miércoles, 26 de agosto de 2009

El escenario no deseado, por Jorge Tribó

Mar del Plata (Agencia Paco Urondo)

El viernes 28 de agosto se reúne la UNASUR en Bariloche, para analizar el espinoso tema de las bases militares norteamericanas a instalarse en Colombia.

Todos los gobiernos de Latinoamérica saben, que existen planes de ocupación de aquellas zonas de nuestra región, ricas en recursos naturales: biodiversidad, agua, petróleo, recursos mineros, etc., son los recursos más apetecidos que están en la mira del gendarme del neocolonialismo, es más, países como Brasil y Argentina, adecuaron sus hipótesis de conflicto, en función de defender los recursos naturales, en caso de un ataque exterior.

También se sabe, que desde estas bases a instalarse en Colombia, se podrá atacar cualquier punto del territorio sudamericano y que, mas allá de las promesas formales de no inmiscuirse fuera de las fronteras de Colombia, EEUU tiene un larguísimo historial en fraguar supuestas “agresiones a sus intereses”, para justificar sus correrías imperiales de invasión y genocidio: las armas de “destrucción masivas” de Saddam Hussein, que la historia se encargo de demostrar que fue un montaje y pretexto para intentar apoderarse de las riquezas petroleras de este país del medio oriente, la lucha contra el “narco terrorismo”, que no es más que una fachada y justificación para hacer lobby a favor del intervencionismo militar estadounidense, etc.

Finalmente, cabe recordar que las bases colombianas no son las únicas, existen otras en islas del Caribe (Curazao), en Honduras (en Palmerola: base aérea “Enrique Soto Cano”) que participo en el golpe contra Zelaya, en Costa Rica, (ubicada en Liberia), en el Salvador, (en Comalapa), la base Mariscal Estigarribia en Paraguay, por solo mencionar algunas de ellas.

En base a estos datos y antecedentes, cabe preguntarse: por que razón, los EEUU están instalando una red de bases militares en todo el subcontinente, si no es por la sencilla razón, de querer controlarnos para despojarnos de nuestros recursos naturales y obviamente, a través de la amenaza del uso la fuerza militar, si es que no entregamos nuestros recursos y no reconocemos este protectorado de facto.

La otra pregunta que cabe hacerse, es cual debe ser la respuesta que el pueblo latinoamericano debe dar, ante esta agresión inminente que nos empujará a una servidumbre similar a la que vive el pueblo palestino en la zona de Gaza y en algunas regiones del subcontinente, con posibles escenarios de guerra similares a los de Irak, Afganistán y, más atrás en el tiempo, como en Argelia o Vietnam.

Seguramente, si los pueblos de nuestra América, a través de los sindicatos y organizaciones sociales y estudiantiles solicitaran entrenamiento masivo para la defensa del territorio nacional (guerra asimétrica) , la mayoría de los gobiernos y partidos políticos latinoamericanos la consideraran una medida de carácter extemporánea.

Si al igual que en la época de la independencia lo hacían los militares criollos integrados al ejército colonial español, los militares latinoamericanos pidieran la baja (ej. Perú o Méjico) y se fueran a Venezuela, para organizar junto a otros voluntarios latinoamericanos una Brigada Bolivariana de auto defensa de nuestra América, no faltarían gobiernos de la región, que criticarían a Hugo Chávez como intervencionista (como si la intervención no estuviera dada ya, por los agresores del norte)

Seguramente, muchos gobiernos propondrían responder con declaraciones y acciones legales, tal como se ha hecho con la solicitud del Departamento de Estado Norteamericano, al presidente de Costa Rica Oscar Arias o las gestiones de la OEA ante los golpistas de Honduras, se puede argumentar la razón frente el uso arbitrario de la fuerza y obtener resultados positivos? Personalmente, no estoy viendo avances en esta gestión.

Francamente, la respuesta no la tengo, pero si se, que no podemos esconder la cabeza como el avestruz y que debemos abrir urgentemente el debate que nos lleve a respuestas eficaces y contundentes, lo contrario es transformarnos en un pueblo paria y esclavo.

(Agencia Paco Urondo)

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