Río Gallegos, Santa Cruz (Agencia Paco Urondo, por Martín Piqué, publicado en Página 12) Una primera delegación de 170 familiares de caídos en la guerra viajará hoy a Malvinas para inaugurar un cenotafio en el cementerio de Darwin. La Presidenta los despedirá desde Río Gallegos. Ayer, Bergoglio los despidió con una misa.
La delegación de 170 familiares de caídos en la guerra, que viajará a las islas Malvinas para inaugurar el cenotafio en el cementerio de Darwin, partirá hoy a las 8.30 hacia las islas en un vuelo regular de LAN Chile. Anoche, los familiares llegaron a esta ciudad en un avión charter cedido por Aerolíneas Argentinas. Se alojaron en distintos hoteles de la capital santacruceña. Antes de subirse al vuelo que los llevará a la base aérea de Bahía Agradable, en territorio de las Malvinas, los parientes de los soldados muertos serán despedidos por la presidenta Cristina Kirchner en el aeropuerto. El discurso de la Presidenta no será el único acto de homenaje a los participantes del viaje. Ayer a la tarde, en la Catedral Metropolitana, el arzobispo Jorge Bergoglio dio una misa en honor de los familiares y los caídos. “Como argentino les doy gracias, como sacerdote me comprometo a elevar oraciones por todos ustedes”, fue uno los párrafos más comentados de la homilía.
De la ceremonia participaron los 170 familiares que viajarán en esta primera tanda –la semana próxima lo harán otras 205–, también hubo muchos ex combatientes vestidos de fajina que se acercaron a saludar. Por las escalinatas de la Catedral se pudo ver al general retirado Roberto Bendini, ex jefe del Ejército durante el gobierno de Néstor Kirchner, a la banda de música del Regimiento de Patricios con sus bronces y sus redoblantes y hasta a Carlos Tula, quien gusta definirse como “el bombo mayor del peronismo”.
Tras la ceremonia religiosa, los familiares salieron al atrio de la Catedral y colocaron allí una enorme imagen de la Virgen de Luján hecha en bronce y pintada de celeste y blanco en primer plano. Esa imagen será instalada en el cementerio de Darwin el próximo sábado 10 de octubre, cuando el segundo grupo de parientes viaje hasta las islas. Los familiares invitaron a quienes pudieran escuchar, entre los que había transeúntes que se habían quedado a observar el acto, a que tocaran la estatua de la Virgen porque esa imagen iba a permanecer para siempre en la turba malvinense.
La visita de los parientes a la Catedral fue acompañada por una sucesión de marchas militares entonadas por el coro y la banda del Regimiento de Patricios, el regimiento que tiene a su cuidado la seguridad del jefe de Gobierno porteño. No podía faltar el himno a Malvinas. “No tenemos ninguna duda de que estamos en la senda del buen camino. Vamos a volver a las islas”, arengó el titular de la Comisión de Familiares, Héctor Cisneros, en un discurso improvisado desde el atrio. El representante de la organización de familiares no dudó en llamar “enemigo histórico” al gobierno británico y terminó su arenga con el grito “¡Viva la patria!” repetido tres veces. La multitud respondió con un rugido que sobresaltó a los turistas.
Entre los participantes del viaje pudieron verse gestos de emoción contenidos, miradas que buscaban comprensión o cualquier signo de afecto. Cuando los soldados de Patricios entonaron el estribillo del Himno, ese in crescendo que proclama “oh, juremos con gloria morir”, una mujer miró a este cronista con los ojos llorosos. Como si fuera un juego de mímica, la mujer hizo el ademán de que se le caía la mandíbula. No faltaba decir nada más. Entre los familiares que se habían acercado a la Catedral estaba Alicia Verón, 55 años, formoseña. Su hermano, Armando Verón, era suboficial clase 64 en la Armada cuando comenzó la guerra. Era cabo segundo del crucero “General Belgrano”. Como otros 342 miembros de la tripulación, Armando murió con el hundimiento del buque. En principio iba a viajar la madre, Florinda Saavedra Verón, pero la mujer ya es anciana y su estado de salud no se lo permitía. “Mi mamá dijo que iba a viajar ella. Yo insistía en que fuéramos las dos pero en la Comisión nos decían que sólo podía viajar una persona por familia. Así que voy a viajar yo, voy a llevarle al cementerio un rosario de mi mamá”, contó Alicia a Página/12.
El caso de Alicia y Florinda es emblemático para este viaje. Sucede que la mayor parte de los hermanos y padres de los muertos en el crucero “General Belgrano” no conoce las islas. Muchos estuvieron en el punto del océano Atlántico en el que se hundió el barco pero nunca en el cementerio argentino de Darwin. La incorporación al viaje de los familiares de los marinos muertos en el “Belgrano” fue saludada por el resto de los participantes. “Esto es algo fundamental. Porque hace cinco años que estábamos esperando poder inaugurar el monumento. Y van a poder viajar los familiares de los caídos en el crucero ‘General Belgrano’”, dijo Delmira de Cao, vecina de La Matanza y madre del soldado Julio Cao, muerto en territorio de las islas.
La última ceremonia de ayer fue antes de subir al avión, en el sector militar del Aeroparque Jorge Newbery. Una nueva banda musical, en este caso de la Fuerza Aérea, le dio marco a la despedida. Había autoridades de la fuerza con sus uniformes de gala y hasta un Mirage de los que combatieron en las islas en 1982. Allí, habló el titular de los Cascos Blancos, Gabriel Fuks, uno de los organizadores del viaje. “El Gobierno está muy orgulloso y contento por el resultado de este trabajo en conjunto”, sostuvo. Reveló que el deseo de la Casa Rosada es que estos viajes se puedan mantener y los familiares visitar de forma periódica el cementerio de Darwin.
Por el lado de los familiares volvió a hablar Cisneros. Agradeció “eternamente” a los funcionarios que intervinieron y ratificó “el compromiso con la causa Malvinas” de la comisión que encabeza. “Debemos ser embajadores de esta causa y de esta gesta”, subrayó. (Agencia Paco Urondo)
lunes, 5 de octubre de 2009
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