viernes, 4 de diciembre de 2009

Cooperanza, por Marcelo Speranza

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) 24 años de compromiso y experiencia comunitaria autogestiva en salud mental.

El sábado 28 de noviembre se llevó a cabo en el Hospital Borda el festejo por los 24 años de la creación de la asociación civil Cooperanza. Fue un sábado singular, compartido y sentido por los presentes. Cooperanza es la continuación de la Peña Carlos Gardel, que el reconocido psicólogo social había iniciado en los 70, en un terreno yermo y que la última dictadura militar se encargó de suprimir. Todavía queda de esa época, como un símbolo, un escenario de material en forma de hemiciclo, construido por la Peña, en condiciones deplorables, derruido en un extremo. Junto a Cooperanza, estaban los voluntarios de LT 22 Radio La Colifata, con su director –Alfredo Olivieri- en los controles- y el Frente de Artistas del Borda. Las tres organizaciones se encargaron, junto a los internos, de hacer del aniversario, no un simple recordatorio, sino una verdadera fiesta de encuentro, solidaridad y contención, expresiva en cada momento.

UNA CELEBRACIÓN DE LA VIDA

En la plazoleta Enfermera Eulalia Monge, del Hospital Neuropsiquiátrico “José Tiburcio Borda”, nosocomio público porteño, comenzaron a las 2 de la tarde, las actividades programadas por el 24º aniversario de la puesta en marcha de una iniciativa soñada y llevada a cabo por Alfredo Moffat. La plazoleta es el espacio que habitualmente utiliza La Colifata. Uno de sus bordes es la medianera de un área, sobre la cual se existe un mural hecho con pequeños mosaicos, fondo blanco y mucho color, con predominio del azul. Está a 50 metros en diagonal a una torre de agua, rodeadas sus callecitas –todas con nombre- por fresnos, eucalitpus, paraísos, palmeras, álamos y ficus.

Desde el tronco de un eucalipto caído, reseco y cortado en varios trozos, el cronista fue tomando nota del contexto, al tiempo que recorría el ámbito del acto y hablaba con pacientes, colaboradores, integrantes de la radio, y público en general. Se respiraba un aire a libertad único, vaya paradoja, en el encierro del manicomio. Más de 50 personas se encontraban presentes a las 14.30. Al final, a las 18.00, eran más de 200 los participantes. Al llegar, cerca de las dos de la tarde, encontramos a los internos comiendo helados e ingiriendo bebidas sin alcohol. Algunos andaban por las hamburguesas, mientras otros ya fumaban los cigarillos que las voluntarias les repartían. Bajo el escenario una gran pancarta: Cooperanza, Una Alternativa al Modelo Manicomial.

Trato de entablar alguna comunicación con algunos de ellos. Unos sonríen. Aquel que dice ser sobrino de una reconocida cantante de boleros, doble apellido, me pide unos pesos. Julio o Pedro o como se llame, reparte estampitas de Jesús Misericordioso. Le pido una. Me la brinda como quien brindara su corazón (la guardo en mi agenda. Allí permanecerá, te lo prometo amigo). Y sigue, a un ritmo frenético, repartiendo, yendo y viniendo. “Es el cumpleaños de Cooperanza, pibe”!, grita Juan o Andrés. No conozco sus nombres, pero no son para este cronista unos “NN”. Apenas si memorizo en las cuatro horas del encuentro a Pajarito, Javier, Carlos, al Doctor, Víctor Carazulo.

Varios están bastantes activos, otros espejados en quién sabe qué abismo, pero presentes allí, con su vestimenta pobre, sencilla, lustrosa, calzado gastado y rostro al tono con la vestimenta. Ya se largan las actividades del festejo. Canta Mariana, voluntaria. Una voz potente y afinada. Primero va con el “No llores por mí Argentina” de la ópera británica Evita. Después la sigue con “Balada para un Loco”, de Ferrer y Piazzolla. (“Mirá vos”, me comenta otro voluntario, Mario, psicólogo, “ayer se cumplieron 40 años de su estreno”. Y me muestra la nota de La Razón, donde aparecen autor, compositor y una joven Amelita Baltar. Foto de época, fines de los 70).

Por La Colifata se escucha un fragmento de una grabación con la voz de Ferrer diciendo que para el tema se inspiro en Villita, un antiguo internado en el hospicio. Después de los aplausos, ahora sí, la muestra de los talleres. Los presenta Leo, uno de coordinadores de Cooperanza (el otro es Diego), quien me dice que el objeto de este dispositivo es vincular, razón fundacional de la comunidad terapéutica. Vincular para reparar los vínculos con la sociedad y la humanidad, de los que son despojados aquellos que ingresan al manicomio. En los talleres se promueve, además de lo vincular, la libertad de expresión y la creatividad. Los hay de música, literatura, artes plásticas, juegos, improvisación teatral.

