Capital Federal (Agencia Paco Urondo) “Huyó lo que era firme, y todo lo fugitivo permanece y dura”, Roma, Francisco de Quevedo
Lo que me invade es una tristeza profunda y sincera.
En estos días siento que vivo en un país en donde lo que yo creo que es mejor para las mayorías, y lo poco que puedo aportar en ese sentido, no se toca con lo que la mayoría ha elegido, pese a lo que Cristina haya dicho en su desafortunada conferencia de prensa.
La derrota del domingo deja mucha tela para cortar y un escenario futuro que se presenta como una contra ofensiva ideológica a un proceso iniciado en 2003 que, por la aceleración con la que licuó el poder de los Kirchner, es solo comparable al proceso que culminó con la caída de De la Rúa.
Tela para cortar como para hacer un telón (de fondo)
En principio creo que los niveles de análisis en relación al resultado electoral deben o pueden dividirse en tres niveles que no son excluyentes entre si, antes bien, se entrecruzan y potencian.
El primero y el mas importante creo que va por el lado de las formas K, una dimensión que hace que en su funcionamiento la sociedad postergue contenidos, extractos, pulpa y que pondera lo visual, lo discursivo y lo subjetivo/ imaginario. Esa soberbia Kirchnerista que es hija de la debilidad y la “ilegitimidad minoritaria” con la que Néstor asumió en 2003 y con la que se constituyó en un presidente fuerte, agresivo que supo dar la mas trascendente de las presidencias quizás, en términos positivos, desde el primer peronismo a la actualidad. Esa forma que es anti-mediática por definición y que aglutina: maltrato + soberbia + atropello + confrontación + huevos. Todo ello caló profundo y mal en los grandes centros urbanos de clase media con valores culturales dominantes, capacidad de acceso y organización para la marcha fácil y la ocupación del espacio público para quejarse, siempre para quejarse, casi nunca para apoyar o sostener, entonces caceroleros por antonomasia. Esos sectores que no votaron a Cristina en 2007 ¿por qué habrían de hacerlo por Néstor ahora? La inverosímil incapacidad comunicacional por parte del gobierno nacional, el conflicto con las patronales agropecuarias y con el gauchaje, perdidos los votos en el interior de la provincia y el interior nacional, olvidado el delirio del tren bala, presente el desaguisado del INDEC y complejizado el imaginario social por el adelantamiento de las elecciones primero y las testimoniales después, la pauta cultural de esos sectores daban al menos un elemento contundente para creer que de allí, apoyos al kirchnerismo no vendrían.
El segundo nivel creo que tiene que ver con el fondo de una instancia política. Esa instancia se potencia y entrecruza con las formas K en el sentido que lo que se decía, lo hecho y lo que quedaba por hacer iba en contra de un conjunto de intereses económicos muy potentes, al tiempo se constituirían en un actor político de peso que, luego del conflicto con las patronales agropecuarias, articuló a una oposición que hasta el momento estaba desvencijada y que hasta ahí sólo dejaba ver sus desarticulaciones e inconsistencias internas. Nosotros les dimos de comer y les marcamos el camino a seguir. Lo complejo sería que de allí nacería una propuesta electoral que supo, entre otras cosas, articular discursiva y mediáticamente los factores por los cuales había que terminar con los K, “votando el cambio que empezaba un día”, sencillo y lineal como eso, tan tensa estaba la cuerda política, tensa la estrategia y la lógica electoral rodando que bastaba con que millones de personas hicieran una o dos cosas a la vez para terminar con el liderazgo de Néstor en la vida política nacional. Esos fenómenos no ocurren muy seguido pero cuando suceden, son la antesala de hitos históricos de trascendencia inusitada.
Una tercera variable de análisis estaría referida a la lo que venía sucediendo al interior del espacio político oficialista y la resultante del anudamiento de sentidos entre formas K y fondo, es decir, la naturaleza kirchnerista, y lo que había dejado el kirchnerismo al atravesar la estructura interna del PJ, dejando rotos y descocidos a los histórico referentes del partido, luego ansiosos de venganza, sabedores de que en política como en el fútbol, la vida siempre da revancha.
Los jirones que dejó el conflicto con el sector agropecuario entre otras cuestiones mensurables vinieron a desnudar la pérdida de la homogeneidad del kirchnerismo, en tanto acumulación política, logro absoluto y necesario, proveniente de su manera y arribo a la escena nacional. Al kirchnerismo se le abrió un frente interno de críticas al tiempo que en varios frentes externos, ajenos a ese espacio, comenzaba a leerse que la naturaleza de su estrategia era incapaz de revisiones posibles. Explotar eso era cuestión de paciencia.
Con las clases medias urbanas crispadas (cultural y simbólicamente dominantes), el interior agropecuario travestidos de “demócratas y dialoguistas”, los peronistas no absorbidos por el kirchnerismo, los ex-kirchneristas eyectados luego del conflicto del campo y los medios masivos de comunicación jugando con obscenidad el sueño imposible del periodismo independiente, el kirchnerismo se acercó a una trampa que no se podía imaginar de esta manera pero que a la luz de los hechos eran la consecuencia lógica su propio devenir, de un proceso que en 2007 era pensado como una instancia que Cristina vendría a profundizar. La derrota no era esperable pero sí posible.
Escenarios futuros, las aguas bajan turbias.
Lo que viene por adentro del PJ, que parecería realinearse tras la figura de Scioli, ello no implica su conducción ni su candidatura presidencial para 2011, es lo que podríamos figurar como el equivalente a lo que Macri y De Narváez son para el PRO, dirigentes sin mucha formación, con un manejo de la imagen mucho mas avezado que el de verba, escaso, discursivamente con el chamullo de lo que yo llamo “discurso vecinalista”, esto es, la noción mínima de la política que deja de lado los grandes proyectos, por ello a un costado el gran discurso dan paso a un relato que menciona el problema de “la gente” en un plano común al político y que éste enuncia y resuelve sin mediar la Política ni la Ideología a la cual rehuyen. Para ellos la política se constituye como práctica, como mera voluntad en donde prima el “sentido común”, olvida maliciosamente la ideología anteponiendo la cercanía entre vecino y político, no hay mediadores, es Gabriela, Francisco, Mauricio y “vos”, “vos” y tu problema en la plaza, tu conflicto al cerrar intranquilo el portón de tu casa o al abrir la heladera y ver que no hay leche ni monedas para comprar otra leche.
La salida es por derecha, viene la derecha peronista y es peligrosísima.
Esta elección deja entre otros mensajes, el fin de una manera de hacer política, ha perdido la Política, ha triunfado la video política, hemos perdido una figura que, aún con sus errores de construcción, era quien mantenía los sueños de algunos, yo entre ellos, que creíamos -quizás ingenuos- que el peronismo es otra cosa que lo dicen quienes ya se peinan para salir en una foto en la que no sé si quiero estar, aunque no tengan pensado invitarme. (Agencia Paco Urondo)
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