Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado por Movimiento Evita Capital) Hoy, a 64 años de la victoria en las elecciones nacionales del 24 de febrero de 1946 del nuevo movimiento nacional y popular de masas que había hecho eclosión en la jornada histórica del 17 de octubre de 1945 –el peronismo- los sobrevivientes la recordamos con renovada emoción y en esta coyuntura histórica que estamos viviendo creemos que merece unas particulares reflexiones, no motivadas por una mera nostalgia sino fundamentalmente para encarar con mayores bríos y esperanzas el presente y el futuro inmediato.
Una “nueva” y variada organización política en que se destacaba por su mayor encuadramiento popular el Partido Laborista fundado por dirigentes sindicales , confluyendo en el apoyo al criollo Juan Perón , obtuvieron la victoria en las elecciones más limpias que había conocido hasta entonces la Argentina (hecho éste último inolvidable que hay que “refregarles en la cara” a todos los partidos opositores del presente que nos acusan de antidemocráticos y antirepublicanos).
Esa fuerza nueva integrada por diversos afluentes que venían con algunos dirigentes y masas considerables del radicalismo irigoyenista, del socialismo, sindicalismo, anarquismo, comunismo, nacionalismo, había derrotado a lo “viejo”, a la “Unión Democrática” donde habían confluido todos los partidos políticos tradicionales, en un arco ideológico amplísimo que contenía desde las expresiones mas rancias del conservadorismo oligárquico hasta las izquierdas reformista y “revolucionarias” internacionalistas, con el apoyo de las potencias centrales triunfantes en la segunda guerra mundial y la batuta principal del imperialismo norteamericano, personificado en la figura de su embajador, que llevó a levantar la lúcida consigna de Peron o Braden, es decir en ese contexto: Patria o Colonia.
Ese peronismo naciente, no sólo en los hechos y en el discurso levantaría una “tercera posición” geopolítica al no alinearse detrás del imperialismo yankee como máximo poder del sistema capitalista , ni del imperialismo soviético como mayor potencia de los denominados “socialismos reales”, sino que iría generando en declaraciones, realizaciones, normas legales y constitucionales una “tercera posición” también ideológica.
En el presente, como nos encuentra este 24 de febrero después de 26 años de dominio y hegemonía del neoliberalismo entre 1976 y 2002. Muy sintéticamente: EN EL PRIMER ESCALON DE LA RECONSTRUCCION DE LA PATRIA JUSTA, LIBRE Y SOBERANA, y de la esperanzada edificación de la integración latinoamericana a partir de mayo del 2003 con los gobiernos y conducción de Néstor Kirchner y Cristina Fernández
Hace tres años atrás, al recordar esta fecha, habíamos dicho:
“Ahora, después de casi tres décadas de dominio o hegemonía del modelo neoliberal dependiente que ha dejado una desastrosa situación en materia de dependencia estructural e injusticia social, a partir de mayo del 2003 con la presidencia de Néstor Kirchner se ha iniciado un gradual y complejo proceso de revertir ese deplorable escenario, lo que posibilitó la constitución de un embrión de un nuevo movimiento nacional y popular que para su crecimiento enfrenta las limitaciones reales de la estructura económica-financiera- heredada con sus poderosos intereses actuantes, la de una frontal y diversa oposición política que abarca los dos extremos ideológicos con preponderancia de la derecha-centroderecha y la de la coexistencia en el espacio de apoyo a la gestión presidencial de lo “nuevo” constituido por sectores con coherentes conductas antiimperialistas, por la justicia social y la organización popular con otros de oportunistas, “escorpiones”, posibilistas y-o retardatarios expresión de lo “viejo” en la política.
Ese embrión que se había desarrollado y fortalecido como lo demostraron las elecciones presidenciales del 2007, a los pocos meses y con motivo de la Resolución 125 comienza a debilitarse por la defección precisamente de “… esos oportunistas, escorpiones, posibilistas y/o retardatarios” mencionados, más los afectados por la recaída en el síndrome del “santuchismo” (los Cobos, Reuteman, Solá, De Narváez, Alberto Fernández, Das Neves, y cía. son las expresiones mas fuertes, elocuentes y difundidas de ese fenómeno, propio de la crisis generalizada de las dirigencias y partidos políticos que se viene arrastrando desde hace años).
Bajo la “batuta” de la oligárquica y golpista Sociedad Rural Argentina comandando la Mesa de Enlace y del gran poder mediático del oligopolio Clarín y aliados, ese proceso de defección vigorizó al peronismo antikirchnerista, revitalizó al radicalismo y en conjunción con las fuerzas de derecha y centroderecha encarnadas principalmente en el PRO y el ARI, más el minoritario aporte de los “infantilismos de izquierda” de distintas procedencias políticas, concretaron la derrota electoral del 28 de junio del 2009 y los negativos sucesos posteriores que se vienen produciendo en todos los espacios y en el Congreso Nacional a partir de su nueva integración, últimamente con epicentro en la aprobación o rechazo del D.N.U de creación del Fondo del Bicentenario.
