lunes, 16 de noviembre de 2009

Apropiación de identidad: matemáticas y tiempos optimistas, por Joe Cornejo

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) En el interminable diccionario de prácticas horrendas de la última dictadura, suele ser difícil encontrar la más aborrecible. Como en el Juego del Miedo, si hubiera que elegir una de ellas, probablemente sea la apropiación y robo de identidad de los hijos de los militantes detenidos-desaparecidos. Nada más aberrante que el robo de un niño y la permanencia en el engaño por toda su vida. Abuelas de Plaza de Mayo ha comprobado 500 casos de niños secuestrados junto con sus padres o nacidos en cautiverio y más meritorio aún, logró restituir la verdadera identidad a casi un centenar.

Sin embargo, la identificación y restitución de la identidad de los hijos apropiados no fue lineal. Abuelas fue modificando su estrategia según los tiempos. Perseguidas por la dictadura, y corriendo el riesgo de ser secuestradas por el Estado genocida, se constituyeron como un grupo pequeño que seguía casos específicos, a partir de las pistas que iban encontrando. Una lógica muy focalizada. Por caso contrario, las campañas de Abuelas desde fines de los 90 hacia acá responden a la idea de concientización social, de difundir masivamente su mensaje y despertar, además de conciencia ciudadana en el conjunto de la población, que los afectados reconozcan la posibilidad de ser hijos de detenidos-desaparecidos y sean protagonista de su propia búsqueda. El propósito de las Abuelas ha cambiado también con la edad de los jóvenes en cuestión. Así como cuando eran niños eran llevados a vivir con sus familias biológicas, en adelante se hablar de restitución de la identidad, de la verdad de sus orígenes y de la familia a quien pertenecen.

Otro elemento que determinaría, no el ritmo de búsqueda, pero sí el éxito alcanzado son los tiempos políticos. La hipótesis que propone esta nota es que el nivel de politización de la sociedad argentina influye (positiva o negativamente) sobre los resultados alcanzados. Es decir, gobiernos proclives a la lucha que llevan adelante los organismos de Derechos Humanos son expresión de una mayor conciencia social sobre esta temática. Esto podría medirse en la cantidad de chicos y jóvenes adultos a los cuales se les restituye la identidad. La hipótesis es audaz y sesga otros elementos que también inciden, pero si tomamos está variable los resultados son interesantes.

Según el libro de Abuelas “30 años de búsqueda - 1977-2007” (recopila casos hasta 2007 inclusive) y los comunicados de prensa de la misma organización (“Restituciones”), se pudo construir una base de datos con 88 casos. Los once faltantes parecen ser casos donde el menor identificado ya había fallecido. En la base, se identifica nombre, apellido y el año de localización del niño / joven apropiado. Se toma el año de localización como un elemento cuantificable de medir el éxito de la búsqueda. El criterio, tal como fue señalado, es algo positivista. Pero la hipótesis es medible de ser probada (o lo contrario). En los casos donde el año de localización no se encuentra, o la inquietud partió del mismo afectado, se toma el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Sobre esta base de datos, dividiendo la existencia de Abuelas (desde octubre de 1977) hasta la fecha puede dividirse en cinco etapas. La resultante y el cuadro comparativo, da el siguiente resultado.



El período de mayor localización de hijos apropiados corresponde al alfonsinismo. Algo que parece bastante razonable, dado que, por la proximidad del ilícito cometido, y por el destape de causas reprimidas durante la dictadura, lo razonable es que la mayor cantidad de apariciones hayan sido en 1984.



Una mirada más fina demuestra que el año con más apariciones fue 1983, con once casos. Es decir, casi no hubo recuperaciones durante el videlismo, y en el colapso de la dictadura apareció la mayoría de chicos del período, con un promedio superior al alfonsinismo. La retirada del régimen genocida es emblemática, entre 1983 y el año siguiente se identifican 18 niños apropiados, la mayor cantidad en años contiguos.



Aún con esta consideración, los resultados se muestran lógicos y confirman la hipótesis inicial. Luego de que el genocidio quedara al desnudo y el fervor democrático del primer alfonsinismo, la sociedad pareció ir perdiendo interés. La progresiva claudicación del radicalismo a partir de las leyes de impunidad, la híper-inflación y el menemismo, con su entrega e indultos, fueron sumiendo al conjunto social en una alienación ideológica. Lo evidente, también sería que la cantidad de chicos localizados fuera descendiendo. Así parece ser:



Sin embargo, la re-politización social que se dio en vísperas de 2001 fue revirtiendo la curva y en consecuencia los resultados. A saber:



Pero quizás lo más alentador de este proceso no sea solamente la reversión de la curva, sino la intensificación positiva de los últimos tiempos. El segundo año con más recuperación de identidad fue 2008, con ocho casos. Y en este caso, ya no se debe a la represión inmediata sino a - probablemente - la repolitización social, a una mejor respuesta del conjunto social y por supuesto al esfuerzo militante de los organismos de Derechos Humanos y espacios políticos afines.



A modo de conclusión: la incansable lucha de los organismos de Derechos Humanos permitió la restitución de la identidad de un centenar de chicos apropiados. Pero desde fines de la dictadura, no se ha visto una tasa tan alta de resultados alentadores. El apoyo del conjunto social a esta lucha, y el gobierno nacional que lo expresa, algo tendrá que ver. El último cuadro, más detallado, es aún más propicio.



Como dicen los organismos: solo la verdad nos hará libres. (Agencia Paco Urondo)

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