lunes, 30 de noviembre de 2009

Palabras de la presidenta de Argentina durante la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Señor presidente de la República de Portugal, en primer término y como corresponde quiero agradecerle a usted y al señor Primer Ministro la magnífica hospitalidad y atención que han brindado a todos aquellos que hemos concurrido a esta Cumbre.

El abordaje de lo que constituye el tema central de esta convocatoria y que es en realidad la innovación tecnológica, la innovación como concepto y el conocimiento como un instrumento para superar desigualdades para acrecentar el producto bruto interno de los países y su competitividad, creo que es un tema que nos debe llevar a la reflexión de lo que sucedió hasta ahora, no para detenernos en el pasado pero sí para entender las cosas que han sucedido y advertir que precisamente a partir de la innovación y a partir del conocimiento podemos comenzar tal vez por primera vez en mucho tiempo, en muchas décadas, a vincular dos conceptos que estuvieron por lo menos política y tácticamente desconectados en el movimiento económico y que fue rentabilidad y equidad.

Ayer planteaba, cuando me tocó clausurar junto al señor presidente de Portugal el encuentro de empresarios iberoamericanos, que precisamente en la etapa que nos tocó y nos toca vivir estamos en un escenario global inédito, con una crisis económica -dicen los más viejos y los libros también- que fue similar a la de 1930 y que exige por parte de todos nosotros entonces, y cuando hablo de nosotros hablo de mandatarios, hablo de dirigentes empresariales, hablo de dirigentes sociales, una nueva mirada entendiendo que no podemos aplicar los mismos métodos y las mismas políticas y pretender resultados diferentes.

Y yo creo que una de las claves de la crisis ha sido privilegiar la rentabilidad a la que obviamente todas las empresas y el capital por lógica definición siempre buscan, por sobre la razonabilidad que exige una distribución más equitativa de la riqueza, pero al mismo tiempo que los modos de producción de esa riqueza tengan que ver con el mundo del trabajo, con el mundo de la producción, que el capital intervenga en circuitos de producción de bienes y servicios, de modo tal de no concebir al dinero como algo que se reproduce por sí mismo en un concepto solamente financiero de lo que puede ser la actividad económica. Y creo sinceramente que innovación y conocimiento, tecnología, biotecnología, nanotecnología, software, informática, pueden penetrar todas las distintas cadenas de valor, y sobre todo nuestros países, que se ha caracterizado toda la región por una fuerte primarización en su producción y en sus exportaciones, agregar valor, de modo tal que agregando valor tengamos más trabajo y mejor remunerado, que son las claves para llegar a la equidad y romper la brecha de la desigualdad que ha convertido a nuestro continente, precisamente América latina, no en el más pobre pero sí en el más inequitativo en la distribución del ingreso.

En cuanto al tema de calentamiento global, otras de las claves que también abordamos en la reunión de empresarios de ayer, creo que todos los que estamos aquí sentados queremos arribar a un Copenhague en el cual se fijen acuerdos y pueda haber resultados concretos, pero también debemos ser lo suficientemente sinceros y sensatos para advertir que el nudo de la discusión pasa por quién deberá soportar la mayor parte de los pasivos ambientales, y hablar de quién debe soportar la mayor parte de los pasivos ambientales habla también de la responsabilidad de los países desarrollados en la emisión de gases y, por lo tanto, digamos los que han provocado o producido ese pasivo ambiental. Pretender que los países emergentes, los países en vías de desarrollo seamos precisamente los que tengamos que contribuir aún con nuestro atraso total y absoluto, no solamente relativo respecto de los países desarrollados, establecer un concepto de igualdad en la distribución de los pasivos, constituye cuanto menos a la hora de calificarlo algo manifiestamente inequitativo e injusto.

Creo que también el abordaje de los compromisos en cuanto a la eliminación de gases que están directamente vinculados con el uso de combustibles fósiles tiene que ver con la realidad de cuánto podemos generar y en cuánto tiempo generaríamos energías alternativas que al mismo tiempo nos permitan sostener el crecimiento económico. Porque uno escucha que por un lado tenemos que crecer nuevamente a tasas importantes para evitar la destrucción de empleos, y al mismo tiempo tenemos que reducir la emisión de gases con energías alternativas, pero todos sabemos que si sumamos todos estos conceptos y todos estos números, en realidad el planteo tiene cierto grado de inconsistencia porque aún con mucha responsabilidad en materia de inversión en energías alternativas todos sabemos que para mantener un determinado nivel de crecimiento de la actividad económica mundial vamos a tener que seguir usando, durante un tiempo, combustibles fósiles, esto es una realidad.

