Capital Federal (Agencia Paco Urondo, por Cristian Carrillo, publicado en Página 12) El prestigioso economista estadounidense dijo que Argentina logrará una rápida y fuerte recuperación de la crisis. Elogió las políticas heterodoxas del pasado, aunque recomendó cambiar de estrategia. Criticó al FMI y analizó cómo seguirá la economía mundial.
“Esta región está forjándose su propio destino y la decisión está ahora en ustedes.” La frase, que parece salida del final de una película hollywoodense, pertenece al economista y Premio Nobel 2008, Paul Krugman, al referirse al futuro de la Argentina. El especialista aseguró que la economía local logrará una rápida y “fuerte” recuperación de la crisis internacional, al igual que lo está haciendo Brasil, gracias a que el impacto del derrumbe financiero “fue relativamente más moderado que en otras partes del mundo”. La Argentina sacará ventaja de la debilidad del dólar ante el resto de las monedas a través del ingreso de divisas por exportación de materias primas y de la relación entre América latina y China. “Hay entorno para Sudamérica más favorable de lo que era en 2005 y la perspectiva es mejor acá que en Europa y Norteamérica”, aseguró Krugman al participar ayer del World Business Forum, en un hotel de Puerto Madero. Fue una visita corta, ya que estuvo menos de 24 horas en el país. El economista insistió en que aplicar políticas heterodoxas tras la crisis de 2001 fue necesario en el país, pero fue menos entusiasta en la recomendación de seguir con ellas. Respecto de la reapertura del canje de deuda, opinó que es un “buen síntoma” y que el Gobierno y los holdouts deben tratar de “resolver el tema como adultos”. También criticó al Fondo Monetario.
No utilizó filminas con gráficos ni punteros láser a la hora de ilustrar su presentación. Krugman arribó al estrado, donde cerca de mil ejecutivos aguardaban su exposición, sin siquiera una carpeta. Sacó de su bolsillo unas cuantas hojas arrugadas, que desdobló luego cuidadosamente, y en las que se traslucían las anotaciones hechas de puño y letra y varias tachaduras con birome. Tras sortear algunos problemas de acople con el sonido, sobre los que ironizó que se hacían “para evitar que hablara”, comenzó con su disertación. Más tarde ofreció una conferencia para algunos periodistas en la que se centró en la problemática local.
“Ya pasó este tiempo terrible, la crisis del 2002, el cese de pagos y la renegociación de la deuda que fue necesaria”, afirmó. El Nobel en Economía del año pasado celebró que se haya reabierto el canje. “Lo importante de estas acciones no es la carga de la deuda, sino el efecto y el hecho de que se termina esta historia y seguimos adelante”, agregó. El especialista responsabilizó de la crisis de 2001 a la convertibilidad, la cual fue desde el inicio una “mala idea”. Defendió también las políticas que llevó a cabo el Gobierno desde entonces. “La Argentina fue heterodoxa después de la crisis de 2001 y eso estuvo bien, pero ahora debería dejar esa posición”, consideró. Entre las medidas que destacó se refirió a la salida de la convertibilidad y la “dura” reestructuración de la deuda, que fue “necesaria”. “No obstante, los controles de precios no creo que hayan sido algo positivo”, juzgó, para satisfacción de los empresarios presentes.
“El error es quedarse demasiado en la heterodoxia y no saber ponerle fin a eso. Es ahora momento de cultivar una imagen de ciudadano respetable, para volver a ser heterodoxo cuando se necesite”, opinó Krugman. Consultado acerca de la aplicación de retenciones, reconoció que ha habido una larga historia en impuestos abusivos y cuando se habla del tema, “uno sospecha”. Sin embargo, señaló que los gobiernos siempre capturan una parte de esa renta. “Eso fue útil para los países petroleros”, ejemplificó.
