Carta abierta por el 14 de mayo, por Sofía González

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado por Lo que los medios no dicen) Hoy fue un día peronista. Y con esta frase que le da nombre a un blog compañerísimo, me siento inspirado para arrancar la crónica.

A las siete de la tarde, el Teatro Argentino de la Plata rebasaba de militantes ansiosos por escuchar a Néstor Kirchner. La entrada se había hecho larga, a medida que nos acercábamos a la puerta, nos íbamos frenando por el cuidadoso operativo de ingreso y todo se hacía más lento por el famoso efecto embudo. En cuanto la mayoría de los compañeros logró pasar la puerta de vidrio, empezamos a correr tratando de llegar a tiempo de ubicarnos y colgar las banderas. Los trapos de "La Campora" y de la "Juventud Peronista" quedaron frente al escenario, y caían hasta el palco principal, donde se sentó emocionada nuestra Presidenta. La ansiedad, la alegría, las canciones, estaba todo junto y se contagió a los presentes que empezaron a pararse, y haciendo los dedos en V, cantaban, como si nos hubiesen estado esperando. O mejor dicho, como si estuvieran viviendo algo que ya no pensaban que volverían a vivir. Los que estaban en los palcos mejor ubicados, parecían querer salirse, y venir a saltar con la popular. Y ahí estábamos nosotros, felices y contentos, esperando el empujón con que salimos de cada acto, la reafirmación de todo lo que venimos haciendo, sosteniendo y militando.

Unos kilómetros más lejos, en la Capital, otro grupito de compañeros que no pudo viajar a La Plata, a este acto histórico, tenía asignada otra tarea. Impedir que se apruebe una ley en la Legislatura porteña que permitiría un negociado multimillonario, y que, por supuesto, había sido impulsada por el macrismo. La sesión ya había empezado, y a medida que se escuchaban los discursos, una rara sensación iba invadiendo el ánimo de los asesores del diputado más joven de la Legislatura. Es que no podían creer que muchos diputados que habían asumido sus bancas siendo del bloque opositor, estaban dispuestos a votar la ley del bochorno. Una ley que permitiría al actual gobierno porteño vender tres lotes, donde se encuentran las llamadas "Catalinas Norte", a un valor inferior al de mercado, que no llega ni a la mitad de lo que se debería pagar por esos terrenos. ¿Por qué la gestión PRO vendería terrenos de todos nosotros a la mitad de su precio? ¿Quién se beneficiaría en esta transacción? El pueblo de la Ciudad de Buenos Aires seguro que no, ya que pierde la propiedad de esos terrenos y al mismo tiempo más de cuatrocientos millones de pesos, que deberían ingresar a los fondos públicos si la venta se realiza al valor que corresponde. El evidente negociado que se escondía detrás de quienes efectúan la operación, y los millones, pudieron más que los argumentos. Juan Cabandié, nuestro compañero, también escuchaba los discursos y las intervenciones del público. A su turno, votó en contra del negociado, en contra de que los fondos del estado se utilicen para beneficio de algunos particulares, empresarios, poderosos. Pidió la palabra y recordó uno de los párrafos de la constitución peronista de 1949: - "me gustaría leer un título que corresponde al Capítulo IV de esa Constitución; les recomiendo a todos que lo lean, sobre todo a los peronistas y a los que dicen serlo. El título es el siguiente: “La función social de la propiedad, el capital y la actividad económica”. Me parece que estamos ante una decisión que no significa un voto más; implica seguir profundizando la lógica instaurada: la transferencia de los bienes públicos al sector privado". Fue el único del bloque que votó en contra. Pero a favor de sus convicciones, aguantando los chistes malos de sus compañeros de bancada, que lo codeaban divertidos, porque lo que a nosotros nos causaría verguenza, a ellos les causa risa, ya que dejaron sus promesas de campaña en la puerta del recinto. Y permitieron que se apruebe escandalosamente una ley que transferirá fondos públicos a manos privadas. Porque muchos que se dicen peronistas, dieron su voto para legitimar una ley que beneficiará a unas pocas manos en perjuicio de quienes más lo necesitan.

Juan, estoy seguro que te morías por estar en La Plata, pero quiero decirte que cuando pediste la palabra para dejar en claro que tu voto era "absolutamente negativo", nosotros estábamos con vos, y vos con nosotros. Que estamos orgullosos de que no estés con la llamada "corporación política", porque no negociamos, porque no nos vendemos. Que nos sentimos identificados, porque si hubiésemos estado en ese recinto, hubiésemos votado en contra del negociado. Y si vos estabas acá, te hubieses quedado afónico como nosotros.

Y por último quiero que sepas que hoy, a pesar de la distancia, estábamos juntos, cada uno en su puesto, peleando por la misma causa, tu voto y nuestro canto, el mismo canto, "no nos han vencido…". (Agencia Paco Urondo)