En el centro de la plazoleta, a propósito, ya están los muchach@s del Equipo de Improvisación de la Universidad de Madres de Plaza de Mayo. Proponen varios juegos o técnicas, con distintos disparadores de situaciones. Palabras lanzadas, Fotos, Competencia (que en realidad es un juego de colaboración”) e Improvisación cantada son una parte del repertorio. Realmente activos, ponen el cuerpo y la mente. Inventan, cantan, recrean, se escuchan y escuchan a los otros. Miran. Se nota la interacción, a veces lograda, otras no, pero siempre dejándose llevar por la asociación libre, esto es el método descrito por Sigmund Freud como la "regla fundamental" que consiste en que el analizado exprese sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan.

Hablando en criollo, dejándose llevar por lo que a cada uno “se le canta”, sin censura. restricción o filtro. Los internos participan, claro. Sin ellos, personas ante todo, no tendría sentido la celebración.

“La dinámica de los talleres si bien no se propone como un espacio terapéutico en sí mismo, alternativa al modelo vigente en la Ciudad, reconoce a los pacientes como individuos particulares, revalorizando la subjetividad de cada uno, con el fin de hacer resurgir su identidad”. “Sobre ésta base, se construye un espacio del cual el paciente puede apropiarse construyéndose como espacio de referencia. A partir de un encuadre tiempo/lugar, que incluye normas de convivencia, donde se mantiene el respeto, el compartir, el cuidado del espacio físico, etc. Esto genera en el paciente un sentimiento de referencia. Este contexto produce interacción vincular, tanto entre los internos entre sí como así también, entre estos y los coordinadores. A través de los talleres y de la metodología de trabajo, los pacientes pueden recuperar su particular manera de expresarse y vincularse, haciendo de los talleres un espacio no evaluativo sino participativo”.

Del sitio web de Cooperanza

Pajarito, de unos 50 años, con su ambo marrón inconfundible, recorre “volando” la plazoleta de una punta a la otra, toma el micrófono, se emociona, cuenta quienes son, agradece, baila solo. Uno no sabe si un vals, un tango o lo que le sale. Ahora llegan los del taller literario. Sentaditos, coordinadores e internos, expresan su interioridad, historias, vidas, pensamientos, delirios y sueños, en distintos géneros: una proclama, poemas, crónicas, relatos. Javieres, Adrianes, Carlos, Crettas y Cayetanos multiplican sus voces. Comparten. En el taller de juego, los “piantados” exponen sus opiniones: a casi todos les gusta los dados y los juegos de ingenio. Pero predominan los cubos, la geometría y el azar. Víctor es premiado. Es un campeón. Por ahí alguien dice que hizo trampa. Todos ríen. Hasta los árboles parecen abrazarlos y resguardarlos.

LT 22 RADIO LA COLIFATA O COMO IR DESESTIGMATIZANDO

La Colifata (RLC) surgió como un brote de Cooperanza. Una “hija” aclara una voz. Iniciativa de Alfredo Olivieri, psicólogo, allá por el 91, tiempos de neoliberalismo a rajatabla. Y contra viento y marea, la radio ha marcado rumbos desde el 3 de agosto de ese año. La conocen mundialmente. Ha trascendido las paredes del encierro, avanzó sobre la ciudad, recorrió el país y llegó a otros continentes. Ahora se prepara el lanzamiento en el país de CD y DVD con grabaciones que son históricas. Fragmentos de un discurso amoroso, duro, tierno, delirante e implacable que interpela el corazón y la cabeza. El martes 24, apenas tres días de la celebración de los 24 años de Cooperanza, se presentó en Madrid la presentación del CD y DVD que RLC realizó junto con la banda española de pop rock El Canto del Loco. Para el lanzamiento, el fundador de RLC viajó a España y habló del proyecto y de la situación de la salud mental en Argentina.

La Colifata es la primera radio en el mundo que transmite directamente desde un hospital psiquiátrico y es realizada por los propios internos y ex internos. Su lema es “Rompiendo muros”. Sólo hay que ir al sitio www.lacolifata.org en Internet y escucharla. El día del festejo de Cooperanza, RLC participó del principio al fin. Poniéndole música, aire, sonidos. Facilitando la palabra a aquellos que, desde una mirada institucional o social sesgada, no tienen voz ni deberían tenerla.

EL FRENTE DE LOS ARTISTAS, DESBORDA

Llega la media tarde: las voces se reproducen. Hablan internos, ex internos, coordinadores, talleristas, voluntarios. Se va yendo de a poco el sol y desde el tronco seco del eucalipto, miramos y vivimos el despliegue del Teatro Participativo en el Frente de Artistas del Borda (FAB), también con muchos años de lucha por los derechos de los enfermos mentales.

