Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Página 12) Se acercan las elecciones y en la ciudad de Buenos Aires se repiten las mismas melodías que, tras varios comicios, nos han llevado a la situación actual: la derecha en el gobierno, atendida por sus propios dueños.
Vuelven a invocarse las palabras “progresista”, “amplitud”, “centroizquierda”, etcétera. Ahora bien, ¿qué será ser progresista? Se pueden dar muchas definiciones, pero hay un elemento que no debe pasarse por alto. Se trata de un argumento incontrastable: se es progresista –o no se es– siempre frente a un contexto determinado, en función de las acciones que en ese contexto desarrollan tal fuerza política o tal dirigente.
Tristemente, la realidad política de la ciudad no termina de reconocer esta cuestión. Aquí el mote de progresista es algo que viene dado, se es progresista en abstracto. Se es progresista si se tiene un tono de voz mesurado, si las convicciones se defienden hasta el punto de no ofender ningún interés, si –por supuesto– se mantiene la mayor distancia posible de esa “enfermedad” argentina que se llama peronismo. En definitiva, se es progresista si no se hace nada; ni bueno, ni malo.
Los porteños hemos visto claramente el resultado de esta política. Esta concepción fue gobierno en la ciudad durante seis años. Por acción o inacción, por falta de audacia o desinterés hacia los sectores populares, esa concepción terminó causando un notorio desencanto del electorado porteño con la forma de gobierno del progresismo. Los errores de esos seis años fueron los que dejaron el campo abierto para que la derecha ganara en la ciudad. Una derecha que no tiene nada de tímida, ni de mesurada; por el contrario, gobierna de acuerdo con sus intereses y su base social.
En suma, ignorar la responsabilidad del pseudo progresismo en la llegada definitiva del gobierno que hoy padece la ciudad es tapar el sol con un dedo y seguir jugando a las escondidas en un distrito clave por su influencia nacional. Como señalaran la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, y el ex presidente Néstor Kirchner, el sentido de las próximas elecciones trasciende la realidad local. Se trata de plebiscitar un modelo en los albores de una crisis internacional de dimensiones aún desconocidas. Este es el contexto en el que se define quién es progresista y quién, en todo caso, es reaccionario, retardatario y antipopular. Este es el contexto en el que los argentinos tenemos que definir si ratificamos el rumbo de un proyecto que comenzó a caminar en 2003 y que, por las profundas transformaciones realizadas en la Argentina, ya nos permite hablar de un modelo.
Haber reconstruido la Argentina; la institucionalidad, la economía, los valores democráticos, la Justicia, la dignidad nacional, la producción y el trabajo como pilares del desarrollo, entre tantos logros, no ha sido gratis. Una derecha new age organizada y construida desde los medios de comunicación, con las mismas concepciones de 1880, se ha puesto como objetivo innegociable terminar lo antes posible con este proyecto, con este modelo. Mientras tanto, los amigos “progresistas” miran el techo y deshojan la margarita de la mezquindad para ocupar media banca más. Quieren recuperar el espacio político que perdieron con los dos últimos gobiernos de la Argentina. ¿Por qué Cristina y Néstor ganaron el espacio que habían perdido los autoproclamados progresistas? Simplemente por el hecho de hacer lo que aquéllos proclamaron en infinidad de ocasiones y nunca realizaron.
Se es progresista si se defiende este modelo. Esta es la discusión que hay que dar con sinceridad, sin mezquindades, ni especulaciones. El juego de la escondida, en la ciudad, ya sabemos cómo termina. Ahora tenemos la oportunidad de comenzar un camino distinto que signifique defender el proyecto político que ha transformado la realidad del país y que abre una opción de futuro. Todo lo otro, lamentablemente, ya lo conocimos.
El autor es Secretario general de La Cámpora. (Agencia Paco Urondo)
Un presidente que vive peleado con todos
Hace 19 horas
Pertenezco al CEMUPRO (Centro de Estudios Municipales y Provinciales) que preside Hermes Binner. Esta organizaciòn integrada no solo por socialistas sino por todos aquellos que por sus propias capacidades pueden apoyar un proyecto diferente de paìs està creciendo enormemente. EL cemupro organizò un sistema nuevo de integraciòn popular que Binner a poco de asumir puso en vigencia en toda la provincia y està dando muy buenos resultados, sobre todo se nota en la gente. pero lo importante es lograr una nueva forma de hacer polìtica basada en un criterio y forma de vida. Para mi, y creo que me cambiò la vida es progresismo. Nunca crei en los progresismos de muchos a quienes no quiero mencionar, que luego de grandes promesas terminaban aliados a lo peor. Les doy un ejemplo de libertad intelectual: yo me neguè a votar a la Coaliciòn Cìvica porque no creìa en las propuestas de los "lillitos". Lamentablemente el candidato a vicepresidente era el presiente del PS Rubèn Giustiniani. A pesar de mi "defecciòn" partidaria nadie me insultò ni me tratò de traidor a nada, no me escondì, dije pùblicamente cual iba a ser mi posiciòn y cfreo que fue entendida. Si bien somos respetuosos de que las decisiones del Congreso nacional que por mayorìa nos indicaba cual era la lìnea polìtica del partido, tambièn es cierto que los problemas de conciencia se respetan. A mi muchos radicales del gobierno de Alfonsìn me hicieron un tremendo daño en lo particular, utilizaron de todo para evitar mi futura candidatura a senador por Chubut e incluso me trasladaron compulsivamente afectaron a mi familia. Puedo entonces votar ese tipo de progresismo? Pero, debo dejar de ser socialista por ello, nacì dentro del seno del PS, pero hice el tremendo esfuerzo de apoyar el gobienro de Alfonsìn porque lo necesitaba el paìs para gobernar y apoyar un proyecto de institucionalizaciòn. Asi me pagaron. Pero, puede el matrimonio Kichner representar ese ideal ahora? Realmente dan muestras de querer ahora y repito AHORA de seguir un rumbo diferente destinado a eliminar la pobresa, la indigencia, redistribuir mejor los ingresos, seguir alineado a nuestros amigos del Mercosur, apurar los juicios a los genocidas ? y muchas cosas màs que vos y yo sabemos. PUEDE SER ? Un abrazo.
ResponderEliminarGerardo Derlis Petrarca