lunes, 23 de noviembre de 2009

El militante acomplejao, por Gabriel Fernández *

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Una pena el artículo "¿La tele ataca?" de Artemio López. Arranca bien, señalándole a D´Elía que carece de sentido objetar la televisión de masas a partir de un discurso ideológico. Y sigue bien, cuando precisa que tal cuestionamiento puede agradar a la militancia pero pasa inadvertido para la mayoría de los televidentes. Pero luego López derrapa, como militante de izquierda acomplejao, en una idea muy corriente: los militantes populares, por así decir, no sabemos hacer medios masivos, no sabemos hacer (especifica) televisión masiva. Entonces, los medios que surjan en los nuevos espacios emergentes de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, se disputarían apenas el dos por ciento de la audiencia.

Se trata de un concepto que confunde a los trabajadores de los medios con los militantes, ajenos a los mismos, que en ocasiones hacen comunicación para difundir un programa, un proyecto, una propuesta, una serie de consignas. Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, ostensibles best sellers, Leonardo Favio, evidente vendedor, Federico Luppi, Lito Cruz, Rubén Stella, actores taquilleros, Los Piojos, más conocidos que Micky Vainilla, Diego Capussotto ya que estamos, con humor para miles, Nelly Omar, Gardel con polleras, Roberto Fontanarrosa, con su dibujo hasta en la camiseta, Emilio del Guercio, autor de la canción más conocida del rock nacional, por solo tomar un haz breve y formado por personajes difundidos, dan cuenta del error.
Los productores, técnicos, camarógrafos, sonidistas, guionistas, periodistas, editores de Julián Weich, aunque también de Marcelo Tinelli en menor medida, son trabajadores que en un porcentaje no diferente al del voto colectivo, suelen compartir los ideales populares aunque se atengan a los lineamientos de quien los contrata. Los contrata el que tiene plata. El campo nacional y popular está en perfectas condiciones humanas de brindar batalla de primer nivel en televisión contra los monopolios. Estos, se opusieron tenazmente a la nueva Ley precisamente porque garantiza la competencia. En tanto empresarios rentistas, herederos de franjas financieras y luego sojeras, y hasta mezclados con ellas, exigen mercado cautivo para triunfar. He ahí su garantía de masividad, que algunos confunden con capacidad.

¿Qué pasa entonces? Necesitamos los recursos técnicos y la capitalización para dar esa batalla; no tenemos problemas conceptuales. No vamos a insertar el Programa de Huerta Grande en un baile erótico. Vamos a hablar del Programa de Huerta Grande por un lado y vamos a ofrecer espectáculos sensuales de altísima jerarquía por otro. Pero necesitamos dinero.

Porque a las empresas que les interesa el país en realidad les interesa el lineamiento editorial del monopolio y no el del campo nacional y popular. Entonces, si el Estado no cumple la función capitalizadora (junto a unas pocas instituciones populares rentables, como las obras sociales de los sindicatos), no habrá masividad comunicacional nacional popular. Pero eso es distinto a la devaluación profesional implícita en el planteo de López al referirse a los realizadores de medios nacional populares, que optamos por este camino aun teniendo perspectivas sólidas en el ámbito comercial con orientación conservadora.

Los periodistas de este campo concretamos productos más atractivos que los de Marcelo Bonelli, Santo Biasatti, Joaquín Morales Sola o Magdalena Ruiz Guiñazú. Pasa que esos productos están limitados por el espacio geográfico, la técnica y la solidez financiera. Ni más ni menos. Y a los bancos no les interesa sostener propuestas que respaldan la nacionalización de las AFJP, por caso. Ni al Credicoop, fijese López. La realización de medios exije personal especializado, claro está. Ese personal es un conglomerado de trabajadores que surgen de nuestro mis mo puebl o. Deben poseer conocimientos técnicos y creatividades vastas. Eso lo tenemos. Hacer las cosas bien no es un misterio propio de un saber cifrado olig á rquico al que nos cuesta llegar.

En medio de la formidable batalla que constituyó la forja y sanción de la Ley de Medios, nos hemos encontrado con hectolitros de pajarones que dicen: "la gente quiere Canal 13, no quiere otra cosa, no me jodas". Y de spués, en su centro cultural, invitan a Gabriel Mariotto a dar una linda charla. Ojo al piojo: no le estoy diciendo pajarón a López, que es un talentoso compañero acomplejao. Estoy tratando de aportar a un debate futuro de trascendencia: los grandes avisadores argentinos son absolutamente reaccionarios y destituyentes. Si nuestros ahorros populares en el Estado no se orientan a sostener una comunicación nacional y popular, el mercado cautivo persistirá, con aspavientos de pluralismo.

Y López dirá, contento: "¿Vieron? Las cosas son como son". Un abrazo para todos.

El autor es Director Revista Question Latinoamérica / Director La Señal Medios (la senialmedios.blogspot.com) (Agencia Paco Urondo)

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