lunes, 20 de julio de 2009

El campo, las elecciones y la construcción política, por Norberto Galasso

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Revista Zoom) La experiencia de los Kirchner tuvo un punto de inflexión: el tema del campo. Allí encontraron a un enemigo poderoso y el gobierno presentó mal la discusión: no se trabajaron las ideas por televisión, radio y demás medios. Esto quedó evidenciado, principalmente, en los sectores de clase media. No se explicó que cuando hay una gran suba en los precios de los productos exportables es necesario desacoplar los precios internos de los precios externos, porque si no los productos exportables se van al exterior y aquí nos quedamos sin nada. Del mismo modo, también es necesario tomar ese tipo de medidas para que el país no desplace otro tipo de producciones y se convierta en un país exclusivamente sojero. Cuando Venezuela tuvo el auge del petróleo, toda su producción se centró en eso y después terminó importando alimentos.

Tampoco se habló de la renta diferencial. No se tomó conciencia clara del poder del enemigo y que uno tiene que pelear cuando tiene la correlación de fuerzas más o menos pareja. Más allá de que días atrás Kirchner obtuvo los votos relacionados con el peronismo, este no era el peronismo del ‘45, con ocupación plena y con todos los trabajadores del cinturón industrial votando a favor del gobierno.

El tema del campo provocó un grado de escisión importante que no se resolvió. Además, aumentó el precio de los alimentos y los sueldos quedaron un tanto retrasados, algo que se trató de ignorar metiendo un poco la cabeza bajo tierra no publicando todos los datos del INDEC. Entonces, no alcanzó por más esfuerzo que uno hiciera para explicar que esto es algo parecido a aquello del ’45, porque la Resolución 125 apuntaba a la distribución del ingreso y avanzaba en un nuevo rol del Estado, reestatizando algunas áreas privatizadas, forjando una política latinoamericana excelente. Hay cosas que son muy importantes, pero que solo la militancia entiende, como ocurre con la importancia que tiene América latina.

Uno a veces piensa y cree que en general el resto de la sociedad piensa como la militancia, y no es así. Yo he visto en mi barrio a gente que votó a Macri en otras oportunidades y que, como no estaba muy conforme con la gestión del PRO, ahora votó a Pino Solanas, como si fuera lo mismo. A esa gente que no le interesa la política, sino tener su autito, sus vacaciones y algunos gustos; a esos sectores medios hay que ganarlos. Por eso, algunos me dijeron que no votaron contra el modelo, sino contra los modales. Algo de eso puede ser haber.

Recuerdo que John William Cooke decía: “el peronismo es el hecho maldito del país burgués”, pero también decía “es un gigante invertebrado y miope”, y a lo que se refería justamente era al problema de los cuadros políticos y del debate ideológico.

Cuando estaba Perón no había problema, porque él había dejado las tres banderas, y era el que marcaba el camino. Ahora el PJ no tiene nada que ver con Perón y esa sensación es bastante complicada, porque en realidad de todas las experiencias que se han producido después de su muerte fueron un peronismo reformista y socialdemócrata como el de Cafiero (un peronismo perfumado que no tenía nada que ver con lo auténticamente popular) y un peronismo entregado a las multinacionales y al imperialismo (como el de Menem) y el que los Kirchner vienen encarnado desde 2003.

Los movimientos setentistas, que en un momento en que la clase media estaba en ascenso (en los años ‘69, ‘70 y ’71) podían ser simpáticos, hoy parecerían totalmente insoportables. Hay gente que me ha dicho “no soporto a la Presidenta”. Y la Presidenta es un cuadro político excepcional. Habla 40 minutos sin ningún machete siquiera, no lee y elabora. Sin embargo, algunas personas tienen la idea de que ella quiere bajar línea, y no soportan las reacciones, a veces, confrontativas de Néstor. Hay sectores de clase media que la pasan más o menos bien y no quieren que les cambien nada. Pareciera que quieren el orden de los cementerios. Por eso, no quieren que se los limite con algunas cosas. Y así volvemos al problema con el campo.

Se ha fallado en la construcción, y esto no termina de definirse. A mí me resulta muy importante que se proclame que 2009 es el año de Raúl Scalabrini Ortiz, y que se lo imprima en todos los papeles oficiales. Cuando yo vi eso, fui a ver a un alto funcionario del ministerio de Educación y le dije: “yo te ofrezco 4 o 5 profesores de historia que pueden exponer. Juntemos 400 maestros y sus directores en una jornada pedagógica, incluso como militantes, sin cobrar un mango, para explicar quién es Raúl Scalabrini Ortiz y que ellos sean el vehículo para transmitirles a los chicos quién fue ese personaje.” Me contestaron: “Oh, sería extraordinario”, pero hasta ahora no tuve ninguna noticia. Todas las bibliotecas de los colegios deberían tener los libros de Scalabrini Ortiz.

Vuelvo otra vez a lo que decía Ugarte. “Nada es peor, nada es más peligroso, que una revolución a medias. Si uno ataca al enemigo, pero se detiene, y no sigue atacando, si no sigue atacando, el enemigo se galvaniza porque ve que puede perder algún privilegio.” Como lo hará la Sociedad Rural, por ejemplo, antes que el bolichero que está en la esquina de mi casa, que no tiene la mínima idea de quién es Biolcatti y que le molesta que el gobierno de Kirchner haya creado una cosa confrontativa con la Sociedad Rural, se queje porque no le llegó la carne a su pequeño negocio.

Estamos bastantes desprotegidos. Algunos me decían “ustedes están haciendo lo que no hace el gobierno: formar una mesa para conversar y juntar los compañeros sueltos que vienen de la vieja lucha.” Hay que reconocer que la derrota es bastante grave y se habla de Kirchner como autoritario y confrontativo y en estos seis años no se reprimió ni asesinó a nadie. A De Angelis, cuando lo detuvieron, le hicieron upa para no lastimarlo. Sin embargo, en los medios sigue pesando la cuestión de la confrontación. Encima, el debate político ha sido lamentable. Ninguno en la oposición presentó un proyecto, y lo que propone Carrió es volver al Fondo Monetario. Y el FMI no ha cambiado, lo siguen manejando las grandes potencias. Más de lo mismo.

La experiencia del 28 de junio tiene que servir para modificar la construcción política en un gobierno que sufrió una derrota electoral. Es cierto, tenemos problemas irresueltos en la lucha y en el debate de ideas. Aquí hubo un vaciamiento ideológico que nos empantana y del que solo podemos salir con discusión y con la construcción política del campo popular. (Agencia Paco Urondo)

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