miércoles, 21 de abril de 2010

Censura educativa, por Sebastián Zinna

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre la censura ideológica a los textos del bicentenario por parte del ministerio de educación de la Ciudad de Buenos Aires. Pero, ¿Cuándo hablamos de censura ideológica a que nos referimos?

¿Lo hacemos simplemente sobre los textos que la gestión Macri no desea que sean utilizados por maestros y profesores de todos los niveles o lo hacemos también sobre el conjunto de políticas que viene llevando a cabo la gestión en la ciudad desde sus comienzos?

Esta cuestión que es planteada por varios sectores en los que se incluye también al ministerio porteño no dejan de lado una problemática que cada vez se profundiza más en las escuelas públicas.

Por un lado, la profundización de la gestión actual del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires respecto al vaciamiento del sector público y el alzamiento de lo privado como hito de excelencia y eficiencia.

Tema que por su complejidad necesita un análisis más profundo de la situación actual, entendiendo los siguientes aspectos que se presentan en forma simultanea:
Por un lado a partir de la reciente implementación de la asignación universal por hijo, política que alcanza a los sectores más vulnerables, que exige la presentación de un certificado de escolaridad, se produce un incremento de la matrícula en las escuelas de las zonas socialmente más postergadas donde la misma aumentó en un 20 por ciento en 2010.

Sumado a esto la falta de escuelas que son necesarias en la zona sur de la ciudad para cubrir una demanda que deja a 5000 chicos de entre cuatro y cinco años sin vacante en nivel inicial, seguido de las largas listas de espera que en algunos distritos llega aproximadamente a 350 chicos de nivel primario que junto con los traslados en micros de los mismos a escuelas de zona norte, van generando un desarraigo y problemas de inclusión, que agudizan aun más la situación actual de la educación pública en la ciudad.

Por otra parte es indispensable analizar las características socioeconómicas de la Ciudad de Buenos Aires. No es muy difícil entender que los sectores más postergados y vulnerables de la ciudad se encuentra en la zona sur de la misma, específicamente en los barrios de Pompeya, La Boca, Lugano, Mataderos, Liniers, Bajo Flores y Soldati, mientras los demás barrios de la ciudad tienen un nivel de vida superior respecto de los ya mencionados, lo que tiende a entender el traspaso de la matrícula de escuelas públicas a escuelas de gestión privadas que llega a casi al 50% en la zona norte de la ciudad.

Conjuntamente con esto es importante observar el traspaso del presupuesto educativo de las escuelas de gestión estatal hacia las escuelas de gestión privada. Por ejemplo, bajó el presupuesto de inclusión educativa, que son programas para incluir a niños en situación de calle en la escuela; de 200 millones pasó a 100 millones. El de creación de escuelas se redujo de 112 a 19 millones. Al mismo tiempo, subieron al doble los subsidios a las escuelas privadas, de 400 a 800 millones.

Todo esto genera escuelas superpobladas en las zonas más carenciadas y escuelas con menor matrícula cada año en el centro y norte de la ciudad, promoviendo esta situación incertidumbre a los docentes por el constante ataque a la escuela pública y el temor a la perdida de sus fuentes de trabajo bajo la amenaza del cierre de grados como lo viene haciendo la gestión Macri desde 2009. Sumando a esto la desinversión en infraestructura que genera que las escuelas de gestión estatal se estén literalmente cayendo a pedazos; paredes electrificadas, ventiladores que se caen, problemas de filtración, escuelas sin gas entre los más graves.

La desinversión en las escuelas públicas llegó a tal punto que hay un gran problema con los comedores escolares ya que disminuyó la calidad de la comida, comenzando el ciclo lectivo con un menú de emergencia, el cual aun se mantiene.

Por otro lado los maestros que ingresan a la docencia (que en estas condiciones prefieren hacerlo en la gestión privada) o que su situación actual es inestable cobran sus salarios con un retraso de hasta ocho meses.

Entonces como ciudadanos nos cabe una sola pregunta; ¿La no publicación del material para el bicentenario es algo aislado o acaso eso solo una muestra mas de la censura ideológica que viene sufriendo la educación pública en la ciudad de Buenos Aires?
(Agencia Paco Urondo)

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