Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Parafraseando a Régis Debray, el problema aquí no es por qué o cómo la globalización es irremediable, sino por qué o cómo todo el mundo, o casi, está de acuerdo en que es irremediable. Una posible respuesta: "La tecnología del hacer creer. El poder de la información... In-formar: dar forma, formatear. Con-formar: dar conformidad. Trans-formar: modificar una situación".
Con la globalización de la economía se globaliza también la cultura. Y la información. De ahí que las grandes empresas de la comunicación "tiendan" sobre el mundo entero su red electrónica sin que nada ni nadie se los impida. "Ni Ted Turner, de la CNN; ni Rupert Murdoch, de News Corporation Limited; ni Bill Gates, de Microsoft; o decenas de otros nuevos amos del mundo, han sometido jamás sus proyectos al sufragio universal.
En la globalización, las sociedades son fundamentalmente sociedades mediáticas. Los medios son el gran espejo, no de lo que una sociedad es, sino de lo que debe aparentar ser. Plena de tautologías y evidencias, la sociedad mediática es avara en razones y argumentos. Aquí, repetir es demostrar.
Y lo que se repiten son las imágenes. Lo visible = lo real = lo verdadero. Y los intelectuales de derecha han aprendido bien la lección. Y más, es uno de los dogmas de su teología. ¿Dónde se dio el salto que iguala lo visible con lo verdadero? Trucos de la pantalla globalizada.
El mundo entero, mejor aún, el conocimiento entero está ahora a la mano de cualquiera con una televisión o una computadora portátil. Sí, pero no cualquier mundo y no cualquier conocimiento. Debray explica que el centro de gravedad de las informaciones se ha desplazado de lo escrito a lo visual, de lo diferido a lo directo, del signo a la imagen. Las ventajas para la derecha son obvias.
Analizando el comportamiento de la información en Francia durante la Guerra del Golfo Pérsico, se devela el poder de los medios: al inicio del conflicto el 70% de los franceses se mostraban hostiles a la guerra, al final el mismo porcentaje la apoyaba. Bajo el golpeteo de los medios, la opinión pública francesa se volteó.
Estamos en la "era visual". Así las informaciones se nos presentan en la evidencia de su inmediatez, por tanto es real lo que se nos muestra, por tanto es verdadero lo que vemos. No hay lugar para la reflexión crítica, a lo sumo hay espacio para comentaristas que "completen" la lectura de la imagen. Lo visual no está hecho en esta era para ser visto, sino para dar "conocimiento". El mundo ha devenido en una mera representación multimedia, que suprime al mundo exterior, capaz de ser conocida en la misma medida en que es vista.
La derecha tiene que desempeñar su función legitimadora en la era visual; optar por lo directo e inmediato; pasar el signo a la imagen y de la reflexión al comentario televisivo. Ni siquiera tiene que esforzarse en legitimar un sistema totalitario, brutal, genocida, racista, intolerante y excluyente. El mundo que es el objeto de su "función intelectual" es el que ofrecen los medios: una representación virtual.
En otras palabras, en la globalización, los intelectuales de derecha son multiusos: sepultureros del análisis crítico y la reflexión, malabaristas con las ruedas de molino de la teología neoliberal, apuntadores de gobiernos que olvidan el "script", comentaristas de lo evidente, porristas de soldados y policías, jueces que reparten etiquetas de verdadero o falso a conveniencia.
La nota fue publicada en París en agosto de 2000 por Le Monde Diplomatique. Se reproduce sin pedirle permiso a nadie, asumiendo que todos los derechos de autor de Marcos también son para todos. (Agencia Paco Urondo)
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