El FMI no escapó a sus críticas. “A veces suenan mucho más flexibles y otras son los mismos de siempre”, afirmó el economista, tomando como ejemplo las políticas que recetó a países de Europa del Este.
La Gran Depresión
A pesar de que esa comparación cayó en descrédito con las últimas cifras de recuperación mundial, Krugman cotejó el comportamiento de la economía mundial en el último año con el primero de la Gran Depresión. “Acabamos de transitar años terroríficos”, comenzó a decir. Entre finales de 1929 y principios de 1930 la producción industrial mundial cayó un 12 por ciento. Entre la primavera de 2008 y la de 2009, la retracción fue de la misma cuantía. En tanto, el comercio mundial se retrajo 7 por ciento en el ’30 y un 20 por ciento en este último año. “En este colapso todo el mundo fue atrapado, debido al efecto en la demanda mundial, con reducción y contracción de gran parte del sistema financiero; totalmente equiparabale a la Gran Depresión”, agregó.
De todas maneras, vaticinó que el segundo año no será tan malo. “Vamos a poder contener el colapso, aunque el comercio mundial se encuentra aún 18 por ciento debajo de su pico”, explicó. Por primera vez en su vida profesional ve que “a América latina le va mejor que al resto del mundo” y que “muestra signos serios de recuperación”.
Se hizo mal y bien
El problema –según apuntó– fue la falta de regulación. Sólo se vigiló a los bancos convencionales, mientras se creaba un sistema financiero fantasma con más fondos que el sistema convencional de depósitos y créditos. No obstante, el economista destacó algunas medidas que permitieron que se controle el efecto expansivo. La primera fue que los bancos centrales no cometieron el mismo error que en 1930, de subir las tasas de interés para defender, en ese momento, el patrón oro. En cambio, las redujeron rápidamente, aunque no alcanzó. Según un modelo econométrico, la tasa tendría que estar hoy en 5 por ciento negativo. La segunda, los gobiernos son actualmente más grandes y el gasto público fue elevado, y puso un piso a la crisis. Tercero: la intervención del gobierno para respaldar al sistema financiero, la FED, BCE, Japón y Reino Unido. Por último, el estímulo fiscal. Este permitió a los Estados Unidos recuperar 1,5 millones de empleos que se habían perdido.
Doble caída
Krugman alertó sobre la posibilidad de una segunda vuelta del retroceso de la economía. El ralentamiento de la actividad se basa en que la actual recuperación responde sólo a la “venta de inventarios”. Además, los efectos de los planes de estímulo comenzarán a desvanecerse y la economía mundial se acercará a un proceso recesivo muy prolongado hasta la recuperación.
“Se estima que tras una crisis el desempleo alcanza su techo a los 4,5 años”, afirmó el Nobel. De ser así, el deterioro laboral se extendería hasta 2012. Sin embargo, remarcó que existen recuperaciones rápidas, “como la de Argentina después de 2002”. “Pero siempre tiene que ver con las exportaciones y para ello debe depreciarse el tipo de cambio. Y no podemos todos hacer lo mismo, porque deberíamos exportarle a otro planeta”, ironizó.
Monedas y materias primas
“El dólar como moneda de reserva no va a desaparecer”, ratificó con tono concluyente el economista. Explicó que para ser reserva una moneda debe tener buena circulación. “Los remimbi de China no pueden ser reserva mientras haya trabas al ingreso y egreso de capitales”, explicó. Sostuvo que el euro parece un “rival serio”, pero los mercados financieros que la integran no están unificados. Alemania y Francia se presentan como mercados seguros; sin embargo, España e Italia no. “Si todos fueran seguros podrían ser equivalentes al dólar. El reinado del dólar continuará por un tiempo”, concluyó.
La solución, argumentó, estará en la inversión privada y en la protección del medio ambiente. “Una crisis financiera puede arruinar una década, pero el calentamiento global puede arruinarlo todo”, concluyó. (Agencia Paco Urondo)
miércoles, 28 de octubre de 2009
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