Algunos encuentran similitudes entre esta situación y la vivida a fines de 1945 y principios de 1946, fundamentalmente por el surgimiento de una nueva “Unión Democrática”. Este conflicto de nuestros días entre el bloque de las fuerzas que luchan por hacernos retroceder a la hegemonía o dominio del neoliberalismo y el de los que luchamos contra él, tiene sí en lo medular coincidencias con el “patria si , colonia no”, con la masa de los trabajadores levantando la justicia social contra la tradicional injusticia de la influyente oligarquía agro-ganadera de nuestro sistema capitalista, de los que bregaban por la participación y organización popular democrática contra la democracia elitista y fraudulenta, de aquélla etapa histórica (fuera de otras coincidencias que no es el objetivo exponer).
En el presente, a semejanza de aquel período histórico la mayoría de los partidos políticos tradicionales se encuentran muy desprestigiados, divididos, y con sectores de antiguos simpatizantes a los mismos disponibles para nuevas alternativas, pero con la diferencia que muchos de sus dirigentes siguen ocupando importantes cargos en los tres poderes de los Estados Nacional y Provinciales, porque el sistema institucional en el 2003 no se rompió, como sí estaba roto en aquel entonces por el golpe militar de 1943.
Resulta indiscutible la necesidad histórica de consolidar una nueva fuerza nacional y popular político-social de masas, sea bajo la forma de frente de partidos o de movimiento, de componentes pluralistas que contengan lo mejor de sus hombres y mujeres y de sus realizaciones y concepciones actualizadas según la necesidad de la etapa.
Tenemos la ventaja de vivir una situación como pocas veces se ha dado, en que a una parte importante de naciones y lideres latinoamericanos que coinciden en la necesidad de su unidad para concretar la autonomía nacional y eliminar la pobreza e indigencia de sus pueblos, se agrega el creciente poder político y económico de grandes países como China, India y otros como nuevos mercados para nuestros productos de exportación y suministro de bienes y maquinarias importados a más bajo costo, disminuyendo por esos motivos el peso de influencia de las naciones centrales.
Además, el sistema capitalista concentrado en monopolios, oligopolios y multinacionales diversas, a su tradicional explotación del asalariado y de dominio, hegemonía y explotación sobre los países perisféricos por parte de los imperios centrales, le agrega la realidad ya irrefutable de que su tipo de consumismo va atentando cada vez más sobre la naturaleza, los seres vivos y los humanos. A ello se agrega que a partir de 1989 la involución hacia el capitalismo de las dirigencias de los “socialismos reales”en Rusia, China y países en mayor o menor grado satélites , más los cambios estructurales socio-económicos que se fueron produciendo en el transcurrir del tiempo, originaron que las grandes concepciones del marxismo´-leninismo-stalinismo-maoismo han perdido influencia en las masas populares mundiales.
Pero a diferencia de ese breve período 1944-45-46 en que un “nuevo” y poderoso torrente popular irrumpió con decisión y fe en la política y en las instituciones del Estado –con base social principal en los trabajadores-, en el presente existe una baja participación activa del pueblo en la política como consecuencia de múltiples causas.
Particularmente las principales para nosotros , los peronistas: la violenta disputa interna por la herencia de Perón a partir de mediados de 1973, las consecuencias de los 7 años de” terrorismo de estado” que se abatió principalmente sobre nuestras filas y activistas sindicales, y luego los largos años de hegemonía del neoliberalismo en los diferentes poderes del Estado y en nuestras organizaciones tradicionales durante el período 1989-2002 bajo las conducciones de Menem-Duhalde.
A esta última asunción por gran parte de la dirigencia y el activismo de los valores ideológicos del enemigo principal –y categóricamente la históricamente más perniciosa-, se debe agregar durante los 17 años de proscripción y exilio forzado de Peron el contacto por parte de dirigentes y militantes con concepciones y políticas –sin o con diferentes grados de influencia, asunción y extensión- propias del liberalismo, el desarrollismo frondizista, el entrismo troskysta, el nacionalismo de derecha, el castrismo-guevarismo, del sindicalismo reivindicativo burocratizado, la teología de la liberación, de la social-democracia y del social-cristianismo. Todo ello se ha ido sumando, potenciado por la desaparición de Perón como “arbitro final” basado en su relación privilegiada con las masas, para generar la larga crisis de la identidad ideológica del peronismo que se viene arrastrando desde hace años.
Es un gran avance en relación a la etapa 1989-2002 que, en la actualidad , en el movimiento peronista un bloque importantísimo de dirigentes, militantes y simpatizantes –aún con sus diferentes historias y particularidades- confluyendo en el apoyo a Cristina Fernandez y Nestor Kirchner enfrente decididamente al bloque neoliberal del peronismo disidente o antikirchnerista. Nuestro triunfo en esa batalla será importantísimo para el gobierno nacional y para el futuro del peronismo.
Los que continuamos levantando los grandes principios e ideales de nuestra “Tercera Posición” participamos con todo vigor en esa confrontación y sin oportunismo alguno. Tenemos conciencia que en el presente carece de la masa de sustento popular imprescindible. Constituyen los objetivos estratégicos a alcanzar en el mediano plazo. Las guías para el análisis y la acción. Homenaje y recuerdo con enseñanzas de logros y errores de las generaciones anteriores que estuvieron cerca de concretarlos. Y una especie de “utopía” generadora de la mística necesaria para las futuras generaciones de peronistas y de fuerzas pertenecientes al campo nacional y popular.
El autor es militante peronista. (Agencia Paco Urondo)
Liberales dudando de los números de Milei
Hace 14 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario