lunes, 7 de septiembre de 2009

Somos una pesadilla, por Gabriel Fernández

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) El flanco decisivo de la Ley de Medios. Competir, un verbo socialista para los liberales argentinos

Ellos saben (lo que algunos funcionarios argentinos no saben): somos mejores.

De otro modo no se entiende nada. No se entiende porqué los grupos concentrados dicen que la nueva Ley es para "amordazar" y "limitar" a los medios. Y no se entiende porqué el gobierno les sigue regalando la pauta publicitaria.

Entonces, vamos hacia la verdad, concepto de larga data y hondo debate sin solución en el periodismo: ellos saben lo mismo que nosotros.

Es antipático plantearlo así. (Bueno, es lo mío, lector. Y usted sí que lo sabe, desde hace rato.) Sería más decoroso indicar que podemos "hacerle fuerza" a la sabiduría y el talento de Bonelli, Magdalena, Tenembaun, Eliaschev, Majul, Morales Solá, Grondona.

Pero sería pusilánime. Con un 99 por ciento menos de recursos, nuestros medios son mejores, nuestros textos más atractivos, nuestros programas más profundos y ágiles.

Fíjese nomás, y verá. Miles de compañeros dan cuenta, a lo largo y a lo ancho del país, que la herencia de José Hernández, Rafael Barret, Arturo Jauretche, Raul Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh, Tito Paoletti, no se ha perdido: ha logrado trasvasar épocas y adecuarse a las nuevas tecnologías.

La esencia del capitalismo

Ahí, entonces, está la madre del borrego: uno de los grandes dilemas que se le presentan a los monopolios mediáticos es que tendrán que competir. Al igual que en otras actividades económicas en nuestro país, la gran prensa sólo admite el juego del capitalismo cuando tiene mercado cautivo. Y si no, no.

Hoy como ayer, cuando un gobierno busca imponer la libre competencia, la posibilidad de elegir, la necesidad de ganarse al comprador, los liberales en lugar de indicar que se trata de una iniciativa típicamente burguesa y democrática, sostienen que estamos ante medidas socializantes y estatalistas.

Pero bueno, vamos a ver si algo de esto que planteamos tiene asidero. Porque si no, no. Y créame que el autoengaño no es lo nuestro.

Las medidoras miden en Capital Federal y Gran Buenos Aires a quienes pagan para que los midan. Por tanto, hay que tener un capital determinado para invertir en ese rubro. Los que no pagan no miden; y si las cifras son muy intensas, pasan a figurar en el rubro "otros".

Los famosos "otros" -una evanescente imagen filosófica que daría tela para cortar- ocupan siempre entre el tercer y el cuarto puesto en las mediciones. Son las emisoras que llegan nítidas a una región y dan batalla por el rating en su zona.

Como suele suceder, los otros somos nosotros.

Algo semejante, pero mucho más sesgado, ocurre en la televisión. Varios espacios en medios estatales y las pocas excepciones que obtienen un lugar en las pantallas privadas, son anulados de cualquier medición. Y obtienen cero respaldo privado -lógicamente- y estatal -paradójicamente- para desplegarse.

Es que aunque los compañeros hayan sido todo este tiempo desfinanciados y clandestinos, llegan igual. Así que imagínese el temor que se despliega en las gerencias de los grupos cuando una Ley amenaza con brindar a la creación nacional y popular carta de ciudadanía, legalidad, posibilidades, lugar.

Pues de eso se trata, en parte, este Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: al plantear la distribución en tercios, promueve la competencia y brinda reconocimiento republicano a las instancias comunicacionales - culturales que se vienen desarrollando con energía desde hace décadas.

Perón, el internauta

Quienes pensaron que con una feroz dictadura bastaba para aniquilar el potencial creativo del pueblo argentino, estaban equivocados.

Vamos por otro lado: vale mirar internet y comprender la situación. Este pueblo ha aprovechado como pocos la enorme dimensión de la nueva herramienta y ha generado sitios para textos, radio, televisión, que acaparan miles y miles de lectores, oyentes, espectadores. Todo un éxito, jamás admitido por el suplemento de espectáculos de Clarín.

La presencia de los compañeros en la web es el inocultable dato que habla de la indetenible potencia de la cultura nacional y popular referenciada en las nuevas tecnologías. De ahí que, contrariamente a lo que Fernando Puchulu afirma, las empresas se esmeren -tapando el sol con la cola- en cerrar blogs, anular webs, jaquear listas. Todo bicho que camina va a parar al spam.

