Cuando los oficialistas, somos en realidad, opositores, por Jorge Tribó

Mar del Plata (Agencia Paco Urondo)
Se incurre en grave error de caracterización, cuando al definir las organizaciones sociales se hace el distingo entre organizaciones oficialistas y opositoras.

Si centramos el análisis en su relación con el poder ejecutivo, se puede ser oficialista con respecto a la presidenta, pero frontalmente opositor respecto del vicepresidente, ya que cada uno sustenta un proyecto político antagónico, como fue el caso de Manuel Zelaya y Roberto Micheletti en Honduras.

Ahora bien, si analizamos la división de poderes (hablamos de los tres poderes del estado republicano), vemos que aquellas organizaciones que son oficialistas respecto de la titular del poder ejecutivo, a su vez, son opositoras a la mayoría circunstancial del poder legislativo y de la mayoría de los jueces que componen el poder Judicial y que simpatizan con quienes actualmente desde el congreso, defienden el regreso del neoliberalismo excluyente.

Si a estos tres poderes, le sumamos el todopoderoso poder mediático, tenemos entonces, que las mal llamadas organizaciones sociales oficialistas, son en realidad opositoras a la mayoría del poder neoliberal, todavía incrustado en los tres poderes del Estado, y también opositora de los multimedios, propietarios de la maquinaria de manipulación de la opinión pública mediante la construcción de falsas identidades y sentidos que ocultan la verdadera realidad en beneficio de sus intereses elitistas y antipopulares.

No debemos confundir el sano ejercicio de la práctica democrática, que por su naturaleza es popular, de la falsa ilusión de ejercicio ciudadano, cuando en verdad, en la democracia neoliberal, lo que realmente existe, es una construcción de poder hegemónico del imperio, mediante su influencia financiera, militar, política, y especialmente cultural, claro dominio y control del universo simbólico, que le permite crear identidades ad hoc, en beneficio de la globalización de mercado neoliberal y que conduce al aislamiento “individualista” que destruye la identidad y conciencia de pertenecer a un “pueblo” y por lo tanto, favorece el avance de las derechas en el mundo.

Teniendo en claro esta realidad, es necesario distinguir estas categorías en el análisis, ya que de no hacerlo correctamente, podemos caer en un bloqueo político paralizante y suicida.

Hecha esta salvedad, me pregunto por que razón por ejemplo, cuando un(a) juez(a) dicta una sentencia aplicando la nulidad de la ley de medios, por ejemplo, todos los sectores sociales perjudicados no concurren unitariamente a expresarle su contundente rechazo a esta medida, a todas luces politizada, o cuando un medio desinforma con un artículo de opinión en la que se criminaliza la lucha social, o se difama a un referente político, social, sindical, etc., de una manera maliciosa, los sectores inmoralmente perjudicados, no hacen visible y de manera masiva, el repudio a esta canallada.

En rigor de verdad, los kirchneristas tenemos mas motivos para ser opositores a la mayoría de los factores del poder real, que oficialistas y es hora de que, en tanto opositores a tanta impunidad, salgamos mas combativamente a la calle a sostener lo que por derecho propio, le corresponde al pueblo.

Me parece acertado, cuando los lideres de las centrales obreras, acuden en apoyo a la presidenta, con una agenda propia, seria también deseable, que todos los de abajo, confluyan en una agenda común, que no es ni mas ni menos que pedir desde los espacios públicos, la profundización del actual modelo, corrigiendo las asimetrías que favorecen el avance de la derecha neoliberal.

(Agencia Paco Urondo)