San Miguel de Tucumán (Agencia Paco Urondo, enviado especial al II Congreso) El II Congreso de Cultura incluyó diferentes encuentros de “Café Cultura” en distintos puntos de la hermosa San Miguel de Tucumán. En uno de ellos, el filósofo Ricardo Forster discutió con los presentes las características del actual momento histórico. En ese marco, la Agencia Paco Urondo realizó un largo reportaje donde se tocaron amplios puntos: el kirchnerismo, sus supuestas debilidades, las “mentiras” de Clarín, el recuerdo del intelectual Nicolás Casullo.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es tu caracterización del kirchnerismo?
Ricardo Forster: Siempre me pareció, y lo he tratado de describir, que Kirchner inauguró en 2003 un destino para la Argentina inesperado, nada podría hacer creer que la historia fuera para ese lado, todo lo contrario. Pudo hacer visible lo que estaba invisible. Rescató lo político, lo público, el debate en torno a proyectos del país. Hubo una etapa profundamente fecunda a partir del 25 de mayo de 2003, ligada a la reparación de lo político-histórico, y ligada también con la reintroducción en la agenda pública de cuestiones descartadas anteriormente: la política, el Estado, el derecho de los desposeídos en la Argentina, discutir proyectos sociales, económicos y políticos de país, construir relaciones con algunas de las mejores tradiciones del pasado. Allí amaneció algo importante. Cuando uno lee las críticas y los avances que alguna vez caracterizamos como destituyentes, se da cuenta que en realidad esas críticas surgen por aquello que hizo bien el Gobierno. Por eso, uno cree que tiene que defender lo que se hizo bien. Al mismo tiempo, me preocupa en este momento (entendiendo la complejidad de la etapa) que para defender políticas que reivindico no pueda realizarse una construcción de mayor amplitud política, y por el contrario se gire en torno a modos del hacer político que tiene que ver con la lógica pejotista, territorial, de la mercancía política. Lo fecundo del proyecto que abrió Kirchner y continúa Cristina tiene que ver con hacerse cargo de su retórica, de lo mejor de ella, en términos de una insistencia en un modelo de construcción de la política que permita la inclusión de aquellos que puedan aportar en un proyecto democrático y popular.
APU: Vos describías en la exposición la herencia del neoliberalismo. Hablaste de “cooptación de las conciencias colectivas”, “anulación de las mejores tradiciones populares”. Comparto el diagnóstico. Ahora, sobre esa herencia construye el kirchnerismo, con esas fuerzas políticas, culturales existentes. ¿Puede explicarse por allí la debilidad del proyecto que muchas veces se marca?
RF: Como decía mi entrañable amigo Nicolás Casullo, el kirchnerismo vino a ocupar una escena que estaba vacía, pero vacía en el sentido más amplio del término: económicamente, culturalmente, políticamente. Fue una anomalía del orden de lo inesperado. Todo lo que hizo fue ir contra la corriente: recuperar participación, democracia, una política de la equidad, memoria colectiva. A partir de eso, sus construcciones ya llevan un rasgo positivo, más allá de sus debilidades. Dicho esto nos seguimos enfrentando a lo siguiente: ahora viene la etapa más difícil, no se puede vivir de la renta de las primeras conquistas. Es fundamental construir conciencia política, social, habilitar espacios de participación. No puedo decirte cómo hacerlo. Aparece como un enorme desafío cómo trasladar a las conciencias populares una retórica que pone énfasis en el Estado, la política. Frente a un avance de una derecha que está al acecho, aunque debilitada por la caída de su sistema económico en EE.UU.
APU: Horacio González nos decía en una charla que no estaba de acuerdo con la consigna “Clarín miente”, la cree insuficiente para entender cómo opera Clarín. Luego, nos decía también que los medios deforman. Vos hablabas de que “expresan intereses perversos”. Entonces, ¿si Clarín no miente, cómo funciona, cómo opera en la construcción de sentidos sociales?
RF: Está claro que enfrentamos un enemigo extraordinariamente poderoso, que está naturalizado en la conciencia de los hombres, las mujeres. A la mañana leen el diario, escuchan la radio, luego miran la televisión. Todo un circuito que hace que identifiquen al multimedios Clarín con su cotidianidad, con su manera de ver el mundo. Es una batalla contra un dispositivo que es sutilmente poderoso. Es como el agua: no se la pregunta, no se la discute. Se la toma, se la usa para bañarse. Los medios son el bastón que permiten que la gente vaya caminando cotidianamente. En la batalla tenemos que cuidarnos de no simplificar. Porque dicho así, le estamos diciendo a la gente que consume Clarín que ella también miente. Debemos ser cuidadosos.
APU: ¿Cuán desamparados quedamos después del fallecimiento de Nicolás Casullo?
RF: Primero, en lo personal se fue un amigo del alma. Fue una pérdida emocional y espiritual gigantesca. En los últimos 25 años hicimos todo juntos. Para la vida cultural argentina es una pérdida tremenda. Combinaba el barrio, con el refinamiento intelectual, el compromiso político, la responsabilidad por lo que significa el país, la memoria histórica. También la construcción de un pensamiento complejo, sutil, sin concesiones, que tenía un papel clave en esta batalla cultural contra un sistema que te devora la conciencia. Es una pérdida inmensa, nos queda su obra, sus ideas. Era un tipo irremplazable. (Agencia Paco Urondo)
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