miércoles, 8 de abril de 2009

Galasso "Para dar una nueva pelea, primero debemos medir nuestras fuerzas". Por Pablo Grigioni

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) —¿Pagar al club de París fue recuperar autonomía o una claudicación?
Me inclino por pensar que se recuperó autonomía. Creo que en política hay dos cuestiones que son centrales. Una es saber quién es el enemigo principal y la otra es conocer la correlación de fuerzas que existe entre él y nosotros.
En general, uno se da cuenta que casi todas las operaciones de la deuda externa tienen cierta ilegitimidad. Porque te dan un préstamo al 4% por cuota y después ellos manejan los intereses, como pasó con la deuda externa en la época de la dictadura y 6 años después el interés estaba en el 20%. En esa coyuntura, todo nuevo prestamista es extorsionador. Entonces, si uno tiene fuerza, si América latina estuviera unida, por ejemplo, uno le da una patada al tablero y no paga la deuda externa con nadie.

Como este no es el caso, yo me inclino a considerar que me parece conveniente que se vaya saneando esa situación. Así como se pagó al Fondo Monetario para que el gobierno no esté bajo la presión de los intentos de monitoreo de los organismos internacionales. Por supuesto que esto no implica que ahora vengan los holdouts a querer cobrar, ya que esa fue una deuda para la que tuvieron la oportunidad de presentarse con los bonos y no lo hicieron. Eso está terminado.

—¿Por qué no se profundiza el modelo?

Hay una anécdota que corre, no sé si es cierta. Pino Solanas fue a verlo a Kirchner y le comentó que la renta petrolera y minera que se estaban llevando era tremenda y Kirchner le contestó: "Bien, juntame en Plaza de Mayo 500.000 personas y yo me quedo con Repsol". Pino hizo un acto frente a YPF y hubo mil personas. Es decir, existe un debilitamiento en el campo popular, que está fragmentado en muchas pequeñas agrupaciones de gente que piensa lo mismo.

Esto quedó evidenciado en el conflicto del campo, que pudo reunir más gente porque juntó a todo Barrio Norte, que es el barrio clasista de la Argentina. Porque la única clase que tiene conciencia sobre sí, como decía Marx, es la clase dominante. Frente a eso, el peligro de exigir más allá de lo que puede el gobierno es crear condiciones para que éste se hunda y para que, por alguna razón, el vicepresidente, que ha demostrado que es un traidor, asuma la presidencia. Es decir, la opción es de derecha, ninguna por izquierda y la alternativa la tenemos que dar nosotros uniendo al campo popular, dando el debate ideológico, incidiendo sobre las clases medias, tratando de "desazonzarlos" como decía el viejo Jauretche.

Pero mientras no tengamos la fuerza tenemos que ser muy prudentes, porque una cosa es la estrategia política con las grandes ideas y otra es la política concreta. La política concreta es si yo, con mis 72 años, me enojo con el de la mesa de al lado, que es un boxeador de 30 años. Yo me la tengo que bancar, tengo que tratar de calmarlo, de persuadirlo y no darle un trompazo porque el tipo me va a matar. Esto es lo mismo, el gobierno evidentemente se equivocó al entrar en un conflicto con una mala evaluación, sobre todo de la Federación Agraria, que hoy tiene más rentistas que trabajadores. Y se llevó una derrota.

Para ver la entrevista completa: http://www.frentetransversal.com.ar/spip/article4681.html. (Agencia Paco Urondo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario