Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en La Nación, por Fernando Bertello) Para los especialistas, el buen momento del sector, que se sustenta en una creciente demanda internacional, vino para quedarse por un buen tiempo
Como tocada por una varita mágica, la leche, y su commodity, la leche en polvo, que muchos analistas señalan como uno de los más inestables en materia de precios por sus vaivenes cíclicos, destella con una inusitada fuerza y es protagonista en el actual contexto productivo de la Argentina. Después del impacto de la crisis financiera internacional, que deprimió los valores, y lo poco atractivos que fueron los precios de los productos lácteos en el mercado interno hasta pasada la primera mitad de 2009, hoy las variables que muestra el sector son alentadoras. La materia prima acumula un alza que ya supera el 55%, desde los valores que se pagaban en agosto último, y hay perspectivas de que continúe subiendo. El mercado internacional empuja. En el mundo, la tonelada de leche en polvo, que llegó a retroceder a 1800/2100 dólares el año pasado, saltó a 3500/3700 dólares la tonelada. La última subasta de Fonterra, la "Bolsa de Chicago" de la leche, superó los US$ 3900. Pero también se destacan otros datos: hoy la cantidad de kilos de maíz que se pueden comprar con un litro de leche es la más alta de los últimos 30 años, hubo una fuerte recomposición de los precios de las vaquillonas para tambos y, a los ojos de la industria, se frenó el cierre de tambos que, según los empresarios, de un 3% anual ya está por debajo de dos por ciento.
En este contexto, en el análisis económico no pocos destacan que, según el planteo técnico y la eficiencia, la leche muestra en determinados casos hasta números más atractivos que la soja, si bien es cierto que las condiciones de inversión y entrada o salida de uno u otro negocio son distintas. Como recuerda Carlos González Crende, profesor de diseño y evaluación de proyectos de la Universidad de Belgrano y asesor de los CREA Luján y Bolívar: "Mientras un productor de soja puede salir y entrar en un suspiro, un productor de leche se juega no menos de una década". Con todo, lo que es palpable es el cambio de expectativas en el sector. Pero, ¿qué fundamentos hay en el horizonte de que el actual momento se pueda mantener en el tiempo? "El principal fundamento para pensar que el buen momento se pueda mantener en el tiempo es que la demanda de productos lácteos está creciendo a un ritmo mayor que la oferta de leche en el mundo", expresó José Quintana, consultor lechero.
Ezequiel Cabona, presidente de DeLaval, tiene una visión parecida. Y su pronóstico es positivo para el mediano plazo. "Un incremento de la población mundial cercano al 3%, con un consumo de lácteos que se espera crecerá un 2%, una producción relativamente estable, con leve caída del 0,5% con respecto a 2009 y una baja de los stocks internacionales definirían un panorama de estabilidad de precios en el mediano plazo", afirmó.
Cabona esgrime varios elementos sobre su pronóstico. "A nivel internacional se están recuperando los precios debido a la sequía que esta afectando a Nueva Zelanda -país referente en esta materia-, con un caída en su producción y con una estimación de producción inferior a la esperada", indicó. Agregó que hay una demanda creciente en China y en el resto de Asia. Según Cabona, en los últimos meses se ha observado una merma en los stocks de leche en polvo internacionales y se espera una mayor demanda, especialmente de quesos en los Estados Unidos.
Tendencia
Para Quintana, "si se mantienen todas las variables como están, sobre todo la tasa de crecimiento económico, debería ser por varios años, incluso el desmantelamiento de la Política Agrícola Común de la Unión Europea hacia 2015 debería darle más firmeza al mercado". Cabona añadió: "Estimo que los próximos dos a tres años nos encontrarán con precios en el rango de los 3000/3700 dólares por tonelada (para la leche en polvo)".
En este contexto, para González Crende, que opina que el buen momento del sector está referido al precio y no al resultado de las explotaciones lecheras, es "razonable esperar" que el valor de la leche siga en ascenso. "En cuanto al resultado de las explotaciones lecheras, también hay motivos para ser optimistas" indicó.
Con valores actuales para la leche y la soja, situaciones de producción en buenos campos, con clima acompañando y buenas prácticas de manejo, González Crende realizó un ejercicio de márgenes entre un producto y otro. Así, en campo propio y considerando un tambo con 22 litros de promedio anual por vaca en ordeño con una carga de 1,5 VT/ha y una soja de 45 qq de rinde, en esa cuenta se puede observar que el tambo deja un margen bruto (sin contar impuestos y otros gastos) por hectárea de 1104 dólares por hectárea, contra US$ 542 de la soja. "Por supuesto, estos datos son demasiado puntuales, es decir, no representan lo que puede ocurrir en un ejercicio completo y el margen bruto es la peor herramienta para comparar un tambo con una soja. Mientras el tambo necesita un capital no menor a los US$ 2500 por ha (sin tierra), la soja necesita unos US$ 250", aclaró.
A todo esto, Alejandro Sammartino, director de la revista Infortambo, realizó dos comentarios sobre dos términos comunes a los tamberos: estacionalidad y excedentes. Sobre lo primero, dijo: "La estacionalidad se ha ido diluyendo, aunque seguimos siendo dependientes del mercado interno, ya que las exportaciones solo representan el 22% en el promedio de los últimos años del recibo nacional". En cuanto al segundo término, dijo: "Con la suba estructural de precios que ha tenido el mercado internacional, la lechería argentina tiene la gran oportunidad de crecer en producción sin que eso signifique que el precio tenga que bajar. El mundo paga y va a seguir pagando bien la leche".
Con todo, subsisten temores. "La incógnita surge al analizar la situación política interna. No hay una definición, desde el Gobierno, acerca de que tipo de lechería quiere", indicó Atilio Magnasco.
Marcos Snyder, coordinador de la Comisión de Lechería de Aacrea, argumentó: "El mercado internacional hoy parece firme, pero es volátil. Y, además de todo esto, debemos recordar que estamos en la Argentina, con una administración que interviene desorganizadamente en los mercados".
González Crende visualiza otras dos amenazas. Por un lado, que una eventual disminución de las retenciones, "un legítimo reclamo de los agricultores -según aclaró-" impacte en el costo clave de los tambos: la alimentación. Por otro lado, menciona como amenaza un supuesto sinceramiento de las tarifas de gas y energía eléctrica. (Agencia Paco Urondo)
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