viernes, 17 de abril de 2009

Una propuesta, un impacto, por Santiago Coco Plaza

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) No recuerdo haber oído alguna vez ni visto correr tantas líneas relacionadas con un proyecto de Ley que se refiera al ámbito comunicacional como en estos dias. No es para menos, el preámbulo introductorio del borrador del proyecto, que presentó la Presidenta Cristina Fernández en el Teatro Argentino de la Plata, disparó un hecho histórico sin igual en esta materia. Esta propuesta que se ha puesto en marcha, reza que se trata de saldar una deuda que se acumuló desde la última dictadura militar a lo largo del tiempo que llevamos de democracia. De esta manera se pretende saldarla con el dictado de una nueva norma actualizada y regulatoria de los servicios de comunicación audiovisual. En esta instancia, como lo ha hecho en otras oportunidades símiles, la Presidenta desde su particularidad gubernamental se excluyó de la pertenencia de la futura Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para decir que este es un proyecto de Ley de todos y para todos los argentinos.

Contenido de excelencia

En la presentación que hace Cristina Fernández de la propuesta el texto comienza por explicar que los famosos los 21 puntos de la Coalición Ciudadana para una Radiodifusión Democrática van a ser cumplidos y están contemplados en este Proyecto de Ley. A todo esto, debemos recordar algunos de los componentes que hacen a dicha coalición que intervinieron en la elaboración y firma de estos 21 puntos. Entre las entidades que se destacan se encontraba el CELS, la CGT, la CTA, gremios de prensa y televisión, el SERPAJ, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la UBA, la UNLP, UNC, agrupaciones de radios pymes, fundaciones, cooperativas, comunitarias, etc. Además hay una cierta garantía de antecedentes en los artículos que se presentan en el Proyecto donde se ven avalados por legislaciones de grandes países de la Unión Europea y América del Norte; y aún así se vislumbra en el contenido un grado superior de permisividad al de las regiones citadas, lo que haría más benigna la intervención de una Ley con estas características sobre los grupos que concentran más poder mediático en la Argentina. Sobresale la propuesta de reserva del espectro del 33% a cada cualidad de de pertenencia de los medios audiovisuales; entre públicos, sin fines de lucro y privados. Habrá también una severa observación sobre las cuotas a emitir con producción nacional y además, un celo constante en el cumplimiento sobre los principios fundamentales de la libertad de expresión según tratados internacionales vigentes sobre DDHH. Va incluído en este Proyecto que en el sistema de medios públicos y los citados en párrafos anteriores, tendrá su seguimiento y regulación por una bicameral donde haya representación de la oposición legislativa. En el punto 20 del Proyecto nos encontramos con una figura nueva, la de la “Defensoría del Público” que recibirá apreciaciones del público receptor, y estarán dispersas por todas las provincias. Antes de darse las prórrogas de licencias se fijarán audiencias públicas a los efectos; como también la fijación de una tarifa social para los que tengan que abonar servicio de cable por no tener otro medio de acceso al medio. Por otra parte, los que operen con sistema de cable pago no podrán tener más de una señal y los titulares de licencias de TV abierta no se les otorgará otra para cable. Habrá exigencias más duras para las telefónicas para que abran más sus mercados a la competencia como prestadores de servicios públicos que son.

Un tiempo para el debate

Ahora bien, surge otro factor novedoso al respecto, y es que luego de esta presentación y hecho público el contenido, éste se deba propagar para su debate por entidades diversas, organizaciones de tipo comunitarias, pymes, universidades, foros regionales…; para luego, a partir de los cambios que se originasen, por agregados, modificaciones debatidas, críticas varias u omisiones de textos sugeridas. Los objetivos trazados para que se realice una verdadera desconcentración de medios y desmonopolización acarrea una serie cláusulas y puntos que enriquecerán el debate, tanto en el tiempo prelegislativo como una vez dentro del Parlamento Nacional para su tratamiento.

Por supuesto, a los que nos movemos por alguna razón en los ámbitos de la comunicación no nos sorprendió del todo, porque ya veníamos observando el trabajo con el que se iba instalando paulatinamente el tema en la opinión pública. De esta manera se generó un emergente exponencial en cada día que pasaba. Hace meses atrás, todo esto parecía un sueño lejano aún. Hoy, el pararse frente a los molinos de viento perdió calidad utópica y el sueño se aproxima a la concreción y la factibilidad de que se hagan realidad las aspiraciones de justicia comunicacional está más cerca. Las decisiones políticas, enmarcadas en despliegues de corte estratégico por parte del Ejecutivo Nacional, abre el espectro de tal manera que alienta a proyecciones más atrevidas y seguras para acompañar este proyecto nacional que encabeza CFK.

