viernes, 12 de febrero de 2010

Canal 13: De lo nuestro lo peor, por Pablo Llonto

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Revista 2010, gentileza José Bejarano) Entre otra obra maestra del terror empresarial, Canal 13 se ha convertido en uno de los lugares donde el Grupo Clarín arrasa con la leyes y persigue a sus trabajadores. Ni siquiera la justicia logra torcerle la mano a tanta prepotencia e impunidad. Aquí les mostramos la lucha de periodistas, editores y productores por lograr que escuchen sus reclamos, respeten a su Comisión Interna y permitan el ingreso de dos delegados a quienes Clarín pretende despedir. La empresa que pregona el respeto por las leyes, la primacía de la justicia y la hegemonía de las libertades, ha clavado una nueva dentellada a sus propias palabras. Dice Clarín en sus editoriales:

"La falta de reglas claras y la violación de los contratos generan incertidumbre". “La Argentina se ha caracterizado históricamente por la debilidad de sus instituciones y por la vulneración de derechos adquiridos". "Investigaciones mal hechas, chicanas de abogados... por primera vez un análisis de varios juicios al que accedió Clarín muestra porqué las coimas y los fraudes siguen impunes".

Hace Clarín, en una de sus empresas: Desde junio de 2008, cuando los trabajadores de prensa de Canal 13 y Todo Noticias (TN) intentaron organizarse sindicalmente para formalizar sus reclamos ante Artear S.A., la misma empresa que elaboró los textos anteriores desató una de sus habituales campañas de terror y "extermino sindical" para impedir que periodistas, camarógrafos, editores y productores accedieran a un poco de justicia laboral. Falta de pago de horas extras, obligación de trabajar feriados y francos, violación de la jornada laboral de seis horas, abuso de la ilegal figura del "pasante", pésimas condiciones de trabajo, eran algunas de las barbaridades que pretendían denunciar y que figuraban en los petitorios y borradores de los trabajadores en aquellos días de 2008. Empezaron por lo más elemental. Reunirse. Y luego afiliarse, y luego ver si podían introducir un poco de democracia en los pasillos y oficinas del canal. El objetivo era sencillo y bien humano: votar "Queremos votar", dijeron los muchachas y los muchachos del canal que decía llamarse "el canal de la gente".

En cuestión de horas los directivos del 13 y del Grupo Clarín abrieron las páginas de sus manuales de emergencia frente a estas situaciones. Y aplicaron las instrucciones. Despidos, congelamientos y persecuciones. Frente a la masiva afiliación de los trabajadores al sindicato (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, Utpba) para iniciar el procedimiento electoral, la repuesta llegó en forma de órdenes trasmitidas por los gallináceos empleados de seguridad: "no entran ni Moreira ni Junghanns". Marcelo Moreira y Ricardo Junghanns eran dos de los más firmes luchadores por la utopía de elegir delegados. En ese momento, las sombras y fantasmas de aquella represión de noviembre de 2000 (Clarín despidió a 117 trabajadores del diario, incluyendo los diez delegados sindicales electos meses antes, con ayuda de la guardia de la Infantería de la Federal) persiguieron a los jóvenes activistas que buscaban en el canal un mendrugo de derechos. De repente, nada de resignación. Ni Moreira ni Junghanns aflojaron; ni los jóvenes activistas frente a los latigazos de los Magnetto-boys de la calle Lima, en el barrio que parece un contrasentido, Constitución.

Convocaron a elecciones, continuaron con las afiliaciones y ante el silencio de la prensa grande, votaron. El 18 de diciembre de 2008, pese a las presiones y amenazas, una Comisión Interna surgía de otro acto digno de los compañeros. Como en 2000 en Clarín y como años después en los talleres de Arte Gráficas Rioplatenses (empresa del Grupo que edita las revistas), la democracia y los sueños se ganaban con coraje. Pero Canal 13 sabe de impunidades, y mucho más de poder. A partir de ese día impidió a los trabajadores que se reuniesen en la empresa ("nada de asambleas"), se negó a recibir a la nueva Comisión Interna, y le puso doble y triple tranca a los ingresos de Junghanns y Medina. Días antes del cierre de esta nota, los intentos por reincorporarlos continuaban. El último comunicado de los delegados que sí pueden ingresar a trabajar decía:

"Viernes 13 (de noviembre), no te cases ni te embarques", dice el refrán. Pero nosotros persistentes en el reclamo por hacer valer nuestros derechos laborales, nos metimos al agua y fuimos al Ministerio de Trabajo en esta tarde de lluvia. Los delegados de Canal 13 y TN solicitamos que la cartera laboral intervenga para concretar la reinstalación de Ricardo "Padrecito" Junghanns y Marcelo "Toba" Moreira en sus puestos como editores. En ese sentido, queremos contarles que en el día de hoy (por el viernes) la Justicia volvió a fallar a favor de los trabajadores y en el caso de Ricardo resolvió "ordenar la reinstalación... así como el pago de los salarios correspondientes al puesto de trabajo desempeñado". Esta resolución es importante para todos nosotros porque ratifica nuestra condición de delegados que el canal pretender desconocer y reafirma el despido injusto no sólo de Ricardo y Marcelo sino también de más de 15 compañeros que tuvieron activa militancia sindical.

La mayoría sabes quienes son Ricardo y Marcelo, a los compañeros más nuevos les contamos que son dos tipos solidarios que están dando una batalla en la Justicia para ser reincorporados en sus puestos de trabajos, ya que fueron despedidos sin causa por Artear, por sólo hecho de reclamar para que se cumplan nuestros derechos como laburantes y participar activamente para organizar una Comisión Interna en el ámbito de la empresa". El último fallo judicial, del juez del Trabajo 80, ordenaba la reincorporación de Junghanns, pero aquel 13 de noviembre, cuando concurrieron para efectivizarlo, los guardias de Artear impidieron el cumplimiento de la orden. ¿Se dará el milagro de un juez penal que indague y procese a los directivos del 13 por el delito de desobediencia?

No le pidas a Santo Biasatti o a María Laura Santillán o a Luis Otero que te informen de todo esto. O que lean el comunicado, como leyera Santo en 2002 el comunicado oficial de la empresa la noche en que detuvieron a Ernestina Herrera de Noble por la apropiación de dos bebés durante la dictadura. Muchos de los jetones de Clarín están en otra cosa. Como Gustavo Sierra, quien a fines de noviembre cumplió las directivas de sus patrones y ante la vergüenza ajena de sus compañeros, caminó la redacción de Clarín pidiendo firmas a todo el mundo para que apoyasen a la empresa en sus ataques al gobierno. ¡Pobre diablo este Sierra! (Agencia Paco Urondo)

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