Rosario, Santa Fe (Agencia Paco Urondo)
Por Beatriz López y Guillermo Pochettino*
25 años de democracia representativa tiene como afrenta irresuelta la Ley de radiodifusión que ha consagrado en nuestro país la dictadura militar y que luego, en los peores años del neoliberalismo, fuera perfeccionada a favor de los más espúreos intereses.
Desde otro lugar, desde el lado de los argentinos preocupados por el rumbo de la patria y sus comunicaciones, se han venido presentado numerosos proyectos que fueron recibidos y dotados de contenido por distintos partidos políticos, organizaciones sociales y gremiales; proyectos tendientes a derogarla, a limpiar la vergüenza de haber sido regidos por años por un esquema jurídico viciado de ilegitimidad, y erigir una ley en su reemplazo acorde con los lineamientos democráticos y pluralistas que necesitamos. Este es un tema que de ninguna manera puede ni debe ser desconocido por los representantes políticos del pueblo argentino.
Por una razón u otra, pero particularmente por la acción de los grupos interesados en conservar el privilegio que les concede la Ley de la dictadura, estos proyectos nunca llegaron tener estado parlamentario ni tratados, y esta es la deuda que ustedes, como representantes del pueblo y sus provincias, tienen con la Historia.
Este sí es un momento histórico. Un gobierno elegido democráticamente -no sólo un Ejecutivo-, lejos de una instancia electoral, ha venido poniendo su propuesta en consideración de la ciudadanía por espacio de ya un año, en foros a lo largo y ancho del país. En las instancias de debate, al inicio informales desde el punto de vista gubernamental, pero absolutamente formal desde el punto de vista institucional (ya que los debates se comenzaron a realizar en una de las instituciones más caras al pueblo argentino como lo es la Universidad pública), se recogieron cientos de propuestas e introdujeron mas de ciento cincuenta modificaciones al proyecto original del gobierno, todas nacidas de intercambios horizontales, aportes de los argentinos más preocupados por la cuestión de las comunicaciones y el poder que se desprende de los manejos monopólicos, las cuales dieron como resultado el proyecto presentado ante la Cámara de Diputados de la Nación, la que a su vez acogió otras tantas cincuenta modificaciones más.
Un Congreso que, luego de la discusión de la resolución 125, ha demostrado la absoluta madurez que le reclama el pueblo argentino y ha encontrado respuestas consensuadas (por las que se estatizaron las AFJP y Aerolíneas, por ejemplo) ha modificado en la discusión de los plenarios y en sus Comisiones los anteproyectos derivados del Poder Ejecutivo. Ello demuestra la realidad concreta de poder efectuar modificaciones responsables y oportunas en la instancia parlamentaria, ante diferencias sobre el proyecto original del Ejecutivo (muchas de las cuales fueron sugeridas en las distintas audiencias públicas, propiciadas por el mismo gobierno, que se sucedieron en los últimos días).
La Cámara de Diputados, para nuestro beneplácito y con un debate intenso que ha permitido que aquellas fuerzas que tienen intención real de promulgar una ley positiva para los intereses populares, consiguió mejorar el proyecto introduciendo cambios, y ya ha dado la media sanción. Este ha sido un paso gigantesco, fruto del esfuerzo y la comprensión de que nada es perfecto y todo es perfectible, y que sí se puede negociar -en el mejor sentido de la palabra negociar- para legislar con sentido patriótico. Y es por la confluencia del oficialismo y de diferentes sectores no precisamente oficialistas -pero sí con alto sentido de la responsabilidad histórica que marca la hora- que les permite a ambos deponer sus diferencias secundarias en pos de los intereses más altos de nuestra patria y su pueblo, que ello ha sido posible.
Como toda ley es perfectible y seguramente más legítima que la mejor de las sancionadas por cualquier régimen dictatorial, imbuido éste de ilegalidad e ilegitimidad, es que les solicito que participe activamente en el mejoramiento del proyecto de ley de radiodifusión en todo lo que considere oportuno, pero que no deje pasar la oportunidad de de marcar un hecho histórico y que no intente lavar una afrenta con consideraciones politiqueras o de conveniencia grupal. Repito, estos son tiempos dramáticos para nuestro país, las decisiones que se tomen hoy marcarán el rumbo de los próximos cincuenta o cien años, y la mirada de las generaciones futuras está posada en vuestros gestos y actitudes.
Le solicito, asimismo, que considere el proceso del cual ha devenido el actual proyecto de ley, que es el primer resultado de intensos debates que demuestran que en Argentina es posible incluso perfeccionar el sistema representativo alimentado por la democracia participativa, y que vote favorablemente por esta ley que ya tiene media sanción. Ley que surge de veintiún puntos no determinados arbitrariamente sino demandados por extensos sectores que hacen a la producción y a la difusión de las radiocomunicaciones y las ideas, en beneficio de de los derechos democráticos y contra los monopolios.
A pocos meses del fallecimiento del Dr. Raúl Alfonsín -uno de impulsores de este reclamo- los senadores radicales y quienes consideran su origen político como hijo del movimiento popular nacido en las calles a fines del siglo XIX, deben hacer honor a su líder EN LOS HECHOS. No es anteponiendo en las cuestiones vitales de un país los intereses particulares como se honra a los grandes. La posibilidad real de que finalmente la información sea para todos, de que la multiplicidad de voces de la nación sea atendida, es lo que marca la necesidad de que este proyecto se convierta en Ley vital para la patria.
Hago mías las palabras de argentinos que, transitando similares horas dramáticas para nuestro país, decían: "En el territorio más rico de la tierra vive un pueblo pobre, mal nutrido y salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la nación y el pueblo en dominio de nuestras riquezas, no seremos una nación soberana ni un pueblo feliz. Hay que sentir y obrar como argentinos. Contra todos los vendepatrias nativos y contra todo imperialismo, la restauración argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y el imperio de la justicia." (FORJA, 1930). Para obtener estos caros preceptos en beneficio de la patria, es necesaria una Ley que permita el libre acceso a la información, el intercambio de las ideas y la eliminación del discurso único.
Señor Senador, está hoy en sus manos facilitar la realización del destino plural de la patria.
*rosarinos a favor de una nueva Ley de Medios
(Agencia Paco Urondo)
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los Senadores fueron elegidos por el pueblo y no por los medios. Entonces que escuchen la voz del pueblo y no la de una o unas empresas que viven del periodismo y con tal de recaudar negocian y comercian con el periodismo. La nueva ley le dará trabajo a muchos periodistas marginados por los multimedios, esos mismos multimedios que los sacaron de circulación por edad, por que eran caros, aesos periodistas que prohibieron en otros medios.
ResponderEliminarQue así sea. Saludos!
ResponderEliminar