Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Cuando el 18 de setiembre del 2009 la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista dio a conocer su declaración fundacional, estábamos anticipando lo que pronto iba a ocurrir. Entonces al precisar los aspectos centrales de su accionar, textualmente promovíamos “la sanción de una nueva ley de entidades financieras y la Reforma de la Carta orgánica del Banco Central”. La grave situación institucional creada por el ex Presidente del Banco Central quien resiste, insólitamente, primero una decisión en materia de política económica de la Presidenta de la Nación y luego su remoción dispuesta por el Poder Ejecutivo Nacional, hace necesario recordar que “Quien orienta el crédito, orienta la economía del país”.
Este concepto divulgado incansablemente por el lúcido Arturo Jauretche en la década del 60, es el que había llevado al primer Gobierno de Juan Domingo Perón a nacionalizar, con el fin de promover una economía de pleno empleo, el Banco Central de la República Argentina, ente rector del sistema financiero que – sin ninguna duda – es un servicio público. Hasta entonces, el Banco Central desde su fundación en la década del 30, había sido pensado “independiente” del Gobierno nacional pero íntimamente ligado al sistema financiero internacional por entonces conducido por el Imperio Británico. Es este carácter funcional a la usura financiera el que se restablece con las dictaduras militares y se reinstala con la ley de Menem Cavallo de 1992 en plena hegemonía neoliberal. Sistema que obviamente facilitó el saqueo de la riqueza nacional de un modelo que explotó en el año 2001.
La reinstalación a partir del 2003 de un modelo productivo basado en el mercado interno, la producción nacional y la redistribución de la riqueza requiere que el Gobierno posea las herramientas que garanticen la vigencia del mismo. Un sector de la oposición y sus voceros económicos están empecinados en golpear al gobierno hasta hacerlo trastabillar, con declaraciones, anuncios y efectos mediáticos contrarios a la política económica de crecimiento, distribución e inclusión social. A ello se suman algunos periodistas ligados a los grupos oligopólicos de los medios vociferando acerca de la sacrosanta autonomía del Banco Central. Al frente de la institución esta Martín Redrado, prolijo funcionario del establishment financiero quien de repente se ha transformado en el guardián de los depósitos e intereses nacionales.
Curiosa definición de quien no hizo nada para evitar que “fugaran” 40.000 millones de dólares sustraídos del circuito financiero local, después que el gobierno tomara la decisión de retornar la seguridad social a la órbita del estado. Naturalmente, Redrado, Cobos, Morales, Carrió, militan en el privilegiado club de los endeudadores, socios cercanos de los megacanjes y los blindajes utilizados para vaciar la riqueza nacional. Todas las proyecciones para el 2010 hablan de una notable recuperación económica, lo cual hace suponer que el nivel de reservas a utilizar volvería a niveles óptimos. La creación del fondo del Bicentenario afecta un 30% del excedente recaudado y solo el 14% del total. Además, su aplicación esta fuertemente vinculada a la creación de empleos, mejores jubilaciones, financiamiento de obras públicas, etc. Resulta curioso que el propio Martín Pérez Redrado aplaudiera entusiasta su creación, para luego escudarse en la normativa del Banco Central para boicotearlo.
Lamentablemente la vigencia de dicha normativa, establece que el Banco Central no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional. No menos cierto es que el presidente de la entidad es designado por el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado, y que su remoción es también decretada por el Poder Ejecutivo previa consulta no vinculante a una Comisión del Congreso de la Nación. No cabe ninguna duda, tampoco, de que el Presidente del Banco Central no puede desconocer una decisión presidencial con fuerza de ley. Sin embargo la sospechosa pretensión del Sr. Pérez Redrado de mantenerse en el cargo, más allá de una inconstitucional judicialización del conflicto, es sin ninguna duda improcedente. Está claro que la Presidenta de la Nación tiene la facultad de removerlo más allá de la valoración que pueda hacer la Comisión ad-hoc del Congreso de la Nación. La Constitución Nacional reconoce sólo tres poderes, no cuatro. Reiteramos: la Carta Orgánica del Banco Central es una rémora inaceptable del neoliberalismo que llevó al quebranto a la Nación y a la miseria al Pueblo Argentino.
Las reservas monetarias que hoy tiene el Banco Central son el resultado de la política económica de los Gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. No casualmente éstas han garantizado la recuperación de la economía nacional con el objetivo del pleno empleo. La actitud de Pérez Redrado y de quienes lo instrumentalizan, ya sean jueces que recuerdan u olvidan el texto constitucional según les parece, opositores irresponsables, o el Sr. Cobos que insiste en desconocer sus obligaciones como integrante del Poder Ejecutivo Nacional, sólo pueden ser funcionales – como está a la vista – a los intereses de los especuladores financieros, de los fondos buitres, y de quienes no quieren que nuestro país prosiga en la senda de la recuperación económica y de la justicia social iniciada en marzo de 2003.
Recuperar la soberanía de nuestros actos para fortalecer un Proyecto nacional requiere desconfiar de los “presentes griegos”, encarnados por funcionarios que no provienen del campo popular a menos que se quiera abrir la puerta a la especulación y la entrega. La Nación necesita un Banco Central sin caballos de Troya, que tenga como objetivo “permitir mantener un desarrollo económico ordenado y creciente con sentido social, un alto grado de ocupación y el poder adquisitivo de la moneda” (J.D.Perón).
Comisión Política: Antonio Caló, Omar Viviani, Mario Manrique, Jorge Lobais, Domingo Moreyra, Carlos Ríos, Nelson Farina, Horacio Ghillini, Omar Plaini, Juan C. Schmid, Julio Piumato. (Agencia Paco Urondo)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario