Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Hagamos que su latido esté presente, de manera estable, orgánica, permanente, en cada comuna de la ciudad y en todo conflicto social, levantando la bandera de los intereses de las mayorías populares.
El 28 de junio, aún cuando una franja importante de la ciudadanía no se expresó como esperábamos, fue, sin lugar a dudas, una verdadera fiesta democrática.
Con las limitaciones de una democracia que expresa su propia negación en la pervivencia de estructuras que reproducen y fortalecen el poder corporativo de los monopolios (de la industria al agro, de las finanzas al comercio exterior y los medios de comunicación -poderosos formadores de opinión al servicio de los intereses de unos pocos-). Pero con la autoridad que le confiere, a esa misma democracia, la responsabilidad cívica y la tranquilidad con que millones de sufragantes acudieron a emitir su voto y varias decenas de miles, de manera ordenada, ejercieron una armoniosa fiscalización ciudadana.
Aún así, y a pesar de que el resultado le fue en buena medida favorable, nuestra derecha no puede disimular que acepta la democracia de manera resignada y sólo en tanto pueda servirse de ella.
Ahí está, acechante, la sombra espesa del clima destituyente que proyectan sobre la sociedad desde hace ya largos meses, y lo intensifican en estos días que corren.
Ahí está también, desfachatada, la actitud de varios de sus referentes (Macri, De Narváez, Michetti), al sonreír satisfechos ante los soeces comentarios, banalizando el golpe de Estado en Honduras, que escuchaban de boca de Mirta Legrand. ¿Serán los acontecimientos hondureños el espejo en el que desean reflejarse, como ya lo están haciendo algunos medios de comunicación?
El asunto es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no obtuvimos todo el apoyo que buscábamos de las porteñas y los porteños.
Por cierto, varias han de ser las causas que contribuyeron a ese resultado. Se impone el intento de realizar un análisis sincero, objetivo, con el espíritu puesto en la unidad del espacio nacional y popular y en la necesidad de incrementar las fuerzas para la lucha por todas las legítimas reivindicaciones de las mayorías ciudadanas. Análisis que dará mayor vigor a nuestro espacio cuanto más colectivo sea el debate que lo sustente.
Para nosotros, hay una circunstancia insoslayable, que, en cierta medida, pudo haber determinado el desenlace de los comicios.
Ocurre que, desde el 25 de junio de 2007, el día después de la segunda vuelta, en que la fórmula Filmus-Heller obtuvo el apoyo de casi 700 mil porteñas y porteños, no pudimos o no supimos honrar el compromiso hecho público de que la alianza establecida trascendía lo electoral y era “el punto de partida para reagrupar a las fuerzas populares y progresistas de la ciudad (…) para consolidar una nueva fuerza de izquierda, moderna, realista y con aspiraciones serias de ejercer un poder real en favor de las grandes transformaciones económicas y sociales que el país reclama” (declaración de Diálogo Por Buenos Aires, 14/08/2007).
Al respecto, Carlos Heller (en su intervención en el Encuentro con la militancia, el 28/06/07), señalaba: “es fundamental que no perdamos el impulso, que no desaprovechemos lo que hemos logrado y capitalicemos a pleno este lugar que la sociedad nos ha dado. Lo nuestro ha sido un notable éxito de construcción de alternativa y difusión de nuestras ideas; cientos de miles de porteñas y porteños nos votaron y millones de argentinos nos escucharon y nos vieron en las radios, los diarios y la televisión”.
La realidad es que cuando las elecciones del 2007 quedaban atrás, ya al día siguiente comenzábamos a perder la dinámica de ese impulso, a desaprovechar lo que habíamos logrado. Ese mismo día ya nos empezábamos a descapitalizar.
Pino Solanas fue la sorpresa en las recientes elecciones del 28 de junio.
Esto, algo nos tiene que enseñar. Poco se puede aprender, por cierto, de lo mesiánico y demagógico de su campaña. Pero sí, en cambio, de la circunstancia evidente de que un número importante de los votos que obtuvo fueron emitidos por porteñas y porteños progresistas, de centro izquierda y del peronismo; esos mismos electores que en el 2007 nos dieron su generoso apoyo. Y que, al no construir nosotros el marco orgánico que nos proponíamos y que muchos de ellos exigían, quedaron, en buen número, librados a una triste y solitaria espontaneidad, como ya les había ocurrido en otras oportunidades (por ejemplo, con el Frente Grande).
Sabemos que dos de los tres referentes de DPBA, en medio del fragor de la crisis de la resolución 125, abandonaron sin gloria este espacio. Pero ello no nos exime de nuestra responsabilidad. Debimos haber dado prueba de consecuencia, construyendo, asegurando que DPBA no se esfumara en la ya clásica, decepcionante y desmovilizadora bruma post electoral.
Ahora, no nos está permitido cometer ese mismo error (¿podemos nosotros tropezar, ingenuamente, dos veces con la misma piedra?).
Concentremos nuestro esfuerzo, a partir de ese espacio amplio y plural que se supo gestar en la campaña, para que el Encuentro Popular siga latiendo con energía en cada comuna de la ciudad.
Que la actividad del Encuentro Popular se mantenga viva.
En homenaje a quienes acudieron el domingo disciplinadamente a las urnas, cuyos problemas no saben de recesos post electorales. Y porque estamos plenamente convencidos de que “los cambios no son sólo el resultado de estrategias correctas, también son el producto de la acumulación de fuerza política para llevar a la práctica esas estrategias” (declaración fundacional de DPBA).
Hagamos, en primer lugar, ese balance sereno de la campaña y su desenlace. Pero hagámoslo sin encerrarnos en nuestro espacio sino todo lo contrario, abriéndolo, poniéndolo de cara a los intereses y las necesidades de las ciudadanas y los ciudadanos, en particular de los sectores más humildes.
Fortalezcamos la unidad del Encuentro Popular. Y codo con codo, hombro con hombro, trabajemos duro para que, cualquiera sea el sector de la sociedad en que se esté produciendo una injusticia o un atropello y cualesquiera sean las carencias que inquieten a un grupo de ciudadanos o los movilice para expresar su descontento (se trate de restricciones a los derechos democráticos o medidas que afecten sus intereses económicos, sociales, culturales, ambientales o nacionales), sepamos llegar prontamente con nuestra solidaridad y nuestras propuestas.
Trabajemos duro para que en cada comuna (empezando por aquellas en las que obtuvimos un mayor apoyo), podamos abrir un local de Encuentro Popular para que se convierta en un activo centro de la actividad política, social y cultural del espacio progresista.
Una aclaración necesaria. Hablamos en primera persona del plural aún cuando los militantes del Movimiento Octubres no hemos formado parte, de manera oficial, de la alianza Diálogo Por Buenos Aires (2007), ni tampoco del Encuentro Popular para la Victoria (2009). Lo hacemos porque sentimos como nuestras las posiciones políticas de estos frentes. Porque ayer nos jugamos con convicción por la fórmula Filmus-Heller. Y porque hoy estamos particularmente orgullosos de la lista amplia y plural que la alianza entre Encuentro Popular y Frente para la Victoria nos permitió defender en esta campaña. Finalmente, porque hemos bregado desde el llano, en cada caso, en cada momento, aportando nuestra militancia para que se obtuviera el mejor de los resultados electorales posibles.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2 de julio de 2009. Pueyrredón 19, 2º piso, C.A.B.A. / octubres_capital@yahoo.com.ar . (Agencia Paco Urondo)
miércoles, 8 de julio de 2009
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