Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Revista 23. Por Graciela Moreno) Ante la crisis internacional, sus 2.800 trabajadores reclaman que deje de pertenecer al régimen de zona franca que le impide proveer al mercado interno. Comenzó la construcción del primer buque venezolano, “Eva Perón”.
A sólo 65 kilómetros de la Capital Federal, en la ciudad de Ensenada, se alza el Astillero Río Santiago. Creado por el peronismo en 1953, llegó a ser uno de los más importantes de América latina. Construyó la Fragata Libertad, piezas para centrales hidroeléctricas como Yacyretá, puentes metálicos viales, la compuerta para Puerto Belgrano, la estructura del techo del Teatro Argentino de la Plata y toda clase de buques mercantes, marítimos y fluviales de hasta 80.000 toneladas de porte. En su época de esplendor el astillero llegó a tener 229 hectáreas y contó con 8.000 trabajadores en doble turno; hoy apenas retiene 39 hectáreas y 2.800 operarios. Pero sus trabajadores no se rinden; conocedores de la lucha gremial, tuvieron 70 desaparecidos en la última dictadura y en los ’90 se movilizaron e impidieron la privatización del astillero. Desde 1993, Río Santiago pasó de la órbita nacional a la provincial, ahora depende del Ministerio de la Producción, y en 1994 quedó incluido en la zona franca, lo que le impide trabajar para el mercado interno.
Además, desde ese momento le quitaron 200 hectáreas y hasta ahora recuperó muy pocas. Hoy sus trabajadores reclaman que quede exceptuado de ese régimen, para que el astillero pueda crecer, en una época en la que la crisis internacional frena casi todo. Sin perder las esperanzas de ser escuchados, mientras tanto se entusiasman con la construcción del primer buque de 47.000 toneladas pedido por el gobierno venezolano.
Bautizado “Eva Perón”, es para la empresa PDVSA y ya está casi está listo el 25 por ciento. Esta construcción valuada en 54 millones de dólares es una de las cartas fuertes del astillero. El primer contrato firmado con Hugo Chávez, que visitó Río Santiago en tres oportunidades, contempla la construcción de dos buques con opción a dos más. Por eso por estos días y hasta septiembre del 2010 en que se hará la primera entrega, el astillero parece un hormiguero, todos desbordan de alegría. No olvidan las duras épocas donde casi no entraban trabajos y no era fácil llegar a fin de mes. El astillero cuenta con tres gradas de producción, hace poco terminaron allí la construcción de un remolcador de última generación bautizado “Ona Don Lorenzo”, con un sistema de propulsión azimutal que permite que giren las hélices completas a 180 grados.
El próximo trabajo será la construcción de seis barcos para los Emiratos Árabes, por el que cobrarán 33 millones de dólares por cada embarcación. También se preparan para trabajar en la central hidroeléctrica de Tocoma en Venezuela, intervinieron en la licitación internacional y cotizaron junto al grupo Pescarmona, para trabajar juntos. Esas son algunas de las buenas noticias. Entre las malas, el rompehielo Irízar, que se esperaba que se reparara en Ensenada, finalmente quedó en manos del Astillero Tandanor, perteneciente a la Armada. Pero todos cruzan los dedos para poder hacer alguna reparación en conjunto. También está pendiente la construcción de patrulleros oceánicos multipropósitos, pero la decisión la tiene la Armada. En la actualidad, el astillero trabaja al 60 por ciento de su capacidad, pero pronto alcanzará el 90 por ciento.
Desde enero del 2008, el escribano Lelio González Eliçabe ocupa el sillón de presidente de Astillero Río Santiago. Tiene la difícil tarea de lograr salir de la zona franca. “Necesitamos el respaldo del gobierno nacional para que nos exceptúen de ese régimen. Así podríamos estar produciendo cualquier tipo de trabajo para el mercado argentino y se podría generar más trabajo”, sostiene Eliçabe. Pero no es el único reclamo pendiente: “Necesitamos contar con otro dique, para poder hacer el doble de las reparaciones. El gobierno nacional, a través del Ministerio de Planificación Federal y la división de Puertos y Vías Navegables, nos destinó 74 millones de pesos para capital de trabajo, la resolución se firmó hace casi cuatro años. Hasta ahora nos dieron cuatro millones, que los usamos en la compra de una grúa. Esperamos que pronto llegue el monto restante”, señala el presidente de Astilleros Río Santiago.
Pese a todas las trabas, en el 2008 alcanzaron una facturación de 65 millones de pesos. A mitad del 2009, superaron con creces esta cifra y ya alcanzaron los 201 millones de pesos. Con la crisis internacional, muchos trabajos se están frenando, la única salida para seguir en pie es el mercado local, por eso sus trabajadores comenzaron a movilizarse por este reclamo. La mayoría de los que trabajan en Ensenada tienen una gran experiencia. Muchos son egresados de la mismísima Escuela Técnica Astillero Río Santiago (ETARS), la cuna donde se formaron varias generaciones.
Aún hoy, cada vez que abre la matrícula se anotan más de 500 inscriptos par dar examen de ingreso y apenas hay 35 cupos anuales. La mayoría son hijos de los trabajadores que mantienen intacta la pasión por este oficio. En la escuela técnica a cada alumno se le provee de ropa, zapatos, le dan desayuno, almuerzo y durante la tarde practican todos los oficios en los talleres. El año pasado egresaron 15 chicos, que esperan ansiosos que aumente el trabajo en el astillero para poder ingresar.
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