jueves, 15 de abril de 2010

Luego ocho años, Greenpeace insiste con el engaño

Salta (Agencia Paco Urondo, publicado en El Tribuno - Salta) Pablo Corro es un baquiano que fue contratado por activistas para capturar tigres en las yungas de Orán.Nunca pudieron capturar a uno con vida y la organización aun le debe ocho meses por ese trabajo.


El "tigrero" de Greenpeace Pablo Corro, en su rancho de San Andrés. Fotos: Néstor Troncoso

En la región de San Andrés, en el departamento de Orán, viven ejemplares de "panthera onca", nombre latino del felino al que los salteños conocen como "tigre", "overo" o como se lo denomina en la lengua guaraní: "yaguareté". En tamaño, sólo es superado por el león y el tigre asiático, aunque se parece mucho al leopardo. Los habitantes del Chaco saben muy bien que resulta difícil convivir con este animal, sobre todo si alguien se propone criar chivos o vacas.

Los perros de los montes suelen llevar las cicatrices que les dejaron chanchos o pumas, pero difícilmente sobrevivan a un "entrevero con el tigre". Nadie puede confundir un tigre con un ternero, pero un satélite que gira a 36 mil kilómetros de la Tierra, sólo percibe ondas emitidas por un collar sin saber qué animal lo transporta. Eso habrán pensado los activistas de la multinacional Greenpeace cuando se enteraron de la existencia de estos felinos en nuestra región, en el marco de una campaña contra la construcción del gasoducto Norandino -que favoreció a su competidor Atacama- y decidieron lanzar el "Proyecto Yaguareté", que tuvo un final escandaloso cuando El Tribuno publicó maniobras fraudulentas con la "investigación científica". Años después y tras una columna de opinión que recuerda aquel incidente, Greenpeace sigue sosteniendo el engaño, acusa a este medio de mentir a sus lectores y lo intima a retractarse. Este artículo desnuda la falta de seriedad del proyecto y confirma: Greenpeace mintió y sigue mintiendo.

Una comedia de enredos

Gracias a la colaboración de actores y cantantes populares, el "Proyecto Yaguareté" recaudó cien mil dólares para colocar cuatro collares de rastreo satelital a otros tantos tigres salteños. Según informaron dirigentes de la organización, Pan American Energy también hizo posteriormente un aporte generoso.

Greenpeace nunca pudo demostrar que hayan capturado ningún tigre, pero el engaño siguió y la organización insiste hasta hoy, con su mentira. Luego de un año y medio de una campaña que tenía como referente científico al biólogo Pablo Perovic y como baquiano al "tigrero" oranense Pablo Corro, el responsable regional de entonces, Emiliano Ezcurra, informaba que "hacia octubre de 2000 Greenpeace tuvo una intervención clave en el área cuando la empresa petrolera Pan American Energy solicitó autorización para realizar tareas de ‘prospección sísmica’ dentro de la Reserva Provincial de Flora y Fauna Acambuco, en las yungas del sector Tartagal. Meses más tarde, Greenpeace realizó un relevamiento in situ para, felizmente, comprobar que el daño ambiental fue despreciable" indicaba el tendencioso comunicado.

"De todos modos, seguimos de cerca las actividades en Acambuco y formamos parte del consejo asesor de proyectos de desarrollo sustentable para la zona", dijeron. En la misma página se agregaba "la noticia más esperada: luego de dos largos años de trabajo, en las vísperas de la Navidad, el biólogo Pablo Perovic junto al baquiano Pablo Corro logran colocar por primera vez un collar de seguimiento satelital a un yaguareté en las Yungas. De noche y con mucha lluvia, una hembra de más de 90 kilogramos, bautizada IXS, es adormecida durante 45 minutos con un dardo de Perovic. Al despertar, IXS comenzó a transitar la selva con un collar que llevará por un lapso de dos años y que nos permitirá monitorear sus desplazamientos y demostrar que el corredor debe ser declarado Reserva de Biosfera".

Los responsables de aquel proyecto festejaron el "éxito" de la tarea. Pero en medio hubo un percance. En 2004, Pablo Corro denunció que Perovic y Greenpeace lo habían engañado. El baquiano denunció ante la Justicia laboral que nunca le pagaron los servicios para los que había sido contratado y que el collar nunca fue colocado a ningún yaguareté. (Agencia Paco Urondo)

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