miércoles, 20 de enero de 2010

Benedicto XVI, la amenaza del matrimonio gay y el cambio climático, por Luciano Fabbri

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Prensa De Frente) Lo que natura no da… Agudo en sus análisis coyunturales, El Santo Ario Padre nos alerta en su discurso de Año Nuevo, emitido días atrás en el Vaticano, sobre el peligro que significa para la creación humana, el matrimonio entre personas del mismo sexo. Como acostumbran los guardianes de la tradición y las buenas acostumbres, la naturaleza fue invocada una vez más como piedra angular de un dogma que se planta a contrapelo de la historia. Cuando el debate sobre la igualación de derechos respecto al matrimonio cobra fuerza en diferentes latitudes, logrando legislaciones favorables como en Portugal o la ciudad de México, el orden natural se hace presente en defensa del status quo.

"Las criaturas difieren unas de otras y pueden ser protegidas, o puestas en peligro de extinción, de diferentes maneras, como sabemos por la experiencia cotidiana. Una de esas agresiones proviene de leyes o propuestas que, en el nombre de la lucha contra la discriminación, ataca a la esencia biológica de la diferencia entre sexos", nos alerta El Santo Padre. La fetichización de las llamadas diferencias naturales es el pilar ideológico que legitima las desigualdades entre los sexos, entre las clases y entre las razas. Así las cosas, si la voluntad divina nos hizo inferiores, debemos resignarnos ante sus designios y tener fe, que si somos obedientes borregos en la tierra, el cielo nos espera para redimirnos.

La desobediencia, claro está, supone un castigo. Coherente con esta lógica perversa, el Arzobispo de la Diócesis de Granada, España, dijo días atrás que la mujer que “mata a un niño indefenso”, eufemismo católico para referirse a la interrupción de un embarazo, “da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar” de su cuerpo. De esta forma, la violencia sexual sobre las mujeres, no es más que una consecuencia del ejercicio contranatural y desmedido de sus libertades. En el mismo sentido, Benedicto nos dice que “…la libertad no puede ser absoluta, ya que el hombre no es Dios, sino la imagen de Dios, la creación de Dios. Para un hombre, el camino a seguir no puede estar determinado por el capricho o la obstinación, si no que más bien debe corresponder a la estructura querida por el Creador". Amén.

Mal que no veo, bien me lo paso

A sabiendas (de) que la pedagogía católica es un exponente de la didáctica innovadora y creativa, El Santo Padre escogió un ejemplo revelador para demostrar a sus fieles las dimensiones de la amenaza en cuestión. Así es que apeló a comparar al llamado "matrimonio gay" con las problemáticas medioambientales que todxs padecemos, fruto de la explotación capitalista y el saqueo imperialista de nuestros bienes comunes.

Claro que éstos no eran los responsables en su discurso. La Iglesia Católica no denuncia a los responsables, ya que debería denunciarse a sí misma. No hace falta recordar que en épocas del "descubrimiento" de América, ésta Institución no sólo ejecutó un genocidio en nombre de Dios y "el orden natural", sino que también saqueó las riquezas que hoy ostentan en la Santa Sede. En los discursos papales, los responsables son "los hombres", con las mujeres invisibilizadas implícitas, como se acostumbra en el lenguaje sexista. Si alertadxs de este mecanismo patriarcal en la lingüística, nos quedáramos con esa afirmación, haciendo referencia a los varones, en tanto género masculino, la afirmación papal tendría algo de cierto.

Digamos que aún cuando muchísimos varones padecemos las inclimencias climáticas fruto de la explotación salvaje de nuestros recursos, las mujeres, por ser las más pobres entre lxs pobres, son quiénes se encuentran en mayor medida, expuestas a las consecuencias de este modelo de explotación. A esto deberíamos añadir, que entre lxs poderosxs que poseen los medios de producción, la abrumadora mayoría son varones. De esta forma, el Modelo Androcéntrico, que tiene al varón (blanco, cristiano, heterosexual, consumidor, proveedor de familia, y en lo posible, propietario) como medida de excelencia desde dónde medir las jerarquías sociales, se complementa con un Modelo Antropocéntrico, dónde "el hombre", en genérico universal, ejerce una relación de dominio sobre la Naturaleza.

El Ecofeminismo nos alerta sobre estas complicidades al denunciar el paralelo existente entre la dominación patriarcal sobre los cuerpos de las mujeres, y la dominación capitalista sobre los bienes naturales, lo cual deja al desnudo que la construcción social de la masculinidad hegemónica, caracterizada por un ejercicio vertical del dominio sobre otrxs, es a todas luces funcional al sistema de dominación múltiple, donde tanto las mujeres como la Naturaleza aparecen inferiorizadas ante una razón masculina y patriarcal que se sirve de ellas según sus necesidades.

A grandes males, grandes remedios

En tiempos en que los movimientos populares comienzan a apropiarse en mayor medida de las reivindicaciones socioambientales y de géneros, sería interesante poder profundizar nuestro análisis sobre cómo se entrecruzan las múltiples formas de dominación, opresión y explotación. Contraer matrimonio o no, continuar un embarazo o no, lejos de ser problemáticas a subestimar por las izquierdas, se inscriben en el legítimo derecho a ejercer libremente y de forma autónoma la soberanía sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes. Superar ciertas concepciones autoritarias y patriarcales que persisten en la cultura de las izquierdas, amparadas la mayor de las veces en la primacía de la contradicción principal, implica asumir el desafío de cuestionarnos en aquellos valores dominantes que reproducimos en nuestras prácticas cotidianas y en nuestras construcciones, arribando a la comprensión profunda de que no se trata sólo de socializar los medios de producción, sino de radicalizar la democracia para socializar el poder.

Como dice Lohana Berkins, “Para que no un pedacito, para que todo el cielo sea rojo, rebelde, resistente, y que en ese cielo brille fuerte el arco iris.” Otro desafío, sin duda, es saber qué hacer con la Santa Basura. (Agencia Paco Urondo)

1 comentario:

  1. la mejor iglesia que ilumina es la que arde
    a cuanta gente se a matado en nombre de dios ipocritas . no se los llama genocidas sino evangelizacion .

    ResponderEliminar