9 de Julio (Agencia Paco Urondo) El Peronismo será revolucionario o no será, frase que asusta e incomoda a nuestros compañeros legisladores y concejales, porque les corre su maquillaje neoliberal de elegantes Justicialistas acorde a una sociedad de feligreses que añoran los días de Von Wernich en la Catedral de 9 de Julio, no pueden comunicar al resto de los compañeros desde sus bancas, eso tan complejo que llamamos Proyecto Nacional y Popular; es posible que tanta complejidad sea atribuible a la falta de tiempo de nuestros compañeros en ejercicio del poder para apelar a algo tan simple como la historia para poder explicar que desde mediados de siglo XX la Argentina fue parte de un proceso de integración que incorporó a la vida pública a gran parte de la sociedad – los que siempre habían sido invisibles se transformaron en visibles- para contrarrestar el proceso inverso de asimilación –bajo el lema “orden y progreso”-, llevado adelante por las oligarquías que diseñaron un país desde Buenos Aires y para Buenos Aires forzando la “argentinidad”, con la inmigración y la represión de los sectores populares. Esos mismos sectores que fueron incorporados a un proyecto nacional desde un lugar de privilegio: el de encabezar la “Revolución Justicialista”. Esa que desarrolla un pensamiento de economía independiente y autosuficiente a partir de la producción de bienes industriales derivados, tanto del sector agrario como minero; que integra adecuadamente a las economías latinoamericanas para enfrentar la dependencia económica de EE.UU. y Europa.
Esa que articula el pacto social promoviendo reformas materiales elementales para los sectores populares dotándolos de una nueva identidad y memoria política capaz de generar mayorías electorales.
Esa que permite mayores exigencias distribucionistas sobre los modelos de acumulación de capital locales.
Esa que parece tan difícil de comunicar al pueblo, tiene la simpleza de la comprensión por el absurdo.... el absurdo de creer que se puede construir un orden social desde un solo sector –posicionado como dominante- que legitime su poder como clase dominante, a través del fraude o de la interrupción del orden democrático (no digo “golpe de Estado” para que los compañeros no se incomoden), y que garantice el orden social urbano a través de la represión o el genocidio (uyy, se me escapó....no quise ser violento).
Espero haber sido lo suficientemente moderado como para que no se me acuse de ateo, comunista, anarquista....o lo que es peor de PERONISTA.
Fernando Ciccarelli. Movimiento Evita de 9 de Julio.
(Agencia Paco Urondo)
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