Capital Federal (Agencia Paco Urondo, gentileza del Ing. Alberto Lucero) La Argentina adhirió a la “religión” llamada Soja Transgénica en 1996, (misteriosamente de la mano de los préstamos atados del Banco Mundial), solo un año después de su introducción a los EE UU y sin que mediara debate parlamentario alguno, ( para qué, si con las Banelco hubiera pasado lo mismo), gracias a Felipe Solá, Secretario de Agricultura de Carlos Menem, (ahhh, ahora estamos más tranquilos), que dió la autorización para la implantación en nuestro País de la soja transgénica conocida como RR, es decir, genéticamente modificada y patentada por Monsanto, para ser resistente al herbicida desarrollado y patentado también por Monsanto, llamado glifosato y cuyo nombre comercial es Round-Up.
Hoy debemos detener la sojización de nuestros campos porque:
1 – La inmensa superficie sembrada hoy con Soja RR , obligó a ocupar una enorme cantidad de tierras, históricamente dedicadas a la ganadería, a la lechería, al monte frutal y a la horticultura. El monte virgen, la apicultura, la producción familiar, el girasol, la batata, el maíz y el algodón fueron desplazados por la soja.
2 – La sojización ha transformado a nuestra producción agropecuaria casi en un monocultivo.
3 - La Argentina pasó de ser un país productor de alimentos para los humanos, a ser un énclave productor de forraje, para que otras naciones produzcan carne.
4 – Hemos llegado al extremo de venderle soja en grano a Chile, para que ellos nos vendan carne aviar y porcina, porque acá se han reducido drásticamente las áreas destinadas a producir carne.
5 – El aumento de los alimentos como lácteos, carnes, hortalizas y frutas, tiene relación directa con la disminución constante de las áreas destinadas a su producción, ya que toda la tierra disponible se destina a la soja.
6 –Cada 500 Has. de soja RR se genera UN solo puesto de trabajo, mientras que 100 Has destinadas a la agricultura familiar necesitan de 35 puestos de trabajo reales.
Conclusión: Los dueños de los campos no son inocentes señores que se lamentan porque la Argentina tendrá que importar carne; no son esforzados labriegos que sufren porque tienen que pagar retenciones; no son formadores de un País inclusivo ni generadores de fuentes de trabajo, son la parte de la Argentina que ayer vivían como reyes produciendo trigo y vacas y hoy lo hacen produciendo soja.
Y el País ? . . . Qué País ? . . . Ellos no tienen País, solo tienen cuentas bancarias cada vez más abultadas, con una gran parte en paraísos fiscales.
Como decía el poeta uruguayo Zitarrosa:
“HAY QUE CAMBIAR LA YERBA . . .
EL MATE ESTÁ LAVAO . . .
CON ESTA CEBADURA,
NO VAMOS PA NINGÚN LAO”.-
(Agencia Paco Urondo)
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