Capital Federal (Agencia Paco Urondo)
Los medios de comunicación y los presupuestos de la teoría de la dependencia.
Estas páginas pretenden constituirse en una primera aproximación al modo en que mayoritariamente los medios masivos de comunicación en nuestro país, han dado cuenta y aún muchos lo hacen, de los presupuestos de la teoría de la dependencia. El punto de partida para estructurar este trabajo ha sido el último libro del economista y sociólogo brasilero Theotonio Dos Santos, titulado “La teoría de la dependencia, balance y perspectivas”.
El tema en Argentina no ha sido aún abordado desde una óptica comunicacional, por lo que se estima interesante comenzar a plantearlo con el propósito de iluminar aspectos directamente vinculados con nuestra historia política y económica reciente, que en algunos casos llegó a involucrar episodios sumamente dolorosos.
Baste mencionar como ejemplo la dictadura militar de 1976, la represión feroz y la desaparición de treinta mil personas, que permitieron el afianzamiento de un modelo económico afín a los intereses del capital financiero internacional.
No es necesario abundar en las crisis cíclicas que agobiaron al país, la última de ellas de características violentas, que terminó a fines del 2001 con la instalación del denominado “corralito financiero”. Esta argucia permitió salvar las sucursales de la banca extranjera, en desmedro de los ahorros de los ciudadanos argentinos a los que les fueron confiscados sus depósitos.
El proceso de destrucción de la economía nacional y de expoliación de capitales reconoce en nuestro país una larga data, sin embargo este trabajo quedará acotado al período que comprende el golpe militar de 1976 y especialmente el inmediatamente posterior a la recuperación de la democracia, en 1983.
Este proceso, sin lugar a dudas estuvo acompañado por medios de comunicación y comunicadores que sustentaban y aún lo hacen, el discurso de la globalización planteado como una disyuntiva: la alternativa de una Argentina insertada en el mundo desde un único lugar posible, funcional a los intereses del capital financiero internacional, o la debacle y la exclusión del contexto mundial. En esta visión parcial e interesada que se corresponde con lo intereses de los grupos de poder, la globalización estaba y está formulada como una sola ideología posible y no como un proceso en el que nuestro país puede participar desde lugares diferentes al único propuesto.
El planteo cobró una fuerza inusitada en el momento en que se agudizaron la dependencia, la concentración y la exclusión, características básicas del desarrollo dependiente asociado al capital internacional, que destaca la teoría de la dependencia. “Estas características se exacerbaron durante la década de 1980, bajo el impacto de la globalización comandada por el capital financiero internacional para el pago de la deuda externa y la nueva fase de moneda fuerte y privatizaciones de la década de 1990, en el marco del consenso de Washington”. (1)
Si bien como ya se ha señalado este trabajo está acotado al período comprendido entre 1976 y la década conocida como “menemista”, en alusión a la gestión presidencial del Carlos Menem, es posible y diríamos que casi inevitable, establecer algunas comparaciones con otras situaciones críticas más recientes que han afectado a nuestro país. Nos referimos, por ejemplo, a la denominada “crisis del campo”, aún hoy no superada.
Sin embargo, estimamos que muchos de los elementos que en este trabajo confluyen para el análisis de la política comunicacional, bien pueden ser empleados para abordar la instrumentada, en este último caso, por los medios masivos de comunicación y los grandes grupos de poder que en ellos encontraron y encuentran un efectivo canal de expresión.
Los presupuestos de la teoría de la dependencia
En la introducción de este trabajo se ha mencionado el rol que han desempeñado los medios de comunicación social como soportes del proyecto de globalización sustentado por los grupos de poder que se corresponden con los del capital financiero internacional.
También se ha manifestado que el propósito de este trabajo es aproximarse a la manera en que esos mismos medios han dado cuenta de los presupuestos de la teoría de la dependencia, que colisiona con los términos en que estos grupos plantean la globalización.
La propuesta es la de efectuar una primera lectura del discurso de los medios referidos a dichos presupuestos que reconocen como centrales Magnus Blomstron y Bjorn Hettne. Uno de los padres de la teoría de la dependencia, Theotonio Dos Santos señala en su obra mencionada, que estos autores los consideran también comunes a las distintas corrientes que sustentan la teoría. (2)
Ellos son:
1.- El subdesarrollo conectado de manera estrecha con la expansión de los países industrializados.
2.- El desarrollo y subdesarrollo son aspectos diferentes de un mismo proceso universal.
3.- El subdesarrollo no puede ser considerado como primera condición para un proceso evolucionista.
4.- La dependencia no es solo un fenómeno externo sino que también se manifiesta bajo diferentes formas de estructura interna (social, ideológica y política).
La intención es leer a partir del cuarto punto los tres primeros, que hacen referencia a aspectos económicos que caracterizan la teoría en cuestión. El cuarto en cambio, alude a la dependencia ideológica. Si entendemos como ideología el sistema de valores, creencias, prácticas sociales, políticas y culturales de una comunidad, resulta pertinente ubicar aquí el discurso de los medios masivos de comunicación, destacando en particular el de ciertos comunicadores.
1.- El subdesarrollo conectado de manera estrecha con la expansión de los países industrializados
Especialmente desde el golpe militar de 1976 en adelante, el discurso de los medios fue y aún es desde algunos sectores, el de presentar a los países subdesarrollados como países en vías de desarrollo.
Esto implica que instrumentando determinadas políticas se logrará ingresar a un estadio de desarrollo similar al de los países del primer mundo. Pero uno de los principales obstáculos que impide este desarrollo es el estado expandido, entiéndase en términos de políticas económicas de intervención.
Aún en el período democrático la idea de inclusión no sólo en el mundo sino en el primero, jugó fuertemente en los discursos del ex Presidente Carlos Menem y de su ministro de Economía más destacado Domingo Felipe Cavallo. Y jugó en la forma planteada en la introducción de este trabajo, como un único camino posible para sortear el caos, la pobreza y el aislamiento.
Entonces la relación compleja y causal de los países subdesarrollados, en este caso el nuestro, con los industrializados, se ocultaba, minimizaba y reducía a un acto de voluntad que solo implicaba la toma de la decisión adecuada.
La descalificación de la teoría de la dependencia por parte de los medios y sus comunicadores fue frecuente aún avanzada la década del 90. El ejemplo de los “tigres asiáticos” era difusamente empleado por los más importantes diarios de tirada nacional como “Clarín”, “La Nación”, “Ámbito Financiero” y otros. Desde la televisión lo hacían los periodistas estrellas desde el golpe militar en adelante, Mariano Grondona, el ya fallecido Bernardo Neustadt y el comunicador por excelencia del menemismo Jorge Castro, entre otros.
Cabe desatacar que Mariano Grondona, socio de Neustadt, largo tiempo en el programa periodístico más exitoso de la televisión argentina hasta principios de la década del 90, fue funcionario de la última dictadura y que el periodista Jorge Castro, en el período final del gobierno menemista, fue designado Secretario de Planificación.
Todos ellos esgrimieron con insistencia el ejemplo de los “tigres asiáticos”. Al respecto Dos Santos reflexiona: “Muchos autores presentaron la consolidación del crecimiento de estos países como evidencia del fracaso de la teoría de la dependencia”. Y agrega: “Las economías de esta región no contrajeron una gran deuda externa en la década de 1970, como los países latinoamericanos y los de Europa del Este. Estas pasaron por reformas agrarias radicales en las décadas de 1940 y 1950, para lo cual tuvieron especial apoyo norteamericano en razón de su proximidad con los enemigos de la guerra fría.” (3)
Tras señalar que estas economías practicaron una fuerte intervención estatal y proteccionismo, acota: “Nada de eso impidió, sin embargo que sufrieran con rigor la crisis financiera internacional, cuando la valorización del yen, en 1992, comenzó a limitar sus exportaciones para el mercado norteamericano.” (4)
2.- El desarrollo y subdesarrollo son aspectos diferentes de un mismo proceso universal
Este punto está íntimamente vinculado con el anterior. Aquí desarrollo y subdesarrollo son presentados como fenómenos opuestos, sin relación alguna entre sí, o en el mejor de los casos a éste último como un estadio anterior al primero. Es decir, el desarrollo no se presenta como integrador de un proceso en el que necesariamente el subdesarrollo está incluido y le confiere entidad de tal.