Debe señalarse también, que tampoco sorprendió a las corporaciones de procedencia monopólicas del stablishmen mediático. Había un preaviso que se venía gestando a través de diversos movimientos y múltiples fuentes en los últimos tiempos acerca del lanzamiento de un nuevo proyecto de Ley de Radiodifusión. Los màs cabales intérpretes del mundo de la semiología podían decodificar que para el lanzamiento de una nueva Ley “no era el tiempo porque siempre es el tiempo” y de un lado y del otro visualizaban en la atmósfera comunicacional un umbral que no cesaba de ensancharse para la inminente presentación de un nuevo proyecto de Ley. La ansiedad generalizada sobre este cometido recorría los espíritus en la dialéctica de los “pro” y de los “contras”. Es decir, por un lado los que pretenden más canales de comunicación, más vertientes de información correctamente reguladas, devolviendo la cualidad del servicio en espíritu democrático y de los que por procederes de factor de poder, egoísmo particular e intereses sectoriales y variados se aferran al inmoral crédito que otorga la concentración multimediática.

De cualquier manera, este anuncio de la Presidenta no deja de ser un potente missile lanzado que hace impacto sobre la dinámica instalada del negocio de los multimedios y sus apetencias de crecimiento oligopólico. Los cuales siguen acrecentando insaciables redes operativas del universo de la comunicación en el mundo de las ganancias. La alevosía con que los monopolios de multimedios se expandió y creció en nuestro país no tiene compatibilidad con la de ningún otro, sobre todo en los países de más desarrollo, remitámonos a los EEUU, Inglaterra, Francia, Canadá, por citar algunos; donde sus legislaciones están constituídas precisamente para evitar estas concentraciones. Mientras que acá, en nuestro país, tenemos que imponer normas legislativas y reglamentarlas para pararlas.

De esto se desprende obviamente, que los multimedios y algunos de los más concentrados en particular, no simpaticen en absoluto con el debate abierto que se va a dar en este par de meses en variados frentes e instituciones. ¿Porqué? porque en este debate surgiría también una revisión tácita que dejaría expuesto, en algún momento, los variados negocios e intereses corporativos y el diseño hiper cuantioso de su mapa operacional a los efectos.

Por otra parte, no podemos dejar de pensar que se genera un aire de corte dubitativo, de cómo quedará el escenario en cuanto a la correlación de fuerzas al momento de entrar este Proyecto de Ley de Servicio de Comunicación Audiovisual al Parlamento argentino. Este es un punto a tener en cuenta por lo clave que resultaría en el trabajo legislativo en ambas Cámaras durante el proceso del tratamiento en comisiones para dar una presunción sobre el desenlace en los recintos. Por ello que este mismo debate que precederá a la entrada en el Congreso de la Nación, con su presentación de los diferentes items temáticos y lugares de difusión, tiene que engrosar de manera favorable la percepción social, siempre relacionada dialécticamente con la interpretación que haga del mensaje mediático habitual. El monopolio mediático, con su sistemático “bombardeo” del hegemónico discurso de que hace gala, deteriora los parámetros culturales con el hàbito de la comunicación deformada al colectivo de la población. Es así que foros de debates regionales y en variados ámbitos ayudarían enormemente ese desequilibrio desfavorable en la correlación de fuerzas.

La batalla en el Congreso

Es de suponer que con viento a favor, se atenuaría la diferencia en este antagonismo en desigualdad. De todo esto podemos deducir, y no creo que existan dudas de que la gran batalla se va a dar en el Congreso. Allí nos encontraremos con otros riesgos que hacen a los representantes del pueblo, a los legisladores. Feroces lobbies por parte de los monopolios, que no hay dudas que ya comenzaron operar; amenazas de descrédito mediáticos para legisladores con sensibles marcos electorales; opositores verborrágicos en la deslegitimación de la figura presidencial que encabeza un proyecto nacional y popular; depredadores ideológicos del nuevo modelo de país que anhelamos, operando a través de los micrófonos y las pantallas de los multimedios que les dan crédito porque con ello van sus intereses.

El autor es Docente y Periodista, miembro de la Comisión de Medios Audiovisuales en Carta Abierta. (Agencia Paco Urondo)

2 comentarios:

  1. Fabuloso artículo .. es como si lo hubiera hecho yo.
    Abrazo a todos los lectores. Y pedimos disculpas por la interferencia del "hackeo" del que fuimos todos víctimas. Son pequeños costos groseros conque siempre la militancia de un buen periodismo tropieza.
    Gracias, Coco Plaza.

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  2. clarinet!!! (claro y neto). fuerza que ni todos los piratas informaticos podran callarnos!!!
    un abrazo!

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