política argentina, como fue el retorno de Perón vía la lucha organizada del pueblo.
La organización y trabajo en frentes territoriales, sindicales, estudiantiles, culturales y la lucha en las calles conforma la clave del enfrentamiento con los sectores sociales dominantes en el país. Orientar un plano de la lucha de acumulación política hacia el PJ no implica subsumirnos en una práctica de políticos profesionales. No podemos ceder volviendo la política al cauce de los burócratas, funcionarios y legisladores, vaciándola de militancia. Pero si estamos obligados en esta coyuntura a tener una política hacia el PJ que lo constituya en sujeto de transformación política. CEDER UNA VEZ MÁS LAS ESTRUCTURAS DEL PJ A LA DERECHA ES ABRIR OTRA VEZ LAS PUERTAS A LA DERROTA POPULAR.
ESTRUCTURAR LA POLÍTICA e incluso la acción de gobierno misma DESDE LA MILITANCIA Montar desde el mapa territorial de la crisis social y económica y la diversidad de demandas, brigadas de militantes y activistas políticos y técnicos que salgan a implementar, en coordinación con los efectores y servicios existentes en cada área, acciones de comunicación, detección de problemas y demandas, control y seguimiento de la aplicación de los programas de gobierno para cada área en cada lugar del territorio, y producción de la información crítica en terreno que permita realimentar el diseño de las políticas respectivas para cada frente. Para combatir desde la gripe A a la inflación, o detectar explotación infantil en el campo. A su vez, estimular la organización de las comunidades tanto para la demanda al Estado ante a la necesidad como para la búsqueda de respuestas autónomas. Una estrategia que desde la institucionalidad burguesa movilice a la participación política y organice amplios sectores populares que son sujetos de la política de gobierno, para avanzar en la conformación de un NUEVO ORDEN SOCIAL Y POLÍTICO NACIONAL, POPULAR Y REVOLUCIONARIO.(Agencia Paco Urondo)
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