“En 1984 Alberto Sava, fundador y director del FAB, fue convocado por el psicoanalista José Grandinetti para sumarse a un proceso de transformación del Hospital Psiquiátrico. Su propuesta fue integrarse a un proyecto de desmanicomialización; el espíritu que nutrió esta experiencia tuvo que ver, indudablemente, con el recorrido de Teatro Participativo, del que Sava provenía. Las primeras impresiones sobre este espacio hospitalario de los que en ese año formaron el FAB, se encuentran expresadas en la editorial de lo que posteriormente fue la revista del Frente de Artistas del Borda, revista Murashock:

“(...) Los manicomios son ciudades levantadas a base de hipocresía y represión; intentan ocultar lo que ellas mismas producen, el malestar, la euforia, la desesperación. El lugar elegido es un hospital de encierro y el tratamiento consiste en algunas charlas y miles de pastillas; contra ese dispositivo nos levantamos, cantamos, escribimos, actuamos, contamos…nuestras producciones artísticas intentan hacer circular las voces y los pensamientos apresados, las historias apresadas, las luchas encarnada (...).” El 15 de noviembre de 1984, se realizó la primera reunión en el Teatro del Hospital Borda, Alberto Sava junto a Lic. Monica Arredondo Holguín y Roxana D’ Angelo, convocaron a unas 50 personas internadas, todos con inclinaciones artísticas, y les propusieron crear un grupo de artistas del Borda para que a través del arte ayudaran a transformar la realidad del hospital”.

Del sitio web del Frente de Artistas del Borda

Tres grupos. Tres formas de actuar y pensar. Una metáfora del hospicio. “Tribus bordeanas” llamaron a la presentación. Protagonistas: Emos, Skinheads y Góticos. Internos, enfermer@s y psiquiatras, respectivamente. Difícil desentramar y reconstruir las escenas, los momentos, el movimiento. Es un gran caos creador con final abierto. Se aproxima el cierre de las actividades y comienza la despedida para recomenzar cada sábado (de 14 a 17, con los talleres, que luego dan lugar a una asamblea, espacio en permanente producción, en la que se exponen los trabajos realizados en los diversos talleres y se comparte una merienda) en los servicios 23 y 24. Entre otros, se dirige al público Alfredo Moffat, arquitecto, psicólogo social, creador de Las Oyitas (redes de comedores infantiles en asentamientos y villas), El Bancadero (mutual de asistencia psicológica), Bancapibes, Bancavida, Psicodrama en forma de teatro popular, escuelas de psicología social y de la mencionada Peña Carlos Gardel -su primera experiencia importante en un hospicio- que dio lugar a muchas otras experiencias comunitarias en salud mental. Después es el turno de quien continuó a Moffat en la coordinación de la comunidad terapéutica, licenciada Lea Furman hasta llegar a Leonardo Paniagua y Diego Nacarada, los actuales articuladores de Cooperanza.

FINAL Y PRINCIPIO

Entre todos, ya son las 18.00, cantamos la Colina de la Vida, el tema tan conocido de Gieco, cuya versión más famosa es la del supergrupo PorSuiGieco. La gran mayoría de los presentes se acerca al centro del espacio, la plazoleta, donde los participantes (talleristas, voluntarios, internos y externados) llevaron adelante, durante casi 4 horas, las actividades por el 24º aniversario de Cooperanza. Otros permanecen sentados en el pasto, o en una silla. Mientras en el aire sigue flotando música del alma, le digo adiós a los pacientes, a los coordinadores, conocidos y a los árboles. Ya volveré, me digo, pero pronto. Hace casi veinte años que no pisaba el Borda. En aquella oportunidad realicé una nota para la revista Derechos Humanos, órgano de la APDH. Ahora, para la Agencia Paco Urondo. En ambos casos, el tocar con las manos la realidad manicomial, aunque sea por un rato, tuvo un efecto terapéutico. Regreso al barrio con una gran paz interior, con la idea de colaborar de alguna forma con La Colifata y/o Cooperanza. Mientras camino por Ramón Carillo, ex Viéytez, voy recordando los versos del poeta Rafael Arévalo en La vida cuelga:

La vida cuelga en todas partes:/ cuelga en los brazos de una madre/y en las ramas de un árbol/ y aún de las manos de una estatua de mármol/ hecha nidos de golondrinas./
La vida cuelga por doquier./ Y las columnas de la vida/ son el manzano y la mujer.

Entonces pienso que la vida, toda vida, aún la más sombría, encierra un don, un regalo, un convite en el que todos estamos invitados. (Agencia Paco Urondo)

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