miércoles, 8 de abril de 2009

“Anoche, los eternautas vencimos a los cascarudos”, por Joe Cornejo

CAPITAL FEDERAL (Agencia Paco Urondo) Poquito después del golpe militar del 55, Germán Oesterheld y Solano López publicaban una historieta que sería la metáfora paradigmática de la lucha del Pueblo argentino contra sus opresores y homicidas. En ella, extraterrestres horribles (los cascarudos), manipulados por seres más inteligentes, conquistaban Buenos Aires inundándolo de un polvo venenoso y provocando un genocidio masivo. Los seres humanos salían inorgánicamente a resistir y en la batalla se iban organizando.

En la medianoche del caldeado lunes 25, los cascarudos salieron a conquistar la ciudad. Hacía por lo menos una semana que Clarín (el polvo blanco) llamaba “paro histórico” a la extorsión que hacen los sectores acomodados del campo al conjunto de la sociedad argentina. Tanto fogoneaba “el gran diario” que la mecha se encendió: las clases más prósperas de Capital Federal salieron con sus cacerolas pretendiendo repetir el 20 de diciembre. O lo que ellos pensaban que fue el 20 de diciembre.

Con mi novia, llegábamos cansados de la calle cuando encontré el teléfono en llamas. Encendí el televisor y vi a todos esos cascarudos tomando la plaza y pidiendo un regreso al modelo que dejó al 60% de los argentinos bajo la línea de pobreza, al genocidio silencioso. Enseguida empecé a llamar, otros compañeros me llamaron, mandé un cable de la Paco Urondo convocando a movilizar ya y, de puro calientes nomás, arrancamos con mi chica para la Plaza. Solitos. Nos pusimos las zapas de lona, por si nos corrían varias cuadras.

Pero llegando a Avenida de Mayo y Perú, los eternautas éramos muchos más de los que creíamos. Y ellos eran mucho menos de los que proponían las cámaras rencorosas de TN y Canal 13. Grité ¡Viva Néstor! y una señora muy paqueta preguntó cuánto me pagaban. Me reí por dentro sabiendo que estoy desocupado. Un pibe en rollers me apoyó con un ¡Viva Cristina!

A media cuadra se había generado un forcejeo entre las provocaciones de lo peor de la clase media y muchos compañeros llegados desde todos lados (incluso La Plata). “La Plaza es de las Madres, y no de los cobardes”, resonaba a coro. Cuando le rompieron una botella en la cabeza de un compañero de La Cámpora, Andrés Larroque (el “Cuervo”), los compañeros insistieron con la cordura. La prepotencia de los cascarudos fue aminorando cuando veían que nosotros éramos más y más. Y la llegada de una columna poco numerosa, pero de alto peso simbólico de la FTV – al canto de “el pueblo, unido, jamás será vencido” - terminó por desmoralizarlos.

Entramos eufóricos a la Plaza bajo la consigna “Patria sí, colonia no”. Compañeros del campo popular, enfrentados por pequeñas miserias, se reencontraban en el abrazo de la lucha popular. Se entrecruzaron las banderas de la JP Descamisados, la Juventud del Proyecto Popular, la JP Identidad, la JP Evita, la Cámpora, el Frente Transversal, Octubres y militantes de Madres, entre los que no se me escapan de la memoria. No había muchos funcionarios, pero había que reconocer a los que estaban: los diputados Segarra, Dalessio, Antonuccio, Di Tullio, los funcionarios bonaerenses Koenig, Gómez, Besada, los funcionarios platenses: Martorelli, Riesgo, Soria, la concejal moronense Rodríguez.

Fue doloroso ver una bandera de quienes dicen representar a los trabajadores del Casino defendiendo a los cascarudos. Como en la historieta, eran los seres humanos sin capacidad de reflexión propia, que traicionaban a los eternautas. Sobre el final, la comedia reemplazó al drama cuando un compañero en silla de ruedas perdió la cordura ante una mujer que lo provocaba y la corrió media cuadra por Rivadavia.

Por supuesto, Clarín continuó con su bruma asesina y hoy hablaba de “ataques” mientras TN mostraba el exabrupto de Luis D´Elía mientras un próspero chacarero le cantaba sus verdades. Pero no nos importa, como decía Evita, “a la fuerza brutal de la antipatria le opondremos la fuerza popular organizada”. Y lo haremos por Oesterheld y por los otros 30 mil desaparecidos que esta clase social nos impuso. (Agencia Paco Urondo)

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