Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Diario la Republica) Mas de 200 mil personas cubrieron 18 de Julio entre el Obelisco y la Plaza de los Treinta y Tres en una demostración popular contundente, de la voluntad democrática, del reclamo por verdad y justicia, de la reivindicación de que de una vez por todas, todos los uruguayos seamos iguales ante la Ley.
No sólo fue importante el número, también la pluralidad de la convocatoria, la heterogeneidad de la concurrencia y el clima en el que se realizó la marcha.
Convocaron la Comisión para la Nulidad de la Ley de Caducidad, Madres y Familiares de Desaparecidos, el PIT-CNT, toda la Universidad, encabezada por el rector; artistas, Fucvam, el Frente Amplio, personalidades blancas y coloradas.
Marcharon ayer niños, jóvenes, cuarentones y los entrañables componentes de la tercera edad; todos unidos.
El clima de la marcha fue diferente al que nos hemos acostumbrado en los 20 de mayo. El respeto y cariño popular se expresó en un aplauso interminable a los familiares de desaparecidos que, portando sus retratos, abrieron la movilización. Pero luego la masiva presencia juvenil, claramente mayoritaria, se expresó en decenas de miles de banderas, globos y cualquier elemento de color rosado.
Caras pintadas de rosado por el SI, banderas de sindicatos, de gremios estudiantiles, de agrupaciones partidarias, del FA, de sus sectores y también de grupos de izquierda que no lo integran; todo confluyó unido. La presencia de batucadas, baterías de murgas y cánticos permanentes se extendió en la inmensa multitud que desbordó 18 de Julio.
Esta explosión de respaldo popular debe expresarse en las urnas el domingo para, democráticamente saldar una deuda de la sociedad uruguaya con su integridad jurídica, política y ética.
El camino para anular la Ley de Caducidad ha sido largo y duro.
Nació hija del miedo y el chantaje, bajo amenaza del ruido de sable y votada de apuro y bajo presión en el Parlamento, sin discusión y en apenas dos días de apuradas y agitadas sesiones.
En 1989 lograron ratificarla en referéndum, en medio de una campaña de silenciamiento de la oposición, que incluyó hasta censura a spot televisivos donde los familiares de desaparecidos contaban su historia. La amenaza velada y no tanto, fue el santo y seña de una campaña política y mediática que intentó explotar la todavía muy cercana experiencia dictatorial de la ciudadanía uruguaya.
El discurso oficial de la derecha, de negar la existencia de los desaparecidos, sostenida hasta el paroxismo por Julio María Sanguinetti y reiterada hace muy poco, con matices, por el candidato nacionalista Luis Alberto Lacalle, ya no es creíble.
Un porcentaje muy importante de la ciudadanía uruguaya ya sabe y no le pueden mentir, que hubo 172 desaparecidos, que hubo miles de presos y torturados, que hubo más de cien muertos en tortura o en la prisión. Pero no sólo es cuestión de nombres.
Gracias al compromiso admirable de los familiares, el movimiento sindical y estudiantil y la izquierda, unidos a la actitud política del gobierno del Frente Amplio, encabezado por Tabaré Vázquez, que ordenó investigar, entró a los cuarteles y habilitó el accionar de la justicia; la verdad se abrió camino.
En este año de recolección de firmas y en estos meses de campaña, el cerco de silencio de los medios de comunicación, que responden a la derecha política, se volvió a generar.
No informaron sobre las firmas y no informaron tampoco de la intensa campaña realizada en todo el país por el voto por el SI.
Ayer el pueblo uruguayo le volvió a dar una respuesta en el único lugar que no pueden controlar y manipular: la calle.
En estos días hay que romper el cerco de silencio, hay que informar y convencer.
Vale recordar que los tres poderes del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, han declarado inconstitucional a la Ley de Caducidad.
Que la Comisión Interamericana de DDHH humanos de la OEA y que la instancia especializada de la ONU han declarado que viola toda la normativa internacional en la materia.
Es una Ley hija del chantaje, es una ley que envenena la convivencia democrática, es una ley nacida para obstaculizar la justicia.
Sólo falta anularla, democrática y pacíficamente, con votos, con dignidad, con convencimiento. El domingo hay que llenar las urnas de SI, no por el pasado, por el futuro. (Agencia Paco Urondo)
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¡VAMOS, COMPAÑER@S URUGUAYOS, TODAVÍA!!!
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