miércoles, 8 de abril de 2009

Good bye Felipe, Por Joe Cornejo

LA PLATA, noviembre 11 (Agencia Paco Urondo) (Publicado en www.informevip.com.ar/Notas/79.html) El año pasado, salió a las carteleras un film sobre la caída del comunismo en la Alemania Democrática. En el rodaje, un universitario germano-oriental marchaba contra el autoritarismo socialista, para luego frustrarse y arrepentirse del capitalismo neoliberal de los 90. En tono de comedia, él y su novia rusa engañaban a su madre con la supuesta continuidad del sistema.



Pues bien, la reciente renuncia de Felipe Solá a renovar un nuevo mandato en la Provincia obedece a la misma lógica. Es cierto, las pretensiones de permanecer como mandatarios se oponen a un aspecto del liberalismo político: el recambio de autoridades. Sin caer en extremos, podríamos caricaturizar este "hegemonismo" con la longevidad de algunos referentes del marxismo real.



Pero obedeciendo al guión del film, también es cierto que el esfuerzo por la inclusión social realizado en el mandato 2003-07 de Solá fue el más profundo entre todas las provincias argentinas. Basta dos ejemplos: la recuperación del empleo en términos absolutos y la integración a su gestión del sujeto político de los desocupados (las organizaciones piqueteras). Nuevamente sin caer en la caricatura del rodaje, el sucesor del gobernador bonaerense podría no tener políticas tan benevolentes para los excluidos del sistema.



En Misiones, el ejemplo de esta victoria del liberalismo económico (la desatención de los pobres) disfrazado de liberalismo político (la renovación limitada) fue clara. Detrás de un cura compañero, que incluso revindica la gestión del Presidente, se esconde la estructura electoral de Puerta. Esta no es solo tan corrupta como la de Rovira, sino que en términos de alta política, apuesta por un modelo económico duhaldista: crecimiento sin inclusión. La diferencia entre la demonización de un candidato y la santidad del otro está dada por la activa participación de los todopoderosos grupos de multimedios, interesadísimos en condicionar los pilares electorales sobre los que se sostiene Kirchner. La yapa está dada por la satisfacción de Blumberg, Macri y Grondona, de inconfundible pedigree ideológico.



Para los norteamericanos, Roosevelt fue su mejor presidente. Pero no porque haya ganado cuatro veces las elecciones nacionales, sino porque sacó a su país de la crisis del 29 con keynesianismo puro y duro: industrialización más inclusión. Si le preguntamos a un desocupado que luego de una década recuperó el empleo qué opina sobre las candidaturas perpetuas, se levantará de hombros. La democracia no es la formalidad de votar cada cuatro años, sino la inclusión del Pueblo como sujeto político. Y esto implica primero trabajar, y luego decidir cuántas veces se elige a quien defiende sus intereses.



Porque hay que tener bien claro cómo actúan los ideólogos del neoliberalismo. Si el candidato no se somete a sus dictados, es "hegemónico". Si deviene un personero de sus mandatos trasnacionales, no importa que gobierne a sangre y fuego, como ocurrió durante la última dictadura.



Solá no es la nueva política. Pero menos lo son Puerta, Blumberg y Macri. Así que, a no dejarse engañar por los neoliberales. Porque debe ser el Pueblo el que tenga la última decisión. (Agencia Paco Urondo)

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