miércoles, 8 de abril de 2009

Entrevista a Horacio González: “el Estado debe generar un gran marco de la discusión, que de lugar a una ley amplia y democrática”

San Miguel de Tucumán (Agencia Paco Urondo, enviado especial al II Congreso) Horacio González, además de director de la Biblioteca Nacional, es uno de los intelectuales más prestigiosos de nuestro país. Militante en los sesenta y setenta, actualmente integra el espacio colectivo Carta Abierta. De visita en el II Congreso de Cultura, habló con la Agencia Paco Urondo sobre la necesaria democratización del sistema de medios.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué características deberían tener las intervenciones públicas para democratizar el sistema de medios?

Horacio González: el Estado tiene que tener intervenciones prudentes, precisas, en los puntos que sea necesario. Por supuesto, no debe legislar en las programaciones, sobre los contenidos, sobre el lenguaje mediático. Ese es un tema delicado. Sí debe legislar en términos de la relación entre información, economía, propiedad de los medios. En ese marco, debe invitarse a toda la sociedad a que acompañe con un fuerte movimiento colectivo porque si no, no va a ser posible el pasaje de la sociedad argentina de un estadio del monopolio de los medios, a un estado de pluralidad; que tampoco debe ser controlado exactamente por el Estado; el Estado debe generar en gran marco de la discusión, que de lugar a una ley amplia y democrática. Construir la idea de una democracia más profunda, de una justicia realizable, de un latinoamericanismo efectivo. Todo esto reafirma la necesidad de que la ley efectivamente se presente al Congreso. A esta altura no es fácil imaginar qué va a pasar con esa Ley, no sé si el Gobierno se va animar, a mi juicio va tener que animarse.

APU: ¿Carta abierta está trabajando y colaborando con este tema?

HG: Ha hecho un documento, que fue realizado por varias personas muy entendidas en el tema. Es necesario construir un sistema de medios más democrático. Y no me refiero a nadie en especial, no creo que Clarín mienta, eso es una simplificación burda, que surge de una necesidad política del Gobierno que puede ser comprensible. En su momento, sirvió para una disputa política. Pero no puede simplificarse así a Clarín: es además una tradición ideológica, un modo de escritura, donde trabajan periodistas que vivieron experiencias políticas muy diferentes, hasta militantes de la ultraizquierda en los 70 que han hecho su evolución personal. Eso lo hace mucho más difícil al análisis.

APU: ¿Cómo se construye un lenguaje, un discurso que exprese los intereses nacionales y populares?

HG: Es un tema sobre el cual muchos han pensado diferentes intelectuales en la Argentina: Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Jaureche, Astrada. Es un problema cómo definimos lo popular, las clases sociales, los modos de producción, la globalización y sus consecuencias tecnológicas. La Argentina tiene todo para protagonizar una gran revolución de la autorreflexión sobre sus medios de conocimientos, su historia cultural, su sistema escolar, sobre los modos de hablar de los medios, sobre el lenguaje político. El debate es imposible de separar de la construcción de una democracia justa en la Argentina con las grandes tradiciones populares y nacionales. Para eso, es necesario palabras nuevas, conceptos nuevos, evitar los clisés, las consignas. La Argentina no se va a transformar sin una revolución del lenguaje político.

APU: ¿Cuál es tu opinión sobre la política cultural del Gobierno de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires?

HG: Macri ha comenzado asociando cultura a turismo, con lo cual no se hace ni cultura ni buen turismo. Es un tipo de pensamiento político de mercado, privatizador, que dice que se acabó la era de los derechos humanos, del Estado, uno no sabe de dónde salen esas cosas. Es un tipo de conservadurismo muy profundo que en la vida política argentina, en la de Buenos Aires, que se presenta desideologizado, sin cartilla doctrinaria; afecta a la educación pública, al hospital público, a todos los ámbitos de lo público; y sin embargo no ha generado un debate masivo, amplio, aunque sí hay sujetos que lo cuestionan. En la Ciudad de Buenos Aires está muy fuerte la idea de que para solucionar problemas tiene que existir una gestión por fuera de la política, es un discurso que ha convencido a mucha gente. Precisamente, un escándalo mayúsculo, que todavía no desentrañamos profundamente, tiene que ver con cómo pudo pasar para que tanta gente se convenciera, qué pasó en el país. Se trata de una Ciudad de Buenos Aires confiscada, conquistada por este tipo de pensamiento que no es minoritario. Hay algo profundo que se quebró en la Ciudad.(Agencia Paco Urondo)

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