Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en la revista 2010) Hablemos de un tema que está de moda: el Indec. No porque esté de moda, sino porque es sorprendente que esté de moda en uno de los contextos de inflación más baja y controlada que ha tenido nuestra convulsionada historia, historia de grandes crisis inflacionarias, crisis que implican, ni más ni menos, un brutal empobrecimiento de los sectores populares.
¿Cuál es el motivo por el cual, durante día y noche, los medios nos torturan con el tema del Indec? ¿Qué es lo que se esconde detrás de todo este circo? Tenemos varios aspectos para analizar.
Empezar por el principio es siempre lo mejor. El Indec, que es el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, es el organismo estatal que se ocupa de sacar “fotos” a la realidad del país, desde varios puntos de vista. Puede medir cuánto produce la industria, cuántos argentinos hay, cuántos hogares por debajo de la línea de pobreza existen, cómo evolucionan los precios. Para calcular todas estas cosas, se realizan una serie de encuestas y relevamientos de datos y se hacen cálculos estadísticos, que no nos interesan para nada. Lo importante es que el Indec permite al Estado contar con información que es de suma importancia para ejecutar políticas públicas, de toda índole. Es el organismo recolector de datos por excelencia.
Pero más allá de que recolecta datos y, por ende, parecería ser algo “objetivo”, la realidad es que según qué datos recolecte y qué valores tengan, tanto las políticas a aplicar como los intereses que se esconden detrás de estos datos, varían. Para que nos quede más claro: es como un chico que quiere faltar al colegio y le dice a la madre que tiene fiebre…no va a querer que su mamá controle el termómetro, sino que intentara controlarlo él, ponerlo en el velador y comprobar que tiene fiebre para así faltar al colegio… Exactamente esto es lo que ocurre con el Indec. El fuerte cuestionamiento que se construyó desde los medios de comunicación, haciendo base en profesionales que han salido de la universidad pública para luego ser funcionales a un cuestionamiento de lo público, y haciendo base en cierto “progresismo” que evalúa las formas más que el contenido, tiene que ver con la discusión de quién controla y maneja el termómetro. Lo que está en juego no es ni más ni menos que la apropiación de forma privada de un organismo público, la apropiación de los sectores dominantes de un organismo que, según la información que arroje, aumenta o no sus privilegios. Antes, los sectores dominantes no requerían de esto porque controlaban el Estado en forma integral. Hoy, con un proceso popular en marcha, no les queda otra que cuestionar su funcionamiento, que no es más que cuestionar su condición de organismo público al servicio de un proceso político de transformación.
Pero ¿por qué estos sectores están tan empecinados con controlar el Indec? La respuesta es material y concreta: porque muchos de los bonos de la deuda externa, de los cuales los principales acreedores tienen que ver con los grupos económicos afines a grupos mediáticos, tienen su tasa de interés atada a la inflación. Esto quiere decir, sencillamente, que cuanta más inflación haya, más plata ganan. Así de sencillo.
Vamos a palabras conocidas de oído por todos, que no sabemos bien que significan, y que al ponerlas juntas nos pueden demostrar muchas cosas. El CER es un coeficiente que elabora el Banco Central de forma diaria, y que sirve para ajustar tasas de interés de operaciones financieras o inmobiliarias, y se basa en la inflación, por lo tanto, en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Entonces, si el IPC aumenta, por ende la inflación, el CER permitirá que se ajusten mejor los intereses de las operaciones inmobiliarias y financieras, por ejemplo. Principalmente, los bonos de deuda, por lo cual el Estado termina pagando más deuda porque aumentan los intereses a los tenedores de los bonos.
Paradójicamente, muchos de los tenedores de bonos de deuda están, a su vez, relacionados con los principales formadores de precios de la argentina. Pareciera ser que la inflación es un negocio redondo: además de quedarse con más plata por vender sus productos al mercado interno a precios internacionales, diluyendo así el salario de los trabajadores, ganan también y mucho por otra ventanilla, la de los bonos de la deuda, que a cuanta mayor inflación más dinero les remiten. Esto no es más que seguir viviendo de la bicicleta financiera, siempre a costa del empobrecimiento de los sectores populares.
Ahora pareciera que todos, absolutamente todos, morimos esperando los datos de la inflación de cada mes. Si es 0,2 o 0,4 más que el mes anterior. Todos esperamos los datos para confirmar como el gobierno “dibuja”, y creerle a “sondeos privados” que muy sospechosamente proliferan. Esperan agazapados poder reemplazar al Estado en una función tan vital como es la que cumple el Indec. El gobierno dibuja con la inflación, pero cuando dice que se desaceleró tal o cual sector de la industria, ahí si le creemos. El Indec dice la verdad cuando dice cosas malas, y miente cuando dice cosas buenas. Dice la verdad cuando se trata de cuestiones que no afectan los intereses de los sectores dominantes, miente cuando afecta dichos intereses.
