jueves, 16 de julio de 2009

El Sindicato de Luz y Fuerza patagónico a la opinión pública



LA VERDAD SIN PODER VERSUS EL PODER SIN VERDAD


El Gobierno de la Provincia del Chubut ha decidido transitar un camino, alejado de la sensatez esperable en quienes representan un Poder del Estado, que tiene como consecuencia inevitable, la producción de un conflicto con los Trabajadores representados por el Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia.


No sólo pretende desconocer la vigencia del Convenio Colectivo N° 01/06, sino que además, presiona e instiga a las Cooperativas Eléctricas de la Provincia para que incumplan un acuerdo salarial, que fuera libremente acordado por las partes intervinientes.

Estas decisiones componen no sólo un accionar claramente cuestionable, tanto desde el punto de vista de la legalidad cuanto de la legitimidad. Lo más preocupante es la incomprensible renuncia del Gobierno, a actuar dentro de la ética de la responsabilidad que debería caracterizar su actuación.

Este señalamiento lo efectuamos, toda vez que la consecuencia de su accionar provocativo, es la instalación de un conflicto que puede alterar la paz social y afectar el normal desenvolvimiento en la prestación de un servicio esencial.

Frente a estas situaciones, la comunidad debe conocer la verdad; el modo de proceder de cada uno de los componentes de la situación y la responsabilidad que por ello corresponde a cada uno y que seguramente se manifestará en los próximos días.

Como decía Michel Foucault, existen dos historias de la verdad: hay una historia interna de la verdad y otra verdad que en nuestra sociedad, se forma en otro lado. Se forma desde la subjetividad colectiva e individual o simplemente de nuestras ganas de que la realidad confirme lo que pensamos, pero también se forma desde la subjetividad política de nuestros gobernantes, manipulando a la opinión pública, instalando campañas periodísticas, desinformando o manejando interesadamente la información o algo que es peor aún, simplemente mintiendo o “instigando a otros”.

Por eso hablamos de oponer una verdad sin poder a un poder sin verdad, situación que nos coloca en una muy difícil posición: cómo producir la verdad, en qué condiciones y de qué forma puede observarse. Sin embargo, dicha indagación vale más que la pena, puesto que por medio del simple juego de la verdad alcanzaremos la forma más categórica de derrotar a los más poderosos.
La campaña electoral última, que culminó en los comicios celebrados el pasado 28 de junio, dejo en evidencia cuestiones altamente preocupantes:
• Por un lado, una ambición por un poder sin verdad, con una escasísima indagación de la realidad que nos rodea y plagada de desinformación o en el mejor de los casos, de información de dudosa credibilidad.
• Una marcada indiferencia ciudadana, llevada al extremo por la histórica disminución de “concurrencia a las urnas”, que significaron un verdadero “castigo” a todo el espectro político, sin distinción de colores y sin distinción “geográfica”.
• La aparición “desmesurada”, apenas concluido el proceso electoral, de ambiciones personales de protagonismo, todos escondidos bajo la falsa retórica de que “no es momento de hablar de candidaturas”, pero pretendiendo instalar y construir una imagen solo volcada a ese propósito.

Particularmente en nuestra provincia, este último proceso electoral, parece consolidar un abandono de mecanismos racionales y democráticos de consenso, eligiendo una forma de política, de gestión, de ejercicio del poder, que lo aleja permanentemente de la verdad, reemplazándola simplemente con poder, justificado linealmente en un resultado electoral, en la manipulación o de la opinión pública, o simplemente, actuando bajo formas autoritarias, bajo la pretensión que luego habrán de ser transformadas en verdaderas.

Definitivamente, nuestro Gobierno abandonó a la indagación de la realidad, como medio de saber y en algún modo el poder autentificar la verdad. Y decididamente la cambió por la simple elección de un enemigo de turno.

Está claro que el enemigo actual de este poder sin verdad, pretende adueñarse de un diagnóstico único de la estructura del empleo en nuestra provincia, apelando a una remanida tanto como ineficaz receta a la que suele apelarse en tiempos de crisis: el debilitamiento del Movimiento Obrero y el desaliento a la negociación colectiva.

Una de estas acciones, es precisamente producir un marcado deterioro del Derecho colectivo de trabajo, intentando contraponerlo a tendencias que acentúan la re-individualización del trabajo con su correlato: la des-colectivización de la relación salarial. Para ello, no tiene empacho en enfrentar a los gremios, comenzando por los estatales, abandonando la autonomía de los actores sociales, pretendiendo en situarse como árbitro protector del supuesto conjunto de los más débiles y pobres (en nuestro caso específico, aquellos sectores que no pueden soportar aumentos en los costos tarifarios, en otros casos, agitando el fantasma del desempleo o la recesión).

