jueves, 16 de diciembre de 2010

Controlando al Capital, por Exequiel Cunibertti

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado por Diario BAE 10/12/2010)

En la Republica Argentina, el desarrollo económico y social ha sido reinstaurado a partir del año 2003. Es importante señalarlo, dado que economistas del campo ortodoxo y algunos del heterodoxo todavía presentan reticencias en reconocerlo. El desarrollo económico que Néstor Kirchner instauró y que esta profundizando la presidenta Cristina Fernández presenta un alto grado de inclusión social, de redistribución de la riqueza, un fuerte crecimiento de todos aquellos indicadores que permiten determinar el grado de desarrollo económico y social de un país.

Tanto la tasa de actividad, como la cantidad de trabajadores declarados, el salario mínimo, vital y móvil, el índice de nivel de empleo industrial, en construcción, en comercio y el índice de nivel de empleo total, el nivel de alfabetización, los niveles de esperanza de vida y la capacidad de desarrollar nuevas tecnologías han tenido un fuerte crecimiento sostenido durante el presente período. Pero además, ha contado con una fuerte disminución de las tasas de desempleo y subocupación, la tasa de mortalidad infantil y las tasas de desigualdad, entre otros indicadores.

De esta manera, podemos afirmar que este modelo de desarrollo es, sin lugar a duda, el más importante en los últimos 60 años. Sin embargo, debemos contemplar algunas situaciones que impiden profundizar aún más el modelo. Cabe destacar que ciertos aspectos en materia económico-tributaria continúan presentando rasgos de desigualdad. Mismo caso se presenta en materia financiera con el acceso al crédito. Estos ejes centrales de discusión han tenido una fuerte modificación, en su modo de operación y su capacidad de respuesta, durante estos últimos años. Han desarrollado grandes avances en materia de controles, en materia de investigaciones, y por sobretodo, en romper con los ejes centrales del neoliberalismo acompañando el proceso con políticas fiscales y monetarias muy importantes.

La discusión sobre el sistema tributario argentino es amplia e importante, dado que afecta a sectores económicos poderosos y a la población argentina en su totalidad. Pero es necesario indagar el siguiente interrogante: ¿porque grupos económicos fuertes y consolidados adhieren a mecanismos poco claros que permiten suavizar su contribución fiscal?

Debemos considerar que, gracias a los cambios tecnológicos en materia de controles e investigación, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) durante el presente año ha podido determinar graves casos de evasión fiscal que desfinancian al fisco, defraudan al erario público y cuyo sustento legal deriva de la Ley Penal Tributaria que concibe infinitos grises dentro del concepto de elusión fiscal. Los casos más relevantes han sido los de Bunge, Cargill y en estos últimos días el de Molinos Río de la Plata. Grandes multinacionales que utilizaron un mismo mecanismo base: la triangulación.

¿Qué es triangular? Es vender, o declarar que se vende, desde Argentina hacia un país con una minima o nula carga fiscal de manera de contribuir poco o nada sobre dicha operación, y luego desde ese país vender a países con contribuciones más elevadas. Es decir, que la triangulación es un mecanismo por el cual las empresas utilizan un intermediario para pagar una menor cantidad de impuestos.

Veamos un caso. Uruguay tiene dentro de su territorio lo que se denominan zonas francas. Zonas de escasa o nula tributación que no llegan a ser considerados Paraísos Fiscales o zonas Off-Shore, pero que se le parecen bastante. Durante el año 2009, de acuerdo a la información que proporciona Aduana, las exportaciones que Argentina realizó a Uruguay fue de US$ 2.015 millones. Hasta aquí uno podría considerar que no existe ningún tipo de inconveniente. Pero al analizar los datos que AFIP recibe, en base a las declaraciones juradas (DDJJ) de IVA, sobre empresas argentinas en operaciones con empresas del país hermano, esa cifra asciende a US$ 8.842 millones. Por lo tanto, existe una diferencia del 338.81%.

Ante esto podemos preguntarnos de lo declarado por facturación, ¿donde fue a parar la diferencia de las mercaderías exportadas por US$ 6.827 millones? Y desde aquí se debe analizar el problema. Si esas mercaderías salieron del país hacia Uruguay, según los declarado en la DDJJ de IVA, donde fueron a parar dado que Uruguay sólo recibió el 22,8% de esa mercadería. La evidencia ante la razón indica que el saldo restante de las mercaderías nunca cruzaron el charco, sino que fueron enviadas hacia otros destinos. De esta manera, estamos ante un caso de evasión fiscal a niveles muy importantes.

