Rafaela (Santa Fe)(Agencia Paco Urondo)( publicado en Diario La Opinión 22/2/10)
Parece increíble que el siglo XXI, el de la globalización, internet y el posmodernismo, exista todavía una colonia, tal como las conocimos en la antigüedad, como parte de un imperio reteniendo un territorio alejado de su metrópolis. ¿Por qué, entonces, persiste Gran Bretaña en su negativa a discutir el futuro de la misma?
Es evidente, en consecuencia, que para el mundo en general el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas la incluye junto a otros dieciséis territorios no autónomos a ser descolonizados y para los argentinos, en particular, Malvinas es un tema pendiente.
La cuestión merece un abordaje más integral, para no creernos que constituye una simple y vieja historia de piratas, y de decisiones de una dictadura en retirada que llevó a la muerte a decenas de nuestros jóvenes.
Malvinas forma parte de un sistema integrado de defensa de la OTAN y del desarrollo militar estadounidense en el Atlántico Sur, que reconoce a Latinoamérica y Africa como continentes y a nuestras islas y el atolón Diego García en el Océano Indico como enclaves estratégicos y tácticos, respectivamente, para sus operaciones.
En esa lógica están integradas las bases militares en Colombia, con aviones que pueden ser reabastecidos por la IV Flota y que les permite tener un área de acceso prácticamente ilimitada en América del Sur.
Debemos reconocer, además, que las consecuencias de la globalización no se miden sólo en el desarrollo de las tecnologías y en la rapidez del acceso a la información, sino también en la puesta en práctica de esquemas militaristas de alcance mundial que perpetuan las estructuras de dominación.
No existe ninguna hipótesis de conflicto que justifique semejante despliegue, sólo una concepción imperial en las relaciones entre gobiernos y países.
Aparece también aquí la cuestión económica expresada fundamentalmente en la explotación petrolera.
El Gobierno nacional ha señalado, firmemente, su rechazo a "la pretensión del Reino Unido de autorizar la realización de operaciones de exploración y explotación de hidrocarburos en el área de la plataforma continental argentina".
Es claro que, como se mencionara, que esta actitud ataca abiertamente nuestra soberanía.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en este contexto, tomó la decisión de establecer la obligatoriedad de permiso para navegar entre el continente el territorio continental argentino y las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y se anunció la creación de una Comisión Permanente de Evaluación integrada por la Jefatura de Gabinete y los Ministerios de Planificación, Justicia, Economía, Industria y la Cancillería que coordinará las acciones para implementar el decreto respectivo, con el objetivo de defender los recursos naturales que pudieran existir en esa amplia área insular y marítima.
Esta medida impactará decididamente sobre las corporaciones locales y extranjeras- que renegando de la historia y nuestros derechos, pretenden garantizar sólo sus propios negocios.
Por lo tanto, resulta imprescindible reconocer los intereses económicos y militares que accionan para impedir que las Islas Malvinas dejen de ser una colonia británica.(Agencia Paco Urondo)
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