En términos generales, en la década del 70 “… diversos autores levantaban la cuestión de que la noción de dependencia era una disculpa para explicar el fracaso económico de los países subdesarrollados”. (5)
En nuestro país el subdesarrollo era y es leído como el resultado de un estado fuertemente interventor, que se ha mostrado como el más serio obstáculo para el desarrollo de la iniciativa privada, impidiendo la radicación de capitales extranjeros, de nuevas inversiones y además como un pésimo administrador de las empresas que tenía a su cargo.
El subdesarrollo también ha sido considerado consecuencia del “crisol de razas” característico de Argentina, cuyos rasgos predominantes son la lasitud y la indolencia. En el lenguaje cotidiano y mediático esto es traducido en la expresión “la gente no quiere trabajar”.
Aún hoy, desde este lugar se lee la instrumentación de planes de ayuda económica para los sectores más desprotegidos de la población, más allá de los cuestionamientos fundados en cuanto a sus alcances, implementación y métodos. Por otra parte las críticas formuladas desde los sectores de poder, al estado interventor no han perdido vigencia y en algunos casos se manifiestan con una virulencia inusitada.
Se ignoran así las complejas y profundas relaciones económicas internacionales que determinan que los países ricos lo sean en función de la pobreza de los denominados del Tercer Mundo.
3.- El subdesarrollo no puede ser considerado como primera condición para un proceso evolucionista.
De lo dos puntos anteriores se desprende que el subdesarrollo no es condición inicial de evolución, paso previo del desarrollo, sino requerimiento esencial de su existencia en el actual marco económico capitalista.
Pero veamos como daban cuenta de ello los medios de comunicación en la denominada “era menemista” en la que se terminó de entregar y devastar el país.
Lo hacían apropiándose y repitiendo hasta el cansancio, expresiones del ex Presidente Menem y sus acólitos tales como “estamos entrando en el primer mundo”, “hay que ingresar al primer mundo”, “no podemos quedarnos afuera del mundo”, “la globalización es nuestra última oportunidad de ingresar al mundo”, “la globalización es el último tren, no podemos dejarlo pasar”.
No es necesario hacer un esfuerzo de memoria para recordar frases como éstas, que aún esgrimen algunos periodistas y medios de comunicación, a pesar de la agudísima crisis global desatada en el 2008. Pero los diarios de la época menemista son sobretodo los que mayoritariamente dan cuenta de ellas, y fueron también usadas con profusión por los comunicadores “más exitosos” de la televisión del momento, Neustadt y Grondona ya mencionados, Luis Majul y otros.
Bajo el empleo de estas frases subyace una concepción que implica que el ingreso al primer mundo, el salto al desarrollo, no es más que una cuestión de voluntad. Frecuentemente utilizadas por todos los sectores vinculados al poder, legitimaban la idea de que había que adecuarse al orden internacional para poder vivir igual que en los países sostenidos como modelos.
También legitimaban desde el discurso, las medidas que se adoptaron para terminar de enajenar el país. En consecuencia, el ingreso al primer mundo requería de sacrificios pasajeros, por ejemplo un elevado índice de desocupación que se vería reducido a mediano y corto plazo con la reconversión de mano de obra.
Este planteo cobró fuerza a partir de la década del 80, cuando la automatización disminuyó de manera drástica el empleo industrial. Al respecto Dos Santos señala: “Cada vez mas alejados de los centros de producción científica, tecnológica y cultural, los países en vías de desarrollo se insertan en la trampa del crecimiento económico sin empleo, y sin ver, por otro lado, expandirse las oportunidades de ocupación en educación, salud, cultura, ocio y otras actividades típicas de la revolución científico-técnica”. (6)
El ingreso al primer mundo reclamaba además muy especialmente, limitar el accionar del Estado al que había que reducir a su mínima expresión. Las empresas públicas debían ser y de hecho lo fueron, privatizadas porque arrojaban cuantiosas pérdidas y resultaban ineficientes.