Por lo tanto creo que para no abordar compromisos, como tantos compromisos que hemos asumido con respecto a la pobreza, a la educación, a la desigualdad y a tantos ítem que suenan tan bien a los oídos, pero que son tan difíciles de ejecutar en las políticas concretas, deberíamos fijarnos metas tal vez más humildes pero más realizables, y en el marco de esas metas más humildes y más realizables, también los países desarrollados abordar la responsabilidad en la emisión de esos pasivos ambientales.

Finalmente, porque no voy a ser abuso de mi condición de próxima anfitriona de este encuentro, no voy a utilizar todo el tiempo que pueda tener disponible porque quiero escuchar a todos mis colegas, quiero también -y de aquí diviso la figura de mi querido amigo el vicepresidente de la hermana República Oriental del Uruguay, felicitar a la República Oriental del Uruguay, al hermano pueblo, por los comicios realizados en el día de ayer, en el marco de la más absoluta legalidad democrática, como nos tiene acostumbrado desde hace muchos años afortunadamente el continente y también como parte de ese continente la República Oriental del Uruguay.
Y si se me permite, yo sé que aquí hay jefes de Estado de distintas orientaciones políticas, felicitar a mi amigo y compañero José Mujica como el presidente electo de todos los uruguayos. (Aplausos)

La mención de elecciones democráticas en el Uruguay torna insoslayable también el abordaje de otras pseudo elecciones realizadas en el continente y que tuvieron lugar, yo diría casi un simulacro en Honduras, si se me permite la adjetivación, en el marco también de la más absoluta ilegalidad democrática. Todos saben cuál ha sido la postura de la Argentina, no voy a reiterarla porque voy a escuchar las opiniones de todos, pero quiero que nos planteemos una suerte de mirada de lo que está sucediendo en el mundo y particularmente en la región. Si uno observa el proceso democrático uruguayo, en el marco de una absoluta legalidad democrática y sin embargo, el abordaje mediático de ese proceso en relación a los candidatos, al candidato triunfante en los medios internacionales, en las grandes cadenas de comunicación, era si se me permite, por calificarlo de una manera generosa, un abordaje cuando menos sesgado acerca de las calidades y de las posibilidades del candidato. Francamente es miembro de una fuerza que podríamos denominar de centro izquierda que tiene amplia trayectoria en la República Oriental del Uruguay.
Y fíjense, paradojalmente el proceso de ilegalidad democrática planteado en la República de Honduras era abordado mediáticamente por los grandes medios de comunicación a nivel internacional casi como, bueno, lo que realmente hay que hacer es apurar pronto estas elecciones para que luego tengan sus autoridades. Entonces parecía que por un lado estaba bien que esto se hiciera de esta manera y por otro lado el abordaje.

Son tal vez percepciones de una dirigente política que milita desde muy joven y que advierte, fundamentalmente así lo ha manifestado en la OEA, la aparición de algunas nuevas formas de interrupción democrática en la región, y que ya no tienen el viejo concepto de intervención militar que caracterizaban la doctrina de seguridad nacional, que durante tantos años imperara en la región, sino que tiene que ver con lo que podemos denominar golpes cívicos mediáticos, realizados en un marco donde no intervienen obviamente los militares, pero sí se desarrollan dentro de la propia sociedad y dentro de alguna de sus instituciones, violaciones al propio ordenamiento legal, y precisamente una de las más grandes conquistas que la región de América del Sur y Latinoamérica ha logrado durante décadas, es volver a respetar la legalidad de sus democracias, del voto popular y de las autoridades elegidas democráticamente, para que empiecen y terminen su mandato.

Con esta reflexión, que seguramente algunos disentirán y otros compartirán, como es lógico en toda democracia y en todo universo de pluralidad y disenso, quería terminar mi intervención que luego será motivo también de charla frente a los señores y señoras mandatarias. Pero no quería dejar de mencionar esto porque cualquier discurso de un intento de innovación tecnológica, del conocimiento, ante cualquiera de los abordajes que ustedes quieran hacer, sólo podrá ser posible en sociedades democráticas; el avance y el crecimiento que tuvo la América Latina durante la última década, se dio en gobiernos democráticos, en gobiernos votados y elegidos por sus pueblos, que plantearon, en su gran mayoría sin lugar a dudas, la equidad y la procura de la brecha de igualdad, como uno los objetivos y las claves de sus gobiernos.

Muchas gracias. (Agencia Paco Urondo)

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