La inflación, como otras muchas cuestiones del mundo de la economía, se convierte así en profecía autocumplida. Como el cuento de García Márquez “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”. Son tantos los intereses que se esconden detrás de la inflación, que no hay nada mejor que un pueblo a la espera de la misma para poder hacerla realidad en cualquier momento. Así se construyeron los procesos inflacionarios en la Argentina. Hoy, gracias al modelo económico que se inicio en el 2003, los sectores dominantes la tienen más difícil, principalmente porque no controlan resortes del Estado que antes si controlaban, que definen políticas públicas, y porque existe una voluntad popular que acompaña y es participe de esas definiciones. Es muy difícil, hoy, venderle al pueblo que lo privado es mejor que lo público, en parte por la propia experiencia que se vivió al respecto, en parte por los avances que este modelo económico provocó, que se acompañan con mayores niveles de conciencia al respecto.
Entonces la pregunta del millón es: ¿vale la pena el precio en credibilidad que el gobierno paga por sostener un índice de inflación, en teoría, más bajo que “el real”? La doña que va al supermercado es muy probable que se siga guiando por los precios del supermercado que por el Indec. El pueblo no ha dejado de dormir a la espera de los nuevos índices. A lo sumo, asocia que lo que dice el Indec no es lo que dice el supermercado. Y eso por supuesto que es nocivo, porque desde los medios no se plantea este problema de fondo, sino simplemente que el gobierno dibuja y miente, sin mucho sentido del porqué. Ahora bien: es una decisión totalmente soberana de este gobierno y de su modelo económico, destinar dinero del Estado a obra pública, trabajo, programas sociales y cooperativas de trabajo, por sobre pagar mayor interés a los tenedores de bonos de deuda. Y ahí está el punto central de la cuestión. Eso es lo que a los sectores dominantes les molesta, porque ahí está en discusión el rol del Estado, ese Estado que muchos de ellos tuvieron en sus manos para ajustar al pueblo y sostener sus privilegios.
Que el Estado destine más dinero a políticas públicas de inclusión y crecimiento es una definición política de este gobierno, innegociable. Es preferible no publicar datos reales acerca de la inflación que publicarlos y beneficiar a los especuladores de siempre. Y decimos no publicarlos porque es seguro que el Estado cuenta con esos datos, sólo que no los pública para no tener que ajustar a través del CER los bonos de la deuda. Es el costo a pagar por sostener definiciones políticas que no son más que perjudicar a ciertos sectores que quieren seguir especulando, y como todo enfrentamiento de intereses, no es para nada sencillo.
Hoy en día se está pensando en desatar estos bonos de deuda al CER, lo cual dejaría sin especulación a través de la inflación a estos sectores. Ese podría llegar a ser el primer paso de desatar el nudo gordiano del problema del Indec.
Nosotros como GEENAP creemos que es importantísimo que el Estado cuente con las herramientas necesarias para definir políticas públicas, y en este caso muchas de estas herramientas las proporciona el Indec. Creemos que no se trata de un problema metodológico sino político, y no queremos que su cuestionamiento sea funcional a los sectores dominantes que se esconden atrás de los “sondeos privados”. Pero por sobre todo creemos, y seguimos creyendo, que el Estado debe seguir y profundizar las líneas de políticas públicas desarrolladas hasta acá: fomento a la industria y el empleo, obra pública, emprendimientos productivos, cooperativas de trabajo, mejorar la salud y educación públicas, intervenir en la economía como hace mucho no se hacía. Creemos que estas cuestiones de fondo, que cambian la materialidad de nuestros compañeros en los barrios, son mucho más constructoras de conciencia acerca de lo que implica un Proyecto Nacional, mucho más fuertes que lo que puedan decir los medios acerca del Indec. Seguimos creyendo en eso, y por eso entendemos la política oficial sobre el Indec, que ni más ni menos, permite que el Estado tenga disponible más dinero para esta políticas mencionadas que para pagarle a los tenedores de bonos mayores intereses por los mismos. Y eso, ni más ni menos, es distribución de la riqueza.
La autora es socióloga y miembro del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular - GEENAP (Agencia Paco Urondo)
lunes, 26 de octubre de 2009
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Disculpenme, no quisiera sonar insolente ni mucho menos, siendo la escritora del artículo alguien que conoce del tema.
ResponderEliminarComo una defensora a ultranza de nuestro gobierno, adhiero en el espíritu de lo planteado en este escrito pero quisiera marcar dos cosas nomás.
Bien, si me parece importante no confundir IPC con inflación porque el indice de inflación se basa en varios indices y el IPC es el más utilizado pero no solo se basan en este, siendo el IPC un indicador de precios de una cierta cantidad de productos de consumo regular de una cierta cantidad de hogares representativos, se esta dejando afuera otros bienes y servicios que también determinan el índice de inflación.
Esta es la confusión IPC=inflación instalada mediaticamente, entonces, claro, la doña va a comprar tomates y no es lo que dice el indec..y claro imaginemos nuestro inflacion dependiendo de prod. estacionales como el tomate. Pero esa doña se esta tomando un colectivo que no aumento y eso también esta representado en la inflación.
Y no dejemos de resaltar que en los últimos tiempos el INDEC trabajo para modificar la metodología, no es un dato menor, si entendemos que antes en barrios como la boca se tomaba una carnicería y los datos respondñian a una canasta muy reducida de productos, pero eso si se registraban como consumo regular: la castración de un gato o viajes a cancún...muy representativa la ponderación que existia.
Y por último una boberia pero....
como encuestadora del INDEC y por estos días esta tarea se torna ardua, jode un poco esto de "Para calcular todas estas cosas, se realizan una serie de encuestas y relevamientos de datos y se hacen cálculos estadísticos, que no nos interesan para nada"
Los abraza
G.
Se nota que la compañera que escribio esto no esta ni cerca de jubilarse porque sino veria cuanto interesa el calculo de los indices, sobre todo porque desde el Gobierno se emiten letras de Tesoreria que rinden alrededor del 6% anual ajustados por CER pero si este indice registra una tercera parte de la inflacion real, caculen en cuanto tiempo se van a licuar las disponibilidades del Anses y cuanto van a cobrar los jubilados, que no parecen ser la clase dominante ni agentes de las multinacionales.
ResponderEliminarPor otra parte en momentos de gran recesion del mundo las tasas de interes estan por el suelo (0% la Reserva Federal 2% en el Banco Central Europeo) y la tasa de inflacion mundial no supera el 1% anual, por lo que nuestra inflacion es relamente alta.
No se defiende al gobierno (al cual adhiero) disimulando sus errores o problemas sino señalandolos y ayudando a solucionarlos en la medida de la posibilidad de cada uno y si uds. quieren tener exelencia o al menos credibilidad como grupo de estudio ciñanse a una linea de conducta que les permita resaltar tanto los aciertos como los errores. Y esto lo digo de buena onda ya que en varias ocasiones vi trabajos del Grupo mucho mejor logrados Atte. Fernando Britos
Muy interesante la argumentación de Ariadna,reducccionista pero al menos sincera, lo que sostiene la compañera es "el fin justifica los medios", mas de una ideologia se baso en esa premisa hoy enarbolada desde el gobierno.
ResponderEliminarCompañeros: como la idea de nuestras notas son para que sirvan de debate, aqui estoy para poder aprovechar lo frutifero de sus intervenciones.
ResponderEliminarAnonimo "G": muchas gracias porr los aportes, creo que son muy valiosos. Por otra parte, de ninguna manera se trata de ofender a los trabajadores del INDEC, mas alla de que intentamos tener una mirada sobre la problematica sin reducirnos a un solo punto de vista. Esta mal expresado en la nota, cuandoo se dice lo que citas, se hace referencia a que no es el interes del articulo entrar en detalle acerca de la metodologia de reivion, no porque no nos interesen los datos relevados, asi que vale la aclaracion y gracias.
Fernando: realmente estoy lejos de jubilarme, por suerte, soy joven, tengo 27 años de los cuales trabaje 15 (mas de la mitad) y sin embargo practicamente no tengo aprotes porque o estuve en negro o porque las AFJP ruletearon mis aportes. Asi que voy a defender a rajatabla la ANSES y las politicas implementadas a partir del gobierno de Kirchner, si es que analizo desde mi realidad. Igualmente, me estuviera por jubilar o no, intentamos, con aciertos y errores, tratar de analizar las problematicas no desde un sector particular (es decir, si yo me jubilo, si me aumentan el sueldo, etc...) sino desde su significancia politica. Nosotros defendemos el gobierno porque creemos que no es un error lo del INDEC, y por eso escribimos esta nota. No queremos disimular errores que para nosotros nos existen, y tampoco pretendemos que todos esten de acuerdo con nosotros. Igual tus aportes tecnicos fueron mas que valiosos.
Anonimo 3: si reduccionista es lograr que muchos compañeros de militancia puedan entender problemas que "intelectuales" o "medios" complejizan, logramos nuestro objetivo, asi que es una alabanza, muchas gracias.
Saludos!