lunes, 9 de noviembre de 2009

Abrir las ventana de la ESMA, por Emiliano Gareca

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) “Queremos abrir las ventanas, que entre el aire, que el viento levante por fin el polvo que la sociedad había dejado acumularse sobre los horrores del pasado. Nuestra misión es crear un ambiente en el que se pudiera respirar y ver con claridad. Tenemos claro que hacen falta condenas, y también que la condena de tal o cual guardián o esbirro de éste u otro campo de exterminio no es más que un primer paso”. (SCHLINK, Bernhard).

El 19 de noviembre dará inicio, ante el Tribunal Oral Nº 5 de la Capital Federal, el primero juicio oral contra los marinos que formaron parte del Grupo de Tareas con base operativa en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).

Este juicio, al igual que todos los que juzgan delitos de lesa humanidad, resulta de vital interés para la sociedad argentina. La ESMA fue uno de los Centros Clandestinos de Detención y Torturas más grande y escalofriante de Latinoamérica. Miles de personas fueron secuestradas y torturadas en este centro del horror, la mayoría murieron y están hoy desaparecidas. Desde ese lugar salieron los denominados “vuelos de la muerte” que arrojaban personas vivas al mar. Es allí donde los gritos de dolor se mezclaban con llantos de bebés recién nacidos, muchos de los cuales siguen hoy en poder de sus captores. Es tiempo de abrir las ventanas para respirar y ver con claridad lo sucedido, el juicio debe ser para todos.

La ESMA es un símbolo no sólo del espanto y la muerte, sino de cuestiones todavía no resueltas de aquel pasado de violencia que aún es presente: Ningún marino ha sido condenado por delitos de lesa humanidad desde la apertura de los juicios.

En este tramo, el primero de varios más, se juzgarán más de 100 casos de torturas y otros delitos aberrantes, entre ellos el de Rodolfo Walsh, escritor y periodista. Autor de piezas literarias como “Operación Masacre” y “Quién Mató a Rosendo” entre muchas otras. Walsh era también oficial de Montoneros.

Además serán objeto del juicio los casos de las monjas francesas Reneé Leonnie Duquet y Alice Dumon, quienes al igual que Azucena Villaflor de De Vicenci -fundadora de Madres de Plaza de Mayo-, se encuentran desaparecidas luego de su paso por la ESMA.

Entre quienes ocuparán el banquillo de los acusados se encuentran Alfredo Astiz, el “tigre” Acosta y el “trueno” Pernía, solo para mencionar algunos de los más renombrados.

Después de tanto tiempo y más allá de las falencias en la instrucción, los marinos deberán rendir cuentas por el terror que protagonizaron. La sociedad estar allí.

Desde el punto de vista legal, lo que está en jugo con la publicidad de un juicio penal es la tensión entre la garantía del debido proceso para el imputado y el derecho a la información por parte de la sociedad, como mecanismo de control ciudadano sobre la justicia.

Sin embargo la cuestión se salda rápidamente al entender que la presencia de las cámaras no representa, por sí misma, la vulneración de los principios fundamentales del juicio penal. Un juicio televisado no es ni justo ni injusto: es conocido.

Pero más allá de los tecnicismos legales, es la relevancia histórica de este juicio la que obliga su amplia difusión.

Si nos preguntamos por qué razón los juicios de Nüremberg son conocidos internacionalmente, la respuesta será "porque sus imágenes fueron grabadas y difundidas" en las generaciones posteriores. En caso contrario, podemos estar seguros que sólo serían objeto de estudio de algunos académicos y profesionales del derecho.

Según M. Louis Joinet, el conocimiento para un pueblo de la historia de su opresión, pertenece a su patrimonio y como tal debe ser preservado. Tales son las finalidades principales del “derecho de saber” en tanto que derecho colectivo.

Estos juicios, que son el fruto de la lucha inclaudicable de los organismos, nos brindan una oportunidad histórica y única para madurar como democracia. Es necesario que sean visibles, palpables, que las generaciones actuales o futuras puedan apropiarse e involucrase en ellos, para así poder reflexionar sobre nuestro pasado. Sólo a través del debate podemos ser parte de nuestra historia.

Parafraseando a Arnoldo Liberman, resulta necesario mejorar desde la experiencia de la muerte la riqueza de la existencia humana. Hacer de la historia de una indignidad un aporte a la dignidad de la vida. Esta es la apuesta.
Emiliano Gareca es abogado y militante de La Cámpora
(Agencia Paco Urondo)

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