Nadie mencionó sin embargo que para llegar a este punto se había trabajado largamente desde el interior de las mismas empresas y desde el discurso oficial, para destruirlas y justificar así su enajenación a precios viles. Tampoco nadie habló a la hora de las privatizaciones de los subsidios que se comprometió a pagar el Estado a la mayoría de las multinacionales que se hicieron cargo de las empresas de servicios públicos, ni de las vergonzosas condiciones de los pliegos licitatorios.
El discurso oficial promovido desde los medios, velaba una vez más los intereses del capital financiero internacional, ocultando los crecientes y desmesurados niveles de endeudamiento, mientras se seguía planteando una visión evolucionista del subdesarrollo como etapa previa al estadio de desarrollo, que se alcanzaría tan solo con la instrumentación de las medidas adecuadas.
Los medios hicieron propia la ideología del desarrollo divulgada por la obra de W. W. Rostov en 1961. A partir de allí, señala Dos Santos: “La cuestión del desarrollo pasó a ser, de este modo, un modelo ideal de acciones económicas, sociales y políticas interrelacionadas, que ocurrirían en determinados países, siempre que se diesen las condiciones para su despegue.” (7)
Siempre aludiendo a Rostow, agrega: “Su libro The Process of Economics Growth se consideraba un manifiesto anticomunista y no ocultaba su objetivo ideológico. Se trataba de demostrar que el inicio del desarrollo no dependía de un Estado revolucionario, como ocurrió en la URSS, y sí de un conjunto de medidas económicas tomadas por cualquier Estado nacional que asumiese una ideología desarrollista.” (8)
4.- La dependencia no es solo un fenómeno externo sino que también se manifiesta bajo diferentes formas de estructura interna (social, ideológica y política).
Este punto, desde el que se ha intentado leer en forma breve y limitada los tres anteriores, en función del discurso predominante en los medios de comunicación, merece también algunas consideraciones. Escaparía a este trabajo detenerse en las distintas formas que adopta la dependencia en la estructura interna de países como el nuestro, pero sin lugar a dudas el elemento cohesionador es la ideología de los grupos dominantes que no se lee como foránea, esto es impuesta por los grupos de poder extranjeros, sino como algo propio en el sentido de lo nacional, lo que la hace aún más peligrosa.
La expresión ideológica dominante reconoce como importantes medios de manifestación los de comunicación, la educación, la creación artística y el desarrollo de una intelectualidad afín que valide desde una aparente imparcialidad científica, sus elaboraciones teóricas y la instrumentación de sus políticas. En este sentido, ya ha sido abordado el rol de los medios de comunicación, que en última instancia no hacen más que “bajar” como se denomina en la jerga periodística, lo central de las proposiciones teóricas formuladas por intelectuales y científicos para hacerlas comprensibles al común de la población.
Debemos aquí considerar que estos grandes medios en nuestro país, son en realidad las empresas “menores” de los grandes grupos económicos internacionales, y que se presentan a sí mismos como “el espacio público”, cuando en realidad son sólo la expresión de esos grupos de poder. Este hecho, sumado a la vigencia de una ley de radiodifusión caduca, que alentó la conformación de monopolios y oligopolios, que data de más de 30 años, sancionada por un gobierno de facto, constituye el corolario perfecto de un discurso funcional a esos intereses.