Otra de las acciones que percibimos, es decididamente procurar proteger o no perjudicar a las empresas y su rentabilidad, en detrimento de los salarios o las condiciones de trabajo.

Esta última acción, se ve complementada en materia salarial, amparando desde el mismo Estado, una tendencia en eliminar la indexación periódica y lo que es peor, legitimar la moderación salarial por debajo de las tasas de crecimiento de la productividad del trabajo o incluso, convalidando reducciones en los salarios nominales.

Por último, completa el panorama, la instalación dentro de la opinión pública, que los Trabajadores con empleo -aunque sea penoso, precario y mal pago- son privilegiados, además de tener ciertas ventajas de manera corporativa que ahora hay que atacar (sindicatos o convenios colectivos de trabajo o discusiones paritarias).

Es válido entonces formular algunas preguntas:
¿Cuánto cuesta hoy la canasta familiar?

¿Nuestro salario, acaso nos alcanza lo mismo que hace un año atrás?

¿Acaso es ilegítimo y desestabilizador, pretender el mantenimiento del poder adquisitivo del salario en nuestra provincia?

¿Acaso la pretensión de diálogo social, que en otro momento fue agenda de gobierno, ahora es simplemente manifestación opositora y desestabilizadora?

¿Como debe entenderse la reunión a la que se citó en la Casa de Gobierno del Chubut a los Intendentes Municipales y a los Presidentes de la Cooperativas Eléctricas, con la participación del Ministro Coordinador, el Secretario de Trabajo, el Subsecretario de Servicios Públicos y el Fiscal de Estado, en la que se pretendió “instruir” o algo peor “instigar” a los representantes cooperativos que desconozcan el acuerdo salarial con nuestro Sindicato, arengándolos para que no realicen los aportes y contribuciones previstos en el Convenio Colectivo de Trabajo, del que el Propio Poder Ejecutivo es garante, induciéndolos por tanto a actuar fuera de la ley?

¿Bajo que preceptos el Poder Ejecutivo pretende violentar ese acuerdo desarrollado bajo el ejercicio pleno de la autonomía de la voluntad de los partes intervinientes?

¿Si en nuestra sociedad se advierten niveles de desigualdad que merecen ser remediados, no será hora de subsidiar la demanda y no la oferta, como pregonan en muchos ámbitos de poder?

¿Si este mismo Gobernador impulsó la negociación colectiva que ahora pretende negar, cuál de ambas personalidades es la verdadera?

¿La imagen que pretende instalarse de “modelo de gobierno provincial” tiene algo que ver con lo que pasa dentro de la provincia?

¿Cuánto nos cuesta a todos los chubutenses, las aspiraciones personales de un gobernante?

Los Trabajadores, a partir del fortalecimiento de la conciencia de sí, para sí y para sus iguales, confían en la solidez de sus organizaciones y en la coherencia de sus reivindicaciones.

A lo largo de la vida sindical, esas mismas organizaciones de los Trabajadores vieron pasar muchos gobernantes de turno, convencidos que el poder supera a la verdad, sin advertir lo efímero que puede resultar la gloria de un resultado electoral o la aparición en la tapa de los diarios.

Y por último, para aquellos bien intencionados, que en distintas ocasiones nos dijeron y nos dicen, que deberíamos recapacitar sobre nuestras pretensiones y legítimos reclamos, en salvaguarda de las fuentes de trabajo, por aquello que sin empresas, no hay Trabajadores y sin Trabajadores, no hay Sindicato; les decimos, que también reflexionen, porque no existe tampoco “Peronismo sin los Trabajadores y sus Organizaciones Sindicales” -más allá del gusto o disgusto por los dirigentes que los mismos Trabajadores eligieron para estar a su frente- que en todo caso se deberá llamar con otro nombre, pero no, Peronismo.

Por eso, nuestra reflexión es sincera y pretende, más allá de nuestras subjetividades, advertir sobre la única base de un consenso duradero, puesto que la verdad aún sin poder es mucho más poderosa.


POR COMISION DIRECTIVA REGIONAL

Héctor Rubén González
Secretario General

José Eduardo Soto
Secretario General Adjunto

Verónica Paola Fresco
Secretaria de Org. Prensa y R. Inst

Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia

1 comentario:

  1. Por fin. Ya se empiezan a escuchar otras voces en el Chubut.

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