Comparémoslo con alguna cifra relevante en materia socio-económica nacional. Por ejemplo, el programa de asignación universal por hijo, la medida social más importante de los últimos 60 años, que brinda cobertura a más de 3,5 millones de niños en todo el país y que generó la inserción o reinserción de más del 25% de niños en establecimientos educativos, tiene una inversión aproximada de US$ 2.500 millones. Por lo tanto, lo evadido en las operaciones comerciales con Uruguay permitiría generar más de 2,5 programas de asignaciones universales. Con esto vemos que este hecho es relevante y reviste una importante gravedad a la profundización del modelo económico argentino.

Otros países presentan las mismas diferencias entre aduana y las declaraciones juradas: Suiza, Barbados, Islas Caimán, Singapur, y la lista continua. Ante esto, ¿Como podemos explicar esta situación? Muchas empresas multinacionales con sede operacional en el país han creado filiales en distintos países del mundo, y entre estos, en algunos de escasa tributación. A partir de ello, las operaciones comerciales que realizan, las efectúan a través de dichas filiales.

La triangulación directa refiere al siguiente esquema. Una empresa con sede en Argentina, realiza operaciones con su filial uruguaya y el envío de mercaderías se hace desde la aduana nacional, en una parte por la empresa sede y en otra mediante la facturación de la empresa filial hacia la importadora real. A través de esto, la empresa con sede en Argentina sólo contribuye de la manera correspondiente en el porcentaje que exporta de por si, mientras que lo exportado por su filial ingresa en el marco de operaciones fraudulentas desfinanciando al estado nacional en los parámetros que anteriormente describimos.

Las triangulaciones con subfacturación responden a otro modelo: vender a precios inferiores que los de mercado desde las filiales hacia otros destinos, generar quebrantos contables para luego reabsorberlos en la sede central en Argentina y pagar menor cantidad de impuesto a las ganancias.

Ambos mecanismos traen las mismas consecuencias fiscales de desfinanciamiento y vaciamiento del Estado por parte de algunas empresas nacionales, y recaen en primera medida en materia de elusión. Debido a este tipo de procedimientos, los casos Bunge y Cargill se encuentran en manos de la Justicia Penal Económica y el caso de Molinos esta en proceso de investigación.

Pasando al plano financiero, también existen inconvenientes. Según una investigación realizada por Cefid-Ar (Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina) la fuga de capitales, que atenta contra la Republica Argentina, desde hace décadas tuvo un punto de impacto muy grande en el trienio 2007/2009 con un nivel de salida de capitales en términos de US$ 30.000 millones (debido en gran medida al lock-out patronal de algunos sectores agropecuarios, a la reestatización del sistema previsional y a la crisis financiera mundial). De esos US$ 30.000 millones, tan sólo US$ 1.119 millones fueron vendidos desde el Banco Central, que dirigía Martín Redrado. Por lo tanto, algo más de 29.000 millones de dólares fueron fugados por parte de los sectores privados vía el comercio exterior (dos conglomerados empresarios, como el sector Cerealero y Aceitero, están bajo un fuerte proceso de investigación por dichas operaciones).

La fuga de capitales durante el presente 2010 ha presentado una importante disminución, lo cual resulta coincidente con el arribo de Mercedes Marco del Pont y las medidas adoptadas. Los niveles de control y de cruce de información son ahora precisos e indispensables. Y ante la evidencia de este tipo de fraudes comprobados, los niveles de control han dejado de ser individuales de cada institución, y ahora son interinstitucional con una importante participación del BCRA, AFIP, UIF, Anses entre otras.

Por lo antedicho, queda reflejada la imperiosa necesidad de realizar una fuerte modificación del sistema tributario nacional para que estos marcos de elusión fiscal sean reconsiderados desde el punto de vista legal, donde el sistema tributario se convierta en un sistema más justo y equitativo, y donde el sistema financiero no repita las practicas históricas y se comience a repensar el sistema de créditos como un derecho y no como un privilegio. Y donde la contribución de los empresarios se corresponda con los niveles de actividad que presentaron en el marco que se ha creado desde las decisiones políticas y se distribuyan con los agentes que generan la riqueza de la nación, que son sin lugar a dudas el pueblo trabajador, manteniendo los mecanismos de control Inter-institucionales existentes. Pues sin lugar a dudas, “los muchachos son buenos, pero controlados son mejores”.

El autor es integrante del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP), www.geenap.com.ar (Agencia Paco Urondo)

2 comentarios:

  1. Espero un gran 2011 para el paìs, las elecciones marcaran un paso importante para la sociedad. En estos momentos me encuentro lejos, en Roma, pero seguirè muy pendiente de lo que pase con mi querido paìs. Estoy pasando unos dias hermosos en los mejores hoteles en roma. Espero un gran 2011 para todos.

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