miércoles, 10 de febrero de 2010

Editorial de Luis D´ Elía sobre Kirchner

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Compañero Néstor Kirchner:

Cinco años son un tiempo prudencial como para evaluar una etapa en la vida de una sociedad, de un pueblo, de un grupo o de una persona. A cinco años de la instauración del kirchnerismo por la vía democrática, es bueno pararse y hacer algunas reflexiones.

A poco de andar, no cabe la menor duda que éste ha sido y es el mejor tiempo que ha vivido el pueblo argentino en términos de acumulación y avance desde 1955 a la fecha.


Tres millones de nuevos puestos de trabajo, un millón y medio de nuevos jubilados, la anulación de las leyes de impunidad, una Corte Suprema de Justicia independiente y con alto grado de calificación y reconocimiento profesional, la derrota de Bush y el ALCA en Mar del Plata, la reestatización de Aerolíneas Argentinas y de la administración de las AFJP han sido las más destacadas medidas entre otras ochenta o cien de ese carácter, que signaron la acumulación de poder político y el avance inequívoco del campo del pueblo. Aun las derrotas como la que obtuviéramos la fatídica noche del voto no positivo la vivimos con orgullo militante. Fuimos derrotados proponiendo a las cámaras legislativas y al pueblo argentino la intervención del Estado en la renta privada de nuevos sectores oligopólicos, asociados a la vieja oligarquía terrateniente.


Bancamos incluso medidas “opinables” del centro a la izquierda, como la cancelación de la deuda con el FMI y el Club de París, y el blanqueo de capitales, porque entendíamos que éstas ampliaban los espacios de soberanía política a la hora de enfrentar a los acreedores privados y mejoraban sustantivamente nuestras posiciones económicas y financieras en un mundo signado por crisis devastadoras del capitalismo, que todavía no ha tocado fondo.


Es precisamente esta fidelidad, transformada en lealtad política la que nos debe permitir repensarnos a nosotros mismos en tanto y en cuanto fuerza política, pluralista y democrática.


Hoy vemos con asombro cómo se vuelven a considerar ideas implementadas en otros momentos históricos, como “el pacto social”. Esa puede ser una buena iniciativa si no queda reducida a sectores corporativos tradicionales. Ya que hoy, en una sociedad que todavía no ha cerrado las heridas abiertas en la crisis institucional de 2001, si no se abre la posibilidad a la participación protagónica de otros sectores sociales, toda iniciativa como ésta quedaría acotada a la hora de expresar representatividad política y social. Si el 70% de la clase obrera está fuera de la CGT y de la CTA, ¿por qué el kirchnerismo, con Kirchner a la cabeza, no contribuye a organizar a ese 70% de la clase que hoy es víctima de la economía informal? Aunque el gobierno venza en su combate contra el trabajo en negro, el empleo va a seguir siendo precario desde lo legal, y transitorio en lo temporal. Los sindicatos de trabajadores formales no han demostrado aptitudes para trabajar con este 70% de la clase obrera que hoy es víctima del libre albedrío.


Queremos mirar a los ojos al amigo Néstor Kirchner, compañero de tantas horas difíciles y decirle que los movimientos sociales, protagonistas de tantas gestas cuasi heroicas antes y después de Ud., no nos merecíamos un acto correcto en lo político, porque al partido de los patrones del campo había que contestarle desde los pobres, pero modesto en anuncios, reconocimiento y formato, como el acto de Olivos, donde todo lo que se podía mostrar era el banquito de la buena fe, de buenos compañeros cordobeses; y anuncios como el de las mil cooperativas nuevas que nos suenan a cuchillada trapera cuando vemos las tres mil cooperativas ya concretadas y que hace dos años que no reciben los aportes que deberían realizar los distintos programas.


Compartimos, porque es movilidad económica y es trabajo, que se anuncie la compra de coches y electrodomésticos a la clase media, que seguramente nos va a dar la espalda en las próximas elecciones, pero nos duele ver que nuestros compañeros todavía cobran 150 pesos por mes, aun con las mejoras que el registro de efectores pueda hacer.


¿Cuál es el rol para Ud., compañero Kirchner, de los movimientos sociales?


¿Entiende Ud. como nosotros y el pueblo argentino que somos el sujeto más dinámico de la clase obrera?


¿Cuáles son los ámbitos orgánicos de discusión de la política general del kirchnerismo?


¿No les parece menester que las organizaciones conservemos responsablemente un alto grado de autonomía política?


Los primeros dos años nos encontramos semanalmente con el Secretario General de la Presidencia para informarnos y procesar la política y la marcha general del gobierno. Los tres años siguientes nos limitamos a recibir órdenes. Siempre fuimos los primeros en responder con celeridad las demandas que nos planteaba el gobierno nacional y popular. Socios en las pérdidas y en las derrotas, y ninguneados a la hora de socializar los triunfos y el prestigio político.


Hoy, una caterva de funcionarios de menor cuantía, a los que no vimos en las horas aciagas del clima destituyente, nos tratan de manera pragmática y despectiva, haciéndonos sentir el látigo de la desidia y la soberbia.

Se nos pretende estigmatizar aguas adentro por abrazar la causa palestina, a sabiendas de que detrás de este tema se está discutiendo el futuro de la paz en el planeta. Palestina es a nosotros lo que el INDEC es a Moyano: la necesaria autonomía que construye nuestra legitimidad.

Néstor y Cristina, sólo ustedes pueden ayudar a la unidad de los movimientos populares.

Ustedes pueden ayudar a dar organicidad a miles y miles y miles de argentinos que hoy han descubierto el territorio como su ámbito de organización.

No va a haber profundización de la agenda política transformadora si no hay millones de argentinos organizados y concientes de esta hora crucial para la patria.

La Central de Movimientos Populares puede ser a ustedes lo que la CGT fuera a Eva Perón y Juan Perón.

El mundo ha cambiado, los actores sociales se han modificado y es preciso profundizar la mirada: terminar con el calentamiento global, la concentración y extranjerización de la tierra, la depredación y el saqueo generados por la minería en manos de las transnacionales, y avanzar en la nacionalización del petróleo, la democratización de los medios de comunicación y fundamentalmente en la distribución directa e indirecta del ingreso y de las riquezas argentinas son algunas de las tareas pendientes.

No vamos a caer en la egolatría de aquellos que desde la teórica mesa de arena intentan utilizar banderas nobles para saciar vanidades personales que terminan siendo funcionales a los peores intereses oligárquicos.

No es hora de obsecuentes ni alcahuetes, es hora de escuchar a los compañeros leales que nos hemos jugado la vida para que este proyecto pudiera consolidarse.

Somos aquellos que fuimos adoctrinados en la escuela que nos enseñó que primero está la patria. Por eso esperamos que escuchen con humildad y sabiduría los aportes que aquí hacemos, que seguramente redundarán en renovada frescura para nuestro movimiento social y político.

Se equivocan algunos compañeros cuando afirman que éste es un gobierno pragmático. Eso es duhaldismo. El kirchnerismo siempre se ha caracterizado por no dejar los sueños y las utopías colgadas del alambrado. Nada tiene que ver con el pragmatismo estos dos gobiernos que hemos caracterizado como el de los hijos y los nietos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

No nos equivocamos cuando, aun contradictorio e impuro, caracterizamos a estos dos gobiernos como los más importantes en términos de acumulación y avance para nuestro pueblo desde 1955 a la fecha.

No nos importa ni el maltrato ni la falta de reconocimiento ni el ninguneo, que en todo caso son contradicciones de tercero o cuarto orden. Con la mirada altiva clavada en los ojos del neo duhaldismo y del neo radicalismo alvearista, cuyas únicas propuestas son que los ricos no paguen impuestos y que sus exportaciones no tengan límites, achicando la mesa de los hogares argentinos, ratificamos nuestro compromiso militante con la vida y con la historia.

Con la certeza que desde una estrella Eva nos grita que la patria dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas, y desde ahí cerquita, desde otro lugar del cosmos militante, el Che nos dice “Hasta la victoria siempre, patria o muerte, venceremos”.

PD: Como diría el Nano: A veces la vida se nos brinda en cueros y otras veces nos quedamos chupando un palo sentados sobre una calabaza.(Agencia Paco Urondo)

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