Pergamino, Buenos Aires (Agencia Paco Urondo) A un año del comienzo del mandato de Fernando Lugo, nuevos rumores acerca de un posible golpe de Estado.
El ex obispo asumía con sus facultades episcopales suspendidas y daba fin a la hegemonía que por 61 años había mantenido el Partido Colorado en Paraguay. Acompañado de una coalición con fuerzas de izquierda y derecha, Lugo parecía asomarse como el cambio que necesitaba el país vecino para una nación más integrada. Pero los fantasmas golpistas siguen recorriendo Latinoamérica, y ya le habían hecho notar al presidente paraguayo que su estadía en el poder no sería para nada fácil. Cualquier parecido con otras situaciones en países de la región (no) es pura coincidencia…
Luego de las declaraciones acerca de un posible golpe de Estado el año pasado, el presidente Lugo decidió llevar adelante cambios importantes en toda la cúpula militar del país. A la luz de la renovación democrática en Latinoamérica, reemplazó al comandante del Ejército, al general de la Fuerza Aérea y al contraalmirante de la Armada.
Pasados esos acontecimientos y para el asombro de su vicepresidente Franco, de la derecha liberal, el presidente comenzó a efectuar políticas de centro izquierda entre las que se destacó el ingreso al Instituto de Previsión Social (IPS) de 20 mil trabajadores que estaban excluidos porque sus patrones no pagaban su cuota mensual para las pensiones y seguros sociales.
Por supuesto, la noticia que más sacudió a toda la región fueron las inconductas del ex obispo en su vida personal; hablamos del hecho de haberse asumido como padre de un niño. Pero como la "crisis en Paraguay por las paternidades de Lugo" ya fue tomada por diversos medios de comunicación, vamos solo a mencionarlo.
Luego de la reforma en el IPS, y ante los grandes problemas económicos que traería a la región la crisis financiera internacional, Lugo apostó a la integración regional y a la asistencia social. Así se desarrollaron reuniones en el marco del MERCOSUR y se pasó a la creación de UNASUR para hacer frente a las asimetrías que en Latinoamérica y el Caribe entorpecían el camino de la integración. Desde allí participó enérgicamente del rechazo al golpe de Estado hondureño y apoyó al presidente Zelaya en el exilio. Al mismo tiempo lanzó con la Secretaría de Acción Social (SAS) una ayuda de 60 dólares aproximadamente, sobre todo para las mujeres jefas de familia de los hogares más vulnerables. Finalmente desarrolló el proyecto de atención médica gratuita, que regirá desde Enero, y llevó adelante acuerdos con Brasil para garantizar un acuerdo sobre la represa en Itaipú y cuestiones energéticas.
Puesto en conjunto parece que Paraguay se encontraría despegando por fin de su atraso y marginalidad, o por lo menos avanzando en ese sentido. Pero evidentemente algo está sucediendo, un hecho que impide capitalizar los logros del gobierno paraguayo y lo mantiene a la defensiva.
En primera instancia, se va consumando un acuerdo entre el vicepresidente Franco y los diputados y senadores de la oposición, frente a las posibles elecciones legislativas que se realizarían este mes. Y sumado a eso se prevé un juicio político a Lugo impulsado por el Partido Liberal, opción ya prevista por el vicepresidente Franco, quien dijo estar "preparado moralmente, convencido, físicamente preparado para asumir la presidencia" ante un eventual desplazamiento de Fernando Lugo (sic). En el mismo sentido el senador liberal Alfredo Luís Jaeggli expresó en una entrevista desarrollada por Pedro Brieger, Eduardo Anguita y Miriam Lewin para el programa "Carbono 14”, emitido en Radio Nacional hace unos días, que el escollo para la modernización en Paraguay sería, justamente, el presidente Lugo. Jaeggli afirma que el golpe de Estado en Honduras es totalmente legal y mira con melancolía la argentina de los `90 y con disgusto las iniciativas bolivianas y venezolanas…
Pero fuera de tales declaraciones controvertidas, la situación en Paraguay se vuelve cada día más compleja. Hace 60 días fue secuestrado el ganadero Fidel Zavala, supuestamente por una guerrilla denominada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que estarían siendo entrenados por las FARC de Colombia, como informó la cadena de medios más grande de Paraguay, ABC. La misma cadena ha sido la protagonista en la divulgación de información acerca del supuesto vínculo de Lugo con el EPP, los aparentes casos de corrupción del presidente, el incumplimiento de su programa de gobierno y hasta las múltiples demandas de paternidad, con lujo de detalles. Hay que decir también que ninguna de las acusaciones ha tenido el peso suficiente para enjuiciarlo y sacarlo del poder.
Hoy vuelven los rumores sobre un posible golpe de Estado, mientras se desarrolla la antesala para las elecciones en el Congreso paraguayo, en momentos donde el resto de Latinoamérica también se prepara para contiendas electorales. Indudablemente las funciones del Congreso y de los procesos de integración regional en estos acontecimientos vuelven al centro de la escena; esperemos que sus acciones sean para asegurar comicios transparentes y para mantener la democracia procedimental…
La autora pertenece a la Juventud Organizada Peronista de Pergamino (Agencia Paco Urondo)
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