Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Durante una tarde calurosa, el ex Presidente y actual diputado Néstor Kirchner charló con los panelistas del programa “6, 7, 8” sobre diversos temas, entre los cuales figuraron la función desestabilizadora del bloque mediático opositor, y el papel estratégico de Héctor Magnetto en la instauración de un clima de desánimo en la sociedad, temas que sin lugar a dudas levantaron aún más la temperatura en las sucias cuevas de…
En la transmisión de “6, 7, 8” del día siguiente a la visita de Néstor Kirchner, los panelistas del programa comentaban sobre la cantidad de público que había concurrido a las tribunas y a las puertas del canal 7 para escuchar y alentar (formalmente con aplausos, pero cuando se podía con cantos y arengas) al hoy diputado nacional. El panelista Barragán expresó algo más que interesante al contar como una señora dudaba de la autenticidad de ese entusiasmo mostrado por el público de las tribunas, al preguntarle algo así como “¿pero esa gente la llevaron para que aplauda a Kirchner? ¿les dieron algo para que estén ahí?”. Lamentablemente, como el mismo periodista del programa explicó, el paradigma de los ’90 ha calado tan hondo en el pensamiento de la gente que hoy cuesta creer en la acción política legítima, en el militante que se organiza, que disfruta de una charla política, en las personas que se comprometen con un proyecto y un colectivo más allá de los desafíos existentes. La función de los medios en la creación de ese escepticismo fue precisamente uno de los ejes sobre los que Kirchner machacó para explicar las tendencias desestabilizadoras de distintos sectores de esa oposición inescrupulosa que sólo ve y anuncia crisis futuras como quien ve vacas volando.
Mientras el clima efusivo del principio fue dando paso a la expectación, el ex presidente empezó desgranando el proceso iniciado en 2003 con su llegada al poder. Luego de un informe sobre la inconsistente posición de Cobos como vicepresidente y jefe de la oposición al precio de 2 por 1, Kirchner criticó a los sectores políticos oportunistas que esperan cualquier traspié o discusión de formas para erosionar no sólo al gobierno nacional sino directamente al proyecto reformista e inclusivo que éste representa. Rememorando los diferentes períodos en los que su gobierno y el de Cristina Fernández fueron atacados por la oposición, fue analizando como el discurso de la institucionalidad que esgrimen los ahora defensores del republicanismo, esconde en realidad el juego de intereses económicos que estos tienen como bandera y el aún más complejo proceso de construcción de poder desde la manipulación de la opinión pública.
Resultó atrapante el pequeño recorrido histórico que trazó NK para mostrar las dificultades que tuvo que enfrentar en la construcción de poder que realizó en el 2003, cuando ante una coyuntura que le permitía pensar en un proceso de reconstrucción de la Argentina, las encuestas lo ponían muy por debajo de personajes como Reutemann. Ante este panorama, debió acudir necesariamente a aliados de peso como el “Cabezón” Duhalde, con el cual Cristina no dejó de tener sus dudas, según comentó en el programa el propio Néstor. Lo que Kirchner destacó de esta alianza coyuntural con el hombre de Banfield, fue el contacto que le brindó con diferentes personajes de influencia que, sin ser del ambiente político, movían los resortes del poder e imponían condiciones al accionar gubernamental, entre los cuales se encontraba el oscuro señor Magnetto, Director Ejecutivo del Grupo Clarín.
La débil posición en la que quedó NK luego de las elecciones del 2003 en las que quedó segundo superando apenas el 20% de los votos, más la función estabilizadora que debía cumplir luego del derrumbe total de 2001, contribuirían para el mantenimiento de un circunstancial pacto entre el CEO de Clarín y el actual ex presidente. Sin embargo, en la etapa de Cristina, que Kirchner definió como de profundización del proyecto a partir de los basamentos político y económico construidos durante su gestión, aquel pacto que venía rompiéndose de a poco, finalmente se quebró al no encontrar coincidencias en los proyectos de país que cada una de las partes tenía en mente. Es así como el avance en los intereses redistributivos y democratizadores del Ejecutivo sólo encontró negativas, críticas y amenazas por parte de los grupos económicos concentrados, entre ellos el Grupo Clarín.
Sin despeinarse y siguiendo la línea de la presidenta en cuanto al sinceramiento respecto a la situación de desconfianza con su vicepresidente, Kirchner reveló algunas intimidades de la relación de Magnetto con su gobierno y los gobiernos en general. Marcando la cancha, NK manifestó que el Director General del monopolio de medios más importante del país se mostraba una persona segura de su poder al expresarle en una reunión a principios de su presidencia, que él hacía que los medios de comunicación bajo su control dijeran lo que él quisiera que dijeran, desde el medio y el periodista más chico al más grande. La frase tiene algo de siniestro que muestra el poder de control y manipulación de la información que puede hacer un gran multimedio que, aunque quiera aparentar compromiso con la libertad de expresión y la imparcialidad informativa, no deja de ser una empresa privada que sólo busca beneficiar a sus accionistas y acomodar su interés económico en la realidad del país.
En base a otro informe de “6, 7, 8” en el que se mostraban los pronósticos apocalípticos de muchos periodistas de supuesta objetividad profesional (¿¿¿importar trigo y carne??? ¡¿pero dónde creen que vivimos, en el Sahara?!) y las presiones ejercidas al gobierno desde los distintos noticieros y programas políticos, NK avanzó en sus revelaciones comentando como el Grupo Clarín, en medio del conflicto del campo de 2008, había ofrecido inescrupulosamente su beneplácito y sus servicios comunicacionales a cambio de que el gobierno nacional le hiciera lobby para acceder a la compra de una porción de Telecom Argentina, ya que este último al encontrarse en situación monopólica debía vender parte de sus acciones para reestablecer las condiciones óptimas de competencia e inversión. La negativa a tal propuesta, junto con el avance hacia una ley antimonopólica en materia de medios audiovisuales, serían las causas de una lucha que se extendería a todos los planos y todas las situaciones, en la que claramente el gobierno se ponía del lado de los intereses del conjunto de los argentinos y el Grupo Clarín y sus apéndices, del lado de sus propios negocios.
Sin vuelta atrás en sus declaraciones, Néstor dejó en claro que Magnetto ocupa un lugar de privilegio entre los opositores al gobierno, siendo uno de los principales articuladores de todas las acciones mediáticas referentes a crear ese ambiente de pesimismo y desánimo que los medios quieren imponer en una realidad que se muestra diferente, al tiempo que este personaje es el encargado de levantar aquellas figuras políticas que se muestran como opuestas hacia la actual gestión nacional. Como señaló el panelista Raúl de la Torre, la importancia de estas revelaciones se ligan a que nunca un ex presidente había sacado a la luz las pujas de poder y las presiones políticas que ejercen ocultamente los sectores concentrados de poder económico, que hacen de su posición encubierta en la sociedad una fortaleza para poder ejercer control sobre los gobiernos de turno. Los gobiernos pasan y ellos se quedan.
Otro tema que abarcó la charla fue el conflicto que el gobierno de Cristina sostiene con el ex Presidente del Banco Central, Martín Redrado, el cual abrió la puerta para que Kirchner respondiera algunos cuestionamientos que se han planteado desde la oposición, respecto al pago de deuda con la conformación del Fondo del Bicentenario cuyo dinero provendría de las reservas. En relación al tema Redrado, NK planteó dos cosas significativas. Por un lado, el incuestionable rol director que posee la política económica del gobierno nacional como base fundamental para el funcionamiento de aquellos entes financieros pertenecientes a la esfera pública, léase BCRA. Si bien existe la famosa autarquía del Banco Central, es también cierto que la designación del presidente de la entidad emana del Ejecutivo (fue el mismo Kirchner que sacó en 2004 a Prat Gay y puso a Redrado para contentar a ciertos sectores financieros) así como este mismo poder es el que establece, a partir de determinaciones del Ministerio de Economía, la política económica de la cual se derivan el tipo de cambio y las tasas de interés que el BCRA se encarga de mantener.
La integración y dependencia de las funciones del Banco Central con la política macro económica del gobierno nacional hacen imposible que la entidad mantenga un Presidente que no concuerde con los lineamientos del Poder Ejecutivo, por lo que el atornillamiento de Redrado en su cargo sólo respondió a intereses políticos ajenos a la ética pública y a la teoría económica. Precisamente, el otro tema que Kirchner vinculó al conflicto de Redrado es el de la judicialización de la política, es decir, el hecho de recurrir al Poder Judicial para enfrentar decisiones políticas de un gobierno democrático. En este sentido, NK remarcó la función que cumple un Partido Judicial que tira paredes con la oposición, cuyo accionar se liga no a la aplicación de la justicia en su sentido más legalista sino a la obstaculización de cualquier medida del gobierno nacional en pos de determinados intereses partidarios, utilizando el fallo jurídico como forma de sobrepasar la discusión política que debiera verdaderamente resolver el conflicto.
Ya hablando del pago de la deuda y el Fondo del Bicentenario, NK respondió a aquellas posturas que piden la revisión de la deuda para evaluar su legitimidad y que critican al fondo que quiere crearse debido a que liberaría reservas para el pago de intereses. Si bien se puede y debe reconocer la ilegitimidad de la deuda pública contraída durante la última dictadura militar tal cual lo demostró Alejandro Olmos allá por los ’80, no podemos olvidarnos de la legitimación que se hizo de la misma por los sucesivos gobiernos constitucionales post dictadura, los cuales con la aprobación presupuestaria del Congreso avalaron su pago para el mantenimiento del chorro financiero que provenía del exterior. Sin acusar ni echar culpas, Kirchner dejó en claro que, más allá de lo retórico y las actitudes proto-revolucionarias, existe una realidad concreta en la que las deudas contraídas con los bonistas y las entidades internacionales han sido reconocidas e incrementadas sin chistar por los gobiernos de los ’80 y ’90 generando, por lo tanto, compromisos de pago que deben cumplirse actualmente para no coartar al país en sus posibilidades de crecimiento productivo a partir de la llegada de capitales con expectativas de inversión.
Ahora bien, NK no dejó de responderle a aquellos opositores de la derecha liberal que hoy sostienen, con gran sentido de oportunismo, que no debe pagarse la deuda con las reservas de la gente. Concisamente, Kirchner explicó que si la deuda no se paga con las reservas, las cuales han venido incrementándose gracias al gran estímulo fiscal que ha llevado a cabo el gobierno en los últimos años, la misma se paga con ajuste, o sea, con reducción de la obra pública, con disminución de jubilaciones y salarios, con menos política social, en síntesis, con el bolsillo de la gente. Como dijo el ex presidente, probablemente esa sea la política de la oposición si fuese gobierno pero el ajuste no concuerda con el proyecto de inclusión y bienestar social que pretende la actual dirigencia. Así como siguen criticando la estatización de los fondos de las AFJP, sin reconocer que con tal medida se recompuso el mercado de capitales gracias a lo cual logramos sobrellevar la mayor crisis económica de los últimos años a nivel mundial (¡¿a quien le íbamos a pedir prestado?! ¡¿Al FMI que se hundía como el Titanic?!), hoy sólo critican el uso mínimo de las reservas para erosionar una gestión que sigue siendo leal a los principios de independencia económica, soberanía política y justicia social.
El tiempo del programa no alcanzó para seguir escuchando a NK, pero por lo menos, muchas cosas se dijeron como para ir desnaturalizando la esencia impoluta que los propios medios se adjudican, y para ir observando la condición subrepticia de las críticas que hace la oposición al gobierno. Como expresó al final el propio Kirchner, hay muchos temas que los argentinos deben conocer, de los que se deben enterar para poder juzgar y elegir con determinación, sin mentiras ni miedos creados, para poder encarar con alegría el desafío que implica seguir el camino de la transformación social. No debemos obnubilarnos con los pronósticos catastróficos que los mandaderos televisivos nos quieren vender, tampoco debemos comprar aquellas lecturas y declamaciones que nos proponen desde una izquierda purista que juega desde el aire sin tocar la tierra. Rescatando aquellas palabras de Paenza que recogió uno de los informes de “6, 7, 8”, a este gobierno no lo atacan por lo que puede estar haciendo mal, sino por lo que hace bien, que vale aclarar, son muchas cosas. (Agencia Paco Urondo)
Liberales dudando de los números de Milei
Hace 7 horas
Como ví el programa, no tuvo desperdicio y en un todo de acuerdo con las expresiones vertidas por NK.-
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