Pero retomando el tema de la producción intelectual a la que aludíamos en párrafos anteriores, resulta interesante detenerse en ella en términos de producción ideológica que sirve a un orden determinado. En su libro, Dos Santos señala las vinculaciones entre la teoría del sistema-mundo y la de la dependencia. Dentro de esta perspectiva destaca: “La teoría social se debe desprender de su extrema especialización y retomar la tradición de grandes teorías explicativas con el objetivo de reordenar el sistema de interpretación del mundo contemporáneo”. (9)
La extrema especialización en el área de las ciencias, diversificadas en innumerables disciplinas sin ninguna articulación entre sí, es una expresión cabal del fenómeno de fragmentación atribuido al capitalismo en su estadio avanzado. El estallido de las ciencias, de la razón, si queremos en términos de Weber, impide una adecuada lectura de la realidad, abona la producción de teorías que la parcializan y en consecuencia, ocultan e impiden establecer las relaciones que dominan los fenómenos y les confieren entidad.
Así es como desarrollo y subdesarrollo son presentados desde teorías de óptica capitalista como fenómenos desvinculados entre sí, o en el mejor de los casos, el subdesarrollo es planteado como etapa previa y necesaria de la evolución hacia un sistema económico desarrollado. La fragmentación de la realidad en múltiples parcelas desarticuladas impide su comprensión y en consecuencia una acción efectiva y positivamente transformadora. Basta contemplar el desarrollo científico y tecnológico que ha experimentado la humanidad en el último siglo para comprender la desarticulación y el descontrol de estos “logros”, que sin dejar de lado los factores de poder, ponen a la propia humanidad en riesgo de extinción.
La falta de los grandes marcos teóricos unitivos se hace así evidente. Quizá los teóricos de la globalización cuyas producciones intelectuales llevan el sello del capital financiero internacional, han procurado pretenciosamente ocupar este vacío. Tal vez con el discurso de la globalización se intenta salvar en apariencias, esta fragmentación, esta desarticulación absolutamente funcional, dando cuenta de una única y posible lectura del mundo en la que la trama real de relaciones sigue quedando oculta y en consecuencia resulta inmanejable.
Es importante considerar en este punto el rol de las universidades nacionales, en especial las que responden al sistema de educación privado, que alimentan esta fragmentación del conocimiento, alentando la proliferación de carreras de tipo instrumental, totalmente desarticuladas entre sí. Es por eso que se advierte la necesidad de que la teoría social retome el camino de las grandes teorías explicativas que iluminen los fenómenos y sus relaciones y permitan a su vez, recuperar el control del desarrollo científico y tecnológico, evitando situaciones de riesgo para el hombre, asegurando la vida y mejorando con un sentido de equidad, las condiciones de vida de los sectores, poblaciones y países postergados.
(1).- Dos Santos Theotonio, La teoría de la dependencia. Balance y perspectivas. Plaza y Janés Editores S.A. 2002. Pág. 38.
(2).- Dos Santos Theotonio. Ob. citada, Pág. 23.
(3).- Theotonio Dos Santos, Ob. citada. Pág. 41.
(4).- Theotonio Dos Santos, Ob. citada. Pág. 41.
(5).- Dos Santos Theotonio, Ob. citada. Pág. 45
(6).- Dos Santos Theotonio, Ob. citada. Pág. 38.
(7).- Dos Santos Theotonio, Ob. citada. Pág. 16.
(8).- Dos Snatos Theotonio, Ob. citada. Pág. 16.
(9).- Dos Santos Theotonio, Ob. citada. Pág. 57.
La autora es licenciada en Comunicación Social, Córdoba. (Agencia Paco Urondo)
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Queridos compañeros de Agencia Paco Urondo -Fenix-
ResponderEliminarLes comunico algo que ya saben: LA BIBLIOTECA PACO URONDO TAMBIEN FUÉ HACKEADA, Y DESAPARECIÓ DEL MAPA.-
Espero que hagan llegar el vuelo del ave fenix hasta la biblioteca.-
Un abrazo solidario
ESTAMOS OTRA VEZ EN EL DEBATE DE IDEAS.-
ResponderEliminarLA BIBLIOTECA PACO URONDO TAMBIÉN VUELVE A SALIR AL RUEDO.-
NUEVA DIRECCIÓN WEB: http://labibliotecapacourondo.blogspot.com/
SE LAS HAGO SABER A LOS COMPAÑEROS DE LA AGENCIA, PARA LO QUE GUSTEN DISPONER