¿Porqué? Obviamente, porque molestan. Porque restringen el mercado cautivo; horadan el monolitismo liberal que confunde inversión social con gasto público, desgastan la hipótesis de amigarse con el Norte y promocionan los acuerdos con el Sur, señalan que los derechos de los ñatos son justos... y para colmo hablan de Perón.

Porque así como en una ocasión planteamos que Jauretche estaba metiendo baza en el Triple Play, es preciso señalar que los espacios comunicacionales que genera nuestra gente reinsertan juvenilmente a quien Winston Churchill y Condolezza Rice calificaron como "el problema" de América latina. El general siemprevivo de la flor nomeolvides.

Uno sabe que esto es tremendo para esos tipos, para Ellos. Ya no saben por dónde entrarnos. Cuando el doctor agota su argumentación y hace patito con Biolcatti, la mandan a reflexionar a Sarlo. Y si nadie le da bolilla, agarran y lo hacen danzar a Tinelli. Y si nada funciona le dicen a los de Radio Mitre: griten, no sean pecho frío.

Y mientras todo el circo sucede, miles y miles de personas se vuelcan sobre humildes y brillantes radios y blogs que hacen cortes de manga y hablan de la Constitución del 49 como si charlaran del partido del otro día.

(Somos una pesadilla, porque somos mejores que ellos.)

Hay gente para todo

Y perdone lo que puede considerarse vanagloria cuando en realidad es una línea de admiración profunda a quienes generan acciones culturales desde las más precarias de las condiciones. Dada la situación planteada, si nosotros no decimos estas cosas ¿quién va a admitirlas?

Volvemos: esto no significa unanimidad. Qué va. ¿O no se acuerda de la muchachada dorada de la algarada rupestre.? Ellos tienen lo suyo: el comerciante que hasta ayer no podía vivir sin los partidos caros de TyC en su boliche y hoy no pone Canal 7 ni que le paguen. El taxista -si hay taxistas nacionales y populares, que de una vez aparezcan y lo digan, ya está bien de hacer demagogia diciendo "algunos"-. El profesional pensante que oscila entre La Nación, Perfil y ¡Crítica!.

El periodista que, sin pertenecer a los grandes medios, dice que ahora el fútbol "lo pagan los recursos públicos, se pierde dinero en mantener a los clubes".

Si, hay que decirlo: ellos tienen lo suyo. Y cuentan con la onda expansiva que esas franjas generan.

Pero así como la persecución a los periodistas del pueblo, el cierre de los espacios compañeros, la desfinanciación de los programas nacional populares implica un reconocimiento del adversario, esa sensación de que estar del lado de un gobierno peronista "queda mal", es también un modo de saber que estamos en el buen camino.

Y como consideramos estar en el buen camino, y como confiamos en el público, lo único que decimos al respaldar este proyecto de Ley es vamos a competir. Total, si la gente está tan dichosa con los grandes medios existentes, y como esos medios no van a dejar de existir, tendrá la opción de seguirlos, acunarlos, aplaudirlos.

Total, como no vamos a pagar un mango para que las medidoras nos midan, Ellos van a seguir midiendo "a la cabeza del rating". ¿Cuál es el problema?

La Nación, la Industria y el Trabajo

Y sin embargo, no quieren.

Porque el poder concentrado en la Argentina, con tierras, sojas y / o medios, es rentístico, improductivo, estéril y opaco. Desde que venció tenebrosamente a los caudillos federales hasta hoy. Toda la plata y ninguna inversión. Ahí está la clave, lector, y por eso se oponen a la Nueva Ley.

Y por eso nosotros, la apoyamos. Aunque tenga imperfecciones.

(Y por eso, también, respaldamos a Cristina Fernández y a Gabriel Mariotto. Ambos comprenden la densidad histórica de esta pelea.)

Frente al walk over, emana Jauretche: "Igualá y largamos".

Qué grato poder decirlo con pruebas al canto: Ellos saben (lo que algunos funcionarios argentinos no saben). Y por eso temen. Pero hay que tener cuidado y batallar con energía, porque es preciso incorporar un dato más: varios diputados y senadores oficialistas tampoco saben, salvo excepciones. Ni sospechan de lo que estamos hablando.

Creen que un blog es un blogcito y consideran inamovible el liderazgo de Todo Noticias. Scalabrini Ortiz es, evalúan, el apodo de una calle bastante ancha que en realidad se llama Canning.

Lo cual también es una referencia filosófica que valdría la pena analizar.

Pero todo en su medida. Hoy, queremo (s) la Ley de Medios.

GF/
Presidente Asociación de Comunicadores Argentinos por Internet
Director La Señal Medios
lasenialmedios.blogspot.com
(Agencia Paco Urondo)

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