Washington, EEUU (Agencia Paco Urondo, gentileza Marcelo Speranza) Estimado presidente Obama, qué bueno que haya sido reconocido como un hombre de paz. Sus rápidos, tempranos pronunciamientos -el cierre de Guantánamo, el traer las tropas de Iraq a casa, su deseo de un mundo libre de armas nucleares, el admitir a los iraníes que derrocaron a su presidente elegido democráticamente en 1953, el pronunciamiento de un gran discurso ante el mundo islámico en El Cairo, eliminó ese término inútil de "Guerra contra el Terror", que haya puesto fin a la tortura- todo esto nos ha hecho sentir un poco más seguros, teniendo en cuenta el desastre de los últimos ocho años.
En ocho meses usted ha hecho un giro y ha conducido a este país en una dirección mucho más sana. Pero...
La ironía de que se le haya otorgado este premio en el segundo día del noveno año de lo que se está convirtiendo rápidamente en su guerra en Afganistán no pasó desapercibida para nadie. Usted está realmente en una encrucijada. Usted puede escuchar a los generales y expandir la guerra (sólo para dar lugar a una previsible derrota) o puede declarar por terminadas las guerras de Bush, y traer todas las tropas a casa, ahora. Eso es lo que un verdadero hombre de paz haría. No hay nada malo en que Usted haga lo que el último tipo no pudo hacer- la captura del hombre o los hombres responsables de los asesinatos en masa de 3.000 personas el 9/11-. PERO NO PUEDE HACERLO CON TANQUES Y TROPAS.
Usted está persiguiendo a un criminal, no a un ejército. Usted no utiliza un cartucho de dinamita para deshacerse de un ratón. Los talibanes son otra cosa. Eso es un problema que debe resolver el pueblo de Afganistán -como hicimos nosotros en 1776, los franceses en 1789, los cubanos en 1959, los nicaragüenses en 1979 y la población de Berlín Este en 1989- Una cosa es cierta, todas las revoluciones llevadas a cabo por personas que desean ser libres, en última instancia, tienen que lograr la libertad por sí mismos. Otros pueden ser solidarios, pero la libertad no puede entregarse desde el asiento delantero del Humvee de otra persona.
Ahora usted tiene que finalizar nuestro involucramiento en Afganistán. Si Usted no lo hace, no tendrá otra opción que devolver el premio a Oslo.
Saludos, Michael Moore
P.D. Su oposición ha pasado la mañana atacándolo por traer esa buena voluntad a nuestro país. ¿Por qué ellos odian tanto a los Estados Unidos?
Me da la impresión de que si Ud descubriera la cura contra el cáncer esta tarde ellos lo hubieran estado denunciando por destruir la libre empresa, porque los centros de cáncer tendrían que cerrar. Hay otros que dicen que Ud. no ha hecho nada todavía para merecer este premio.
En lo que a mí me concierne, el solo hecho de que Ud. se haya ofrecido para caminar en un campo minado de odio y tratar de deshacer el daño irreparable que el último presidente causó, no solo es apreciado por mí y por millones, sino también un acto de verdadero coraje. Por eso Ud. obtuvo el premio. El mundo entero depende de EE.UU y de Ud. para literalmente salvar este planeta. No los defraude. (Agencia Paco Urondo)
lunes, 19 de octubre de 2009
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