lunes, 30 de noviembre de 2009

“Capitalismo en serio” o Economía de liberación, por el Gallego Fernández

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Este modelo económico, nos ocasiona demasiados problemas políticos, entre ellos, el extendido rechazo hacia el gobierno, por parte de las fracciones sociales más beneficiadas, con su aplicación; no hay que desmerecer la eficacia que tuvo, en resolver las cuestiones heredadas de la devaluación salvaje de Duhalde y la agenda, que deja la salida de la convertibilidad, entre demandas sociales de toda naturaleza y de todos los sectores, dudosa representatividad del gobierno que asumía, default, pesificación asimétrica, escasez de divisas, deslocalización de industrias y fuga de cerebros, quiebra del sistema previsional, empresas de servicios con infraestructura obsoleta y descapitalizadas, etc, tengo contabilizado en mayo del 2003, no menos de veinte cuestiones, altamente conflictivas.

Lo real es, que en tanto el modelo se despliega, las relaciones de poder se alteran de manera desfavorable para el gobierno, restando sustento popular, y con ello, se pone en peligro, el grado de autonomía alcanzado por el estado frente al poder económico. La voluntad de quienes conducen el gobierno de desarrollar un “capitalismo serio”, el cual puede entenderse como una reproducción ampliada del capital, que garantice el bienestar general de la población y se sintetiza en la campaña del 2007, al formular una matriz diversificada de acumulación, con inclusión social; no registraron que en el crecimiento de la economía, hay una concentración de poder económico que disputará poder político, desde prácticas oligárquicas, con diseños estratégicos de valorización del capital a escala global.

El gobierno realiza un continuo esfuerzo, por desestructurar el andamiaje para la valorización financiera especulativa y parasitaria, señal de esto, son las estatizaciones de varias empresas, los planes de inversión y política tarifaria en servicios, subsidios, la tasa de cambio, la renegociación de la deuda, la no injerencia del FMI (embajadas), el no al ALCA, la estatización de las AFJP, etc. Se puede afirmar que desde la autonomía del estado y su intervención en la economía y la sociedad, con inversiones sin precedentes, en obra pública y gasto social, se complementa con variables macroeconómicas, para indicar a los actores que controlan el mercado, las conductas que deben orientar de manera congruente al modelo, centralmente son: la estructura impositiva, salarios y tasa de cambio.

El proceso inflacionario del 2007/08 y el del presente año sobre los bienes de consumo diario, no tienen explicación económica, son decisiones políticas para debilitar el consenso del gobierno, y no precisamente provienen del sector agropecuario, sino de la UIA, AEA, ABA, CAC, los cuales vuelven a reconstituir la imagen corporativo de los ocho, con el intento de retomar la injerencia política sobre el estado. Conclusión, Pérez Companc, no es Henry Ford.

A esta cuestión, debe agregarse una caracterización desacertada de la crisis económica, la cual no es producto de la especulación en la esfera financiera, sino que tiene un carácter estructural determinado por un proceso de sobreacumulación, como resultado del cambio en el patrón tecnológico, que se expresa en la esfera financiera. Tampoco la esfera financiera es un instrumento económico que escapa a la regulación de los estados, por el contrario es un dispositivo, controlado por la Elite de EEUU, en un esquema global de dominación, articulado al ejercito de multinacionales que participan del mismo, para elevar la rotación del capital y alcanzar una tasa constante de acumulación.

A pesar de las cuestiones señaladas, lo más trascendente es que los compañeros Kirchner, intentan salir del laberinto por arriba, y más allá de la pérdida de consenso electoral, hay señales precisas sobre la voluntad política de construir una patria. Concretamente el anuncio de modificación de la ley de entidades financieras, la asignación a los chicos y el rumor, cada vez más intenso, de la nacionalización de YPF, son determinaciones significativas de un cambio de rumbo en el plano económico.

Que el 80% de los grupos económicos esté en manos extranjeras, es todo un problema, representa un lobby enorme que presionará el dólar a la baja, principalmente aquellos que controlan el sector de no transables, o los que tienen enormes ventajas comparativas en el mercado internacional, ni hablar del sector financiero.

Si bien la ley de convertibilidad fue derogada, de hecho sigue funcionando, ya que nuestra base monetaria sigue siendo convertible, por la transnacionalización que tiene el mercado local, el peso tiene como respaldado la cantidad de ahorro acumulado en divisas en el BCRA, en consecuencia el crecimiento interno está altamente correlacionado con el saldo de la balanza de pagos; ya que este determina la base monetaria, la cual si no puede sostenerse por el saldo de la balanza comercial, nos deja nuevamente expuestos al endeudamiento.

En consecuencia se debe desacoplar la base monetaria de las reservas, y como en cualquier país normal, esta debe expresar la expansión de la economía, mientras en nuestra país representa el 16% del PBI, en Brasil alcanza al 65%, en los países europeos entre el 75% y 85%, y en EEUU el 300%. Por otra parte el incremento de la base monetaria es retomar una plena soberanía sobre la moneda y el crédito, y su ampliación presionará constantemente el dólar a la alza. Claro está que se debe tener un diseño económico, para que la depreciación de las inversiones extranjeras, no se traduzcan en un proceso inflacionario.

Sería además auspicioso que a parte de modificar la ley de Entidades Financieras, se modifique la carta orgánica del BCRA, y se lo retire del organismo internacional de Basilea, se considere que las divisas no respaldan nuestro circulante, sino que son el ahorro de los argentinos para vincularnos comercialmente con el mundo. Para alcanzar una soberanía plena sobre el mercado financiero, también se debería modificar la ley de Inversiones extranjeras, la cual está rubricada también por Martínez de Hoz y Videla, y perfeccionada en los noventa; no alcanza con los retoques del 2002, para salvaguardar el producto de nuestro trabajo y desacoplar el ahorro de nuestra economía del sistema financiero global; se giran al exterior 2000 millones de dólares mensuales.

Si la reforma de la ley de Entidades Financieras tiene la orientación de recuperar la decisión política, sobre el ahorro público, es un instrumento de política económica de magnitudes insospechadas, desde la regulación de la tasa de interés sobre la moneda plástica, (lease recuperar capacidad adquisitiva de sectores medios y trabajadores formales), hasta la orientación del crédito a demandas insatisfechas, el desarrollo industrial y tecnológico para producir bienes materiales y simbólicos, como la transformación de la infraestructura económica, matriz energética, transportes etc.

Todas estas cuestiones son totalmente realizables, contamos con un contexto regional e internacional, favorable, pero requieren de un fuerte protagonismo y organización popular; por la alta exposición que tiene el gobierno al carecer de instrumentos apropiados, y de fuerte consenso en la sociedad, para controlar le mercado y la formación de precios.

En este sentido se requiere como cuestión técnica para distribuir riqueza, no sólo el crecimiento de la economía y decisiones soberanas sobre la moneda, sino desarrollar y actualizar la matriz de insumo producto como base para las discusiones paritarias, y una red de contrataciones anuales, con fuerte intervención y organización de los actores económicos, con intereses desacoplados del escenario global.

Sería espectacular expresar políticamente un proyecto nacional, cuyo correlato económico fuese un plan quinquenal, y que tuviese en los próximos dos años, 20 iniciativas legislativas refrendadas por Néstor y sustentadas en consenso social y poder popular, estaríamos un poco más cerca de contar con una patria justa, libre y soberana. (Agencia Paco Urondo)

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