Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Página 12, por Mercedes López San Miguel) Nora Cortiñas, dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, hoy está en Tegucigalpa integrando una misión internacional de solidaridad con el pueblo del país centroamericano. “Tratamos de cambiar el mundo”, dijo efusiva en diálogo telefónico con Páginal12. Cortiñas pudo constatar que el pueblo hondureño resiste y es fuerte ante la sistemática violación a sus derechos por parte de las fuerzas golpistas.
La Madre llegó a Honduras el sábado pasado, cuando se denunciaba una nueva víctima de la represión, no reconocida por el régimen. El cuerpo sin vida del joven Pedro Magdiel Muñoz tenía señales de tortura. Desde que se ejecutó el golpe el pasado 28 de junio, abundan las denuncias sobre detenciones y muertes no esclarecidas. Cortiñas, junto con ONG de Europa y América latina, están recabando la mayor información posible en los días de tarea humanitaria. “Ahora estamos averiguando qué fue lo que les pasó a tres personas muertas en una movilización.”
Las movilizaciones son permanentes y muchos los que están yendo a la frontera, señala Cortiñas. Y desde su misión denuncia la acuciante y grave situación que viven los que resisten por volver a ver a Manuel Zelaya sentado en el sillón presidencial. “Acá hay un golpe, por más que hayan puesto de presidente a un civil: los militares y policías provocan temor en la población, censuran todos los medios y cortan el suministro de luz. Lo más perverso que sucede en estos momentos es que en la frontera, donde están los manifestantes desde el viernes, las fuerzas del orden dispersan a la gente con gases lacrimógenos y no les permiten acceder a comida, agua o ropa.”
Cortiñas destaca en general el rol de las mujeres hondureñas, que luchan “a la par de los hombres” y en particular el de la primera dama, Xiomara Castro. La voz argentina de una misión que incluye pastores, ecologistas y parlamentarios europeos cuenta que se reunió con Castro. Según le relató, la primera dama vive un fuerte hostigamiento y teme ir sola a reencontrarse con el presidente derrocado, que la espera del lado nicaragüense. “Anoche, unas fuerzas paramilitares vestidas de blanco, junto a policías y militares, entraron al hotel con prepotencia para exigirle a Xiomara que se fuera. Incluso hubo disparos. Ella decidió quedarse. Pero los militares quieren que se vaya del país y buscan cualquier excusa para expulsarla”, dijo la Madre. Hasta ayer, Castro, sus hijos y cientos de manifestantes estaban varados por retenes militares en El Paraíso, a 10 kilómetros de la frontera. Cortiñas pasó por allí. “La rebelión es grande”, aseguró. El temor latente es que los golpistas vuelvan un infierno El Paraíso. (Agencia Paco Urondo)
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