viernes, 13 de noviembre de 2009

El falso ingeniero, con la ayuda de Tinelli, Giménez y Legrand, organizaría la marcha convocada por famosos, por Roberto Elio Gareca

Salta (Agencia Paco Urondo, gentileza Rebeca Rubí) El falso ingeniero Blumberg, afirmó que se entrevistará con Mirtha Legrand, con Susana Giménez, Tinelli, y otros integrantes de la farándula vernácula, para organizar una marcha para exigir al gobierno acciones en contra de lo que denomina ola de inseguridad. Este personaje obtuvo amplia solidaridad de todo el país por el asesinato de su joven hijo, crimen execrable que provocó justificada indignación. Mediante la manipulación de este sentimiento, convocó dos marchas que contaron con gran adhesión de los ciudadanos, principalmente de aquellos que integran las clases acomodadas porteñas.

Aprovechando su efímera y coyuntural fama, el simulado ingeniero pretendió, inmediatamente, incursionar en política. Fracasó debido al descrédito que provocó el descubrimiento de su mentira. El desprestigio social determinó que su figura fuera archivada en el arcón reservado para los timadores y oligarcas que disfrazan con ropaje democrático su ideología derechista y antipopular. También sufrió el desdén de sus primigenios aliados. A sabiendas de que la problemática de la seguridad es un tema importante para la sociedad, Blumberg ahora retorna, sin pudor, a la escena mediática. Esta vez bajo la sombra de la popularidad de algunos personajes de la farándula, con predicamento en gran parte de la sociedad. Incluso del sector popular de donde provienen y que tratan, celosamente, de ocultar.

Los principales son Mirtha Legrand y Susana Giméz, dos mujeres que temen los efectos físicos de la vejez y tratan de interrumpir su avance mediante tratamientos específicos. Las artimañas cosméticas empleadas para esconder las huellas de la ancianidad –estado noble y respetado por la mayoría de las personas bienpensantes – a través de cirugías, estiramientos, botox, y variopintos tratamientos más-, cuentan, también, con la ayuda de maquilladores, luces, efectos especiales y del infaltable fotoshop. Es posible que tales artificios logren el objeto de engañar a quienes están detrás de los televisores, o miran sus imágenes retocadas en las revistas destinada al cholulaje que abunda en el país.

Sin embargo, la decepción de sus seguidores es indisimulable cuando se muestran tal como son estos dos personajes, a los que frívolos y obsecuentes periodistas continúan llamándolas “divas”, como si fueran Angelina Jolie, Hale Berri, o Charlize Therón, para nombrar sólo a tres que, según mi gusto personal, sí merecen ser calificadas como tales, no sólo por su belleza física, sino –esencialmente- por su enorme inteligencia y talento actoral, como así también por sus conocidos sentimientos de solidaridad. Acaso Legrand y Giménez consigan embaucar en cuanto a su aspecto exterior. Pero no logran engañar respecto de su ideología derechista, gorila y antipopular (ni, - es éste un dato anedóctico y de color- su envidia por la belleza, talento, conocimientos políticos, históricos, y estatura de estadista de Cristina Kirchner, a quien las dos "divas" atacan sin piedad).

Demagógicamente y con espuria finalidad que no logran disimular, las dos claman por mayor seguridad. Giménez hasta exigió la reimplantación de la pena de muerte cuando fue asesinado uno de sus peluqueros, presuntamente por razones de índole pasional.
No hay que dejarse engañar con la reiteración de muletillas carentes de seriedad y huérfanas de datos estadísticos, nacidas de la ignorancia y de la superficialidad.
La seguridad ciudadana es una añeja problemática que preocupa, y con razón, a la sociedad. Pero no es con marchas con cacerolas de teflón, con mentiras, con exageraciones mediáticas y con herramientas disparatadas y extravagantes –como las que formula el ingeniero apócrifo y los dos personajes de mención- el mecanismo para intentar superar la situación. La finalidad de estos personajes es subalterna: Tiende a demostrar una supuesta incapacidad del Gobierno para delinear una eficaz política criminal.

Pero están desfasados de la realidad, porque la solución del problema requiere proposiciones serias, meditadas, consensuadas y sustentadas en datos científicos surgidos del sincero análisis de las complejas e históricas causas generadoras de los hechos delictivos que provocan sensación de seguridad. PD: Sobre Tinelli no deseo gastar mi tiempo en hablar... Es un personaje que conozco -al igual que casi todos los agentinos- aunque no lo miro jamás... Es igual a Gimenez y Legrand.

El autor es abogado. (Agencia Paco Urondo)

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