Salta (Agencia Paco Urondo) La detención de Martín Rodríguez, profesor de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Salta (UCASAL), por su supuesta participación en los crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo (Bs. As.) durante la última dictadura militar en nuestro país, ha suscitado la reacción de ciertas personas del ámbito universitario, quienes levantaron su vos para decir algo sobre nuestro pasado más reciente.
Es así que en ciertos medios locales pueden leerse las declaraciones de profesores, rectores, decanos, alumnos y ex alumnos respecto a la situación en la que se encuentra el militar retirado, y surgen necesariamente algunas preguntas: ¿La sociedad salteña ha debatido en profundidad lo ocurrido en la Argentina de aquellos tiempos? ¿Qué responsabilidad institucional le cabe a la Universidad por lo ocurrido? ¿Cual es el papel que debe cumplir la universidad, hoy, en democracia, respecto al pasado que es siempre presente?
Resulta entonces interesante, a la hora de buscar algunas respuestas, reflexionar sobre aquellas voces desde nuestra Salta que reclaman una “memoria completa”, o aquellas frases que denuncian que “se habla sólo de una verdad, y se juzga con un ojo”, afirmando tajantemente que “la otra verdad algún día saldrá a la luz” o que “aquí hubo una guerra”.
Tengo 26 años, soy salteño y soy abogado recibido de la Universidad Católica de Salta. Allí obtuve mi diploma e hice algunos amigos y otros no tanto. Y escuchar que personas vinculada a los claustros donde estudié y donde se forman otros, lanzan con total irresponsabilidad definiciones como las descriptas, sin fundamentos, desconociendo reglas básicas del derecho interno e internacional, ignorando la existencia de miles de víctimas, conculcando conceptos basales del Derecho y del Estado democrático, haciendo tabla raza de los principios morales más elementales, hace que me ponga a pensar sobre los profesionales que la Católica está pariendo.
Hablan de guerra, de los dos demonios y de la gesta heroica del ejército argentino. Olvidan deliberadamente que la democracia fue usurpada, que ni siquiera en la guerra (aunque acá no la hubo) se puede secuestrar y torturar. Que nada de heroico hay en robar bebés y tirar gente viva al mar. Qué ninguna táctica bélica requiere violar de todas las formas, una y otra vez, a mujeres y niñas indefensas delante de sus hijos y esposos.
Y nada cambia si eran o no guerrilleros (muchos no lo eran): Todos, incluso el mayor delincuente, tienen derecho a un juicio justo, a las garantías del debido proceso y a la defensa en juicio, a no ser torturado ni abusado sexualmente. A ser enterrados por sus seres queridos. ¿O acaso no es eso lo que me enseñaron en la Católica?
Aquellas víctimas directas (víctimas fuimos todos, los desaparecidos nos faltan a todos) no tuvieron los que si tienen hoy sus verdugos: un juicio justo. Muchos están detenidos en sus casas (como dice la ley, a pesar de que los delincuentes comunes no gozan de este beneficio en la mayoría de los casos), tienen abogados de primer nivel, atención médica y pueden ver a sus familias: ellos saben donde están.
Incluso existen absoluciones que contradicen a quienes alegan que “estos juicios son políticos y las defensas nada podemos hacer”.
Los organismos internacionales (y de esto Martín Rodríguez debe saber mucho) aplauden el proceso de verdad y justicia Argentino, al igual que la gran mayoría de la Comunidad Internacional. ¿Es posible afirmar que todos tienen sed de revancha?
Recuerdo que fueron pocos los profesores que se atrevieron a reflexionar sobre lo ocurrido en los 70. Y el hecho de que Martín Rodríguez (alías el Toro, identificado como presunto torturador del Campo de Concentración y Exterminio más siniestro de la Argentina) sea uno de ellos, explica en parte el porqué.
Y hablando de Rodríguez, recuerdo que en una materia de segundo año tuvimos que estudiar, para Derecho político, el libro “Historias de las Ideas Políticas” de Alberto Rodríguez Varela.
Ambos Rodríguez tienen cosas en común: ser profesores de universidades católicas y haber participado activamente durante la dictadura. Rodríguez Varela fue Ministro de Justicia de Videla y fiscal de Estado de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Camps como jefe de policía de la provincia, ya en democracia asumió como abogado defensor de Jorge Rafael Videla en la causa por robos de bebé.
Muchos de nosotros nos preguntábamos si esa era la formación que un abogado humanista y con valores cristianos debía tener. Ignoro si en la actualidad ese libro sigue en el programa
La Universidad Católica de Salta debe hacer una profunda autocrítica sobre su rol ayer y hoy y sobre el tipo de profesionales (hombres y mujeres al fin) que está formando. Finalmente, debe velar para que ningún criminal se refugie bajo el manto de la impunidad y la fachada del “buen profesor”. (Agencia Paco Urondo)
"El tipo que era hasta hace años el rector de la Universidad Católica de Salta –una institución con miles de alumnos que tiene una subsede en Capital en el edificio de Gendarmería Nacional-, Patricio Coroco Murua. Fue miembro del comité asesor para los medios de comunicación gráficos de la Secretaría de Información Pública durante la dictadura, es decir fue un tipo que elaboró el documento donde se define cómo censurar a los medios de comunicación gráficos. Hoy esa persona es rector universitario con miles de alumnos, en donde además se dan seminarios sobre libertad de prensa. Hay que proponer un debate acerca de con quienes estamos construyendo los fundamentos democráticos de las nuevas generaciones. Si los que van a ser rectores de las universidades privadas son tipos que han borrado de su currículum que fueron funcionarios de la censura en la dictadura estamos perdidos.
ResponderEliminarEstos señores organizan currículas, seleccionan profesores, arman planes de estudio con sus propias referencias ideológicas, que no creo que sean las de la defensa de los derechos humanos, los valores democráticos, la libertad de expresión, etc." Haernan Invernizzi
con razón yo me recibí de abogado en la unidad de gestión de la ciudad de san luis capital ... (primera promoción) ...y jamás me llamaron a colaborar con la facultad .. incluso ni proponiéndome en forma voluntaria a su servicios ... y por que prefirieron siempre a los amigos de los rsaa para concretar sus proyectos….pero bueno así es la vida de los militantes … dura y sin contención alguna …..
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