Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en DERF) Las informaciones rotaban en un mismo eje. O los políticos socios de las corporaciones hacían denuncias, o se picoteaba sobre la inseguridad, la economía y la inflación.
A casi un año de las elecciones legislativas, las apuestas a que la oposición política se insertara dentro de la grilla de potables rumbo al 2011, terminaron en un suelo. No supieron, no pudieron o simplemente, como el agua y el aceite, aunque se junten mientras se agitan, terminarán inevitablemente divididos. Nadie pudo aprovechar los guarismos negativos para el kirchnerismo y por el contrario, todos, a excepción de Ricardo Alfonsín, aumentaron su imagen negativa. Los votos, que son un acto de fe, los quemaron en una carrera que solo estuvo envuelta en descalificaciones, groserías, insultos y agravios… no era el mandato de la gente.
La economía tampoco dejó margen. La venta record de automóviles, la reactivación del consumo interno, las vacaciones, dejó sin discurso a quienes optaron por recrear el fantasma de la inflación. Los índices de Abril estaban a la vista, y el discurso inflacionario, era finalmente un acomodamiento de precios de quienes buscaron tomar, con el mismo trabajo, los beneficios de flujo de dinero que aparecía con la asignación universal por hijo.
Mostrar a los “Noble” duró la nada y hasta fue contraproducente. Los adultos mayores que reniegan de sus padres – posiblemente torturados, muertos o tirados al mar – no son ejemplo de nada. Vergüenza de un interés personal y poco por la memoria de su propia sangre y la justicia a los genocidas. Llevarán de por vida un estigma, marcado en todo su cuerpo, hasta su vejez, como cómplices de cada hijo extraído del vientre de su madre. Cómplices sin disfraz de cada torturado… morirán sin conocer a quienes lo trajeron con amor al mundo. Por el fruto se conoce el árbol. Dios quiera que me equivoque.
Nada funcionó y la Ley de Medios inevitablemente deberá salir de la Suprema Corte respetando el voto de una amplia mayoría parlamentaria o será un escándalo nacional.
En este marco, ahora, Majul aprovechó los “Martín Fierro” para instalar el miedo mientras que Morales Solá hizo una instigación pública propiciando una muerte.
No hay dudas que el programa televisivo “678” milita para el oficialismo, pero tampoco hay dudas, que su prédica, abrió para muchos un canal de debate sobre temas que se desconocían o estaban instalados a favor de intereses corporativos.
El miedo va a durar lo que han durado las últimas operaciones de quines cada día se llenan más el bolsillo y proporcionalmente rifan su credibilidad y debilitan al periodismo en su totalidad.
Majul tiene miedo, y es cierto. Tiene miedo que le ocurra lo mismo que a los conductos de “Tres Poderes”. Majul, tiene miedo a quedarse sin pantalla. Majul le tiene miedo a sus patrones y sabe que cuantos menos sean, más van a cobrar. El miedo de “La cornisa” es que lo empujen al vacío y lo que le pida Vila, será en adelante una orden, que al ser cumplida, mejorará sus ingresos.
Los Majul, son una vergüenza no solo para el periodismo, sino para los argentinos. Es un vulgar encubridor de la verdad y un mercenario de la palabra. Que se haga cargo de sus miedos y sus actos, mientras la gente que quiere solo la verdad – piense como piense – siga entendiendo que hay periodistas convencidos por formación y mercenarios miedosos a quienes solo los conduce “el efectivo”. (Agencia Paco Urondo)
lunes, 10 de mayo de 2010
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