domingo, 7 de marzo de 2010

El escenario político argentino, por Jorge Tribó

Mar del Plata (Agencia Paco Urondo)

La forma grotesca en que la oposición copó todas las comisiones del Senado, sin respetar la real correlación de fuerzas existentes con el oficialismo, sumado además, a una serie de medidas tomadas por jueces que, bloqueando el accionar del poder ejecutivo, denotan (a pesar de que se lo niegue), una estrategia destituyente aplicada ya con éxito en Honduras, y sin éxito en Venezuela y Bolivia, y sin definir aún en Paraguay (impulsados todos por la sinarquía neoliberal)

Un Poder Judicial, que dicho sea de paso, contiene en su seno, cuadros que iniciaron su carrera durante la dictadura militar (la Jueza Sarmiento, Elisa Carrió en su momento), sin olvidar los nombrados durante el tutelaje de la democracia de signo neoliberal (no olvidar el nefasto papel de los jueces de la servilleta de Corach, entre otros innombrables)

No podemos dejar de mencionar en esta estrategia destituyente, la persistente campaña de la corporación mediática neoliberal (grupo Clarín, La Nación, grupo Vila Manzano, Prisma, etc., todos con fluidos contactos con el imperio)

Esta confrontación del parlamento dominado por el neoliberalismo, que nos recuerda tanto al parlamento liderado por el golpista Micheletti en Honduras o el actual vicepresidente de Paraguay Federico Franco, quien dijo que está "preparado ante cualquier situación" tras la decisión del Partido Colorado, (principal fuerza de oposición), de apoyar un eventual juicio político al jefe de Estado, Fernando Lugo,

Confrontación acompañada también por la Sociedad Rural Argentina, etc. son indicadores claros de un inminente choque de poderes.

Ahora bien, si en un futuro para nada lejano, producto de maniobras opositoras tendientes a crear un escenario de ingobernabilidad, escenario éste, al que la pata mediática intentará convencer a la opinión publica de que la culpa es de sus víctimas (el gobierno nacional y el pueblo), si se diera una crisis, de cuyo desenlace dependiera que siga la continuidad del actual gobierno constitucional o por el contrario, tengamos al “oficial de la reserva” del proceso militar Julio Cleto Cobos (egresado del liceo militar, al igual que Fernando de la Rúa), sustituyendo a la presidenta Cristina Fernandez, bajo una fachada de “continuidad institucional”, al igual que Honduras de Micheletti o el Uruguay de Bordaberri, entonces, entrarían en juego nuevos actores que inclinarían el fiel de la balanza para el lado del sector cuya correlación de fuerzas o audacia de gestión le sea mas favorables.

Me refiero a actores que podrían aparecer en escena, tales como las centrales sindicales, las organizaciones sociales los pueblos hermanos de Latinoamérica expresando su solidaridad y, seguramente, en caso de que la situación se tornara incontrolable para el neoliberalismo, otra ves las puertas de las Fuerzas Armadas volverían a ser golpeadas para dar un golpe de fuerza que sustente el golpe con fachada "democrática".

Respecto de este tema tan sensible, debemos recordar que, desde el golpe de estado apoyado por la Embajada Americana y Británica contra el gobierno del General Perón, en el año 1955, los radicales participaron activamente mediante los comandos civiles, armados por el ala gorila y cipaya de las FFAA;

Sector éste, que expulsó o asesinó a los cuadros nacionales y populares de sus fuerzas y desde ese entonces, su aliado, el radicalismo actuó como brazo civil de la revolución libertadora (para muchos: la fusiladora)

En efecto, la proscripción del peronismo y la habilitación del radicalismo (o sus pantallas de ocasión) para ejercer una democracia “tutelada” se interrumpía cíclicamente cuando, producto del descontento popular, la gobernabilidad se tornaba incontrolable, y aparecía nuevamente en escena, este ejercito heredero de Mitre y no de San Martín, para poner orden e injusticia en su lugar.

Como vemos, mientras el Gral. Perón desoyó el pedido de Eva Duarte de Peron, para armar a la CGT, la contrarrevolucionarios del 55 armaron a sus aliados civiles para instaurar un gobierno pro yanqui (hoy lo llamaríamos neoliberal).

La pregunta obligada es -¿hasta que punto, estas Fuerzas Armadas de la democracia, han cambiado como para que un sector de su conducción no se sienta tentada en caer en la debilidad moral de aceptar el soborno imperial y poner por encima, sus egoístas intereses personales, por sobre la soberanía y el decoro nacional?-, creo que en muy poco tiempo tendremos la respuesta, de todas maneras, no estaría de mas, que los sectores constitucionalistas, democráticos y populares de las FFAA tengan un dialogo constructivo con la CGT y las Organizaciones Sociales.

Del sector de la clase media, aquella que dice: -¡A mi económicamente me va bárbaro, lastima este gobierno de mierda!- mucho no se puede esperar, mientras siga con el balde puesto en la cabeza, sin ver nada y golpeándose con el palo mientras grita ¡La culpa la tiene el gobierno de Cristina!

(Agencia